Capitulo 25

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Pov Anastasia

Sin darme cuenta, mi mano voló hasta mi pecho, donde mis dedos comenzaron a acariciar mi pezón. Gemí suavemente, recordando los suyos en cuanto se corrió, las cosas traviesas que me susurraba en el oído, y la fuerza que hacía al embestir dentro y fuera de mí.

Cerré mis ojos, y sentí como el agua caliente recorría mi piel mientras mi mano bajaba por mi estómago, hasta mi entrepierna. Ya estaba húmeda y me mordí el labio, gruñendo ligeramente mientras mi dedo dibujaba círculos sobre la sensible piel. Ahogué un grito en cuando sentí un par de brazos fuertes rodearme y una mano cubriendo la mía.

-¿Qué tal si me dejas ayudarte con eso?- susurró provocativamente en mi oído. Un sonoro suspiro salió de mis labios, y me incliné sobre él, dejando caer mi cabeza contra su pecho.- ¿En qué estabas pensando?"- plantó un pequeño beso sobre mi cabeza mojada y usó su nariz para ladear ligeramente mi cabeza, dándole acceso a mi cuello.

-En ti..."- dije, casi sin respiración.-...anoche.

-Mmmm- su suave gemido vibró contra mi piel, mientras comenzó a mover nuestras manos despacio, acariciando mi clítoris con nuestros dedos.- Yo también estaba pensando en eso. ¿Ves lo que me haces? -Se inclinó ligeramente y su erección se deslizó entre mis piernas. -¿Esto te lo hago yo, Ana?- Deslizó nuestras manos más abajo y acarició mi entrada, sintiendo la resbaladiza humedad.

-Oh Dios, Christian "- suspiré. No sabía que me gustaban más; nuestras manos sobre mi piel o el sonido de su sedosa voz diciendo mi nombre.

-Joder, me encanta cuando dices mi nombre.- Sus caderas comenzaron a moverse, haciendo que chocara una y otra vez contra mi.- Dios, Anastasia.
Gemí cuando movió nuestras manos, haciendo que introdujera un dedo suyo y otro mío en mi interior.

-¿Sientes eso? ¿Lo húmeda y caliente que estás?- Los empujó más adentro.

El momento era tan intenso que me tambaleé un poco. Su brazo libre me agarró por debajo de mis pechos, sujetándome mientras su pulgar acariciaba mi pezón.

-¿Te gusta eso, cariño? Me encanta estar dentro de ti. "

Deslizó los dedos más profundamente y comenzó a sacarlos y meterlos.

-Mmmm... sí, Chris... Oh, joder... eso me gusta.- Mi voz temblaba y estaba sin aliento, y el placer me abrumó. Las cosas que este hombre me hacía me dejaban sin sentido y sin vergüenza. Parecía que nunca era suficiente.

Nuestros cuerpos mojados se deslizaban fácilmente, y dejé caer mi cabeza sobre su hombro, gimiendo en cuanto se acercó mi clímax. Agarré su pelo con mi brazo libre, y giré la cabeza para besarlo profundamente. Gimió en mi boca y supe que estaba disfrutando de esto tanto como yo.

-¿Quieres correrte, Ana?

-Joder, sí.- Me estaba desesperando.
La presión estaba creciendo y necesitaba más.

Gruñí al perder su tacto mientras llevaba nuestros dedos entrelazados hasta sus labios, y lentamente los metió en su boca. Era la cosa más sexy que había visto, y no pude reprimir el sonido del deseo que escapa de mí.

-Podría saborearte todos los días durante el resto de mi vida, y nunca me cansaría de hacerlo. ¿Lo sabías?- Intenté formular un pensamiento coherente, pero parecía que el sentido me había abandonado. Puso sus dedos en mi boca y acarició mis labios. Saqué la lengua y sus ojos se oscurecieron.- Eres una chica tan mala.- Me giró para mirarlo, y me apretó con fuerza contra el frío mármol de la pared, poniendo mis manos sobre mi cabeza. -No te muevas.- dijo severamente.

Comenzó a plantar besos por mi cuello y por mis hombros, acariciando mi piel con su barba rasposa. Bajó hasta mis pechos, e inhalé con fuerza cuando los agarró con las manos, levantándolos gentilmente mientras me miraba a los ojos. Sus pulgares rozaron mis pezones, y mis ojos se cerraron ante el placer. Sentí su aliento caliente chocar contra mi pezón mientras hablaba, haciendo que se endurecieran más aún.

-Dime que no quieres que pare. "- Lo tomó en su boca y me mordí el labio con fuerza, intentando no gritar.- No seas terca, Anastasia.- susurró contra mi piel mientras se movía hacia el otro pecho.

-Dime que no quieres que pare, y no lo haré.- Comenzó a succionar, tomando más de mí en su boca, y no pude resistirlo más.

-No pares. "- susurré.

-¿Cómo dices?- Sus labios se movieron entre mis pechos, continuando hacia mi ombligo.

-He dicho que no pares. "- Estaba frenética, mi cuerpo dolía por liberarse.

Me llevó al límite con solo apretarse a mí. Lo necesitaba, y ahora mismo, haría cualquier cosa. Cualquier cosa que me pidiera.

-¿Quién te hace esto, Anastasia?"

-Tú. Solo tú, Christian.

Se puso de pie, besándome lentamente y susurrando en mi boca.

-Solo yo.

Su mano se deslizó hacia abajo por mi cuerpo y levantó mi pierna, rodeándolo.
Miré hacia abajo para ver nuestros cuerpos, y no pude evitar gemir al ver su miembro, duro y expectante,
descansando entre nosotros. Mis ojos examinaron su cuerpo.

Era tan perfecto.

Aparté mis manos de la pared, y dejé que mis dedos trazaran círculos a través de su pecho y por sus abdominales. Se estremeció ligeramente mientras movía mi mano por sus duros músculos hasta sus caderas, donde me quedé paralizada. Eso era.... ¿eso era un tatuaje?

-¿Qué...?- Me detuve, asombrada.

Apenas podía articular palabra. Me aparté un poco de él, mirándolo a los ojos brevemente antes de volver la vista al dibujo. Justo debajo del hueso de su cadera había un círculo con una elegante inscripción en francés. ¿Cómo carajos no me había fijado antes? Pensé en todas las veces que habíamos estado juntos. Siempre lo hacíamos con prisa, o a oscuras, o medio desnudos. Debería darse cuenta de mi cara de sorpresa.

Mi SecretariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora