Capitulo 18

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Pov Christian

Miré a mi alrededor para asegurarme que los demás seguían interesados en el pase de diapositivas.

Me incliné para acercarme y susurré.

-Bueno, eso quiere decir que me gustaría tener otra oportunidad para demostrar cuanto lo siento. "-Podía aparentar frialdad, pero la conocía lo suficiente para ver a través de ella.

-Señor Grey, estoy muy segura de que sus días para demostrarme nada se han terminado. "

-Yo no estaría tan seguro, señorita Steele
. " -dije antes de volver a apoyar la espalda sobre el respaldo. ¿Qué demonios estaba haciendo? ¿Me había vuelto loco? Esta mujer no era la más indicada para eso, hasta yo lo sabía.

Como diría la ley de Murphy, la reunión duró más de lo esperado y mi padre, mi hermano y yo tuvimos que irnos inmediatamente para la comida que teníamos a continuación. Asentía y hablaba cuando era necesario, pero realmente no tenía la cabeza allí.

Estaba más interesado en escapar de esa reunión y poder volver a la oficina, para demostrarle a qué tipo de juego estaba jugando.

Cuando volvimos, la señorita Steele estaba hablando por teléfono, en un tono casi audible.

-Bueno,tengo que dejarte, papá. Tengo que ocuparme de unos asuntos. Te diré lo máspronto posible cuándo podré ir a visitarte. Necesitas dormir, ¿vale?"- dijosuavemente.

Después de una breve pausa, se rio, pero entoncesno dijo nada durante un largo rato. Ni yo ni las dos personas que tenía a milado se atrevieron a decir nada.

-Yo también te amo, papá.

Se me encogió el estómago en cuanto escuché eladorable tono de su voz cuando dijo esas palabras. Giró la silla, y sus ojos seagrandaron cuando nos vio a los tres detrás de ella, y comenzó a ordenar lospapeles de su mesa. Me miró antes de dedicarle una mirada más amable a mifamilia.

-¿Cómo haido la reunión, Carrick? ¿Elliot? -dijo dulcemente, como si yo no estuvieraen la sala. Puse los ojos en blanco ante su comportamiento infantil.

-Bien, Anastasia.- contestó mi padre,sonriéndola cálidamente.- Ha ido como laseda, como siempre. Tú y Elizabeth han hecho un gran trabajo ocupados de todo.No sé qué harían mis hijos sin ustedes. "-Ella arqueó la ceja mientras seaclaraba la garganta para hablar.

-Señor, hayalgo de lo que necesitaba hablar contigo y con tu hijo: Necesito unos días parair a casa durante un tiempo. "- Me sorprendió el pánico que sentí duranteun momento en cuanto lo dijo. Nunca había pedido vacaciones, y rara vez llamabapara decir que estaba enferma, así que me cogió desprevenido.

-¿Cuándo?"-pregunté tratando de parecer despreocupado.

Mi padre se acercó a ella antes de que pudiera hablar,y puso su mano en su hombro.

-Creo que es una excelente idea. Hacetiempo que no vas a casa; será bueno para ti.

-Pero - intenté interrumpir pero mipadre sacudió la cabeza.

-Puedesarreglártelas con la ayuda de una sustituta, Christian.- dijo mi padre severamente.

Sentí como se me apretaban los dientes.

-Podemosdiscutir eso más tarde. Ahora mismo, los tres tienen que atender unaconferencia telefónica en el despacho del señor Grey.- dijo sonriéndoles aellos, evitando mirarme a los ojos.

Asentí, pero por dentro estaba echando humo. No mecabía duda de que, aunque el deseo de ver a su padre era sincero, también erauna manera de distanciarse de mí.
Quizás eso era algo bueno; disipar la tentación deser una víctima.

-Porsupuesto. Disfrute de sus vacaciones, señorita Steele.- y con eso, entré enmi despacho, dando un portazo.

En el momento en que lo hice, me arrepentí. Genial.Mi padre iba a patearme el culo por haberme comportado otra vez de esa manera.Caminé hacia mi mesa, e hice una mueca en cuanto mi padre y Elliot entraron. Nodijeron nada mientras se ponían cómodos, y evité mirarlos mientras me inclinabapara ver unos papeles que tenía sobre la mesa.

-Christian.-Suspiré en cuanto mi padre habló, y dejé el bolígrafo antes de mirarlo. Estabasentado el sofá de piel, con expresión de decepción.- Christian, ¿realmente tenemos que seguir adelante con esto?"

-No malgastes tu tiempo, papá. "- dijo Elliotmetiendo baza desde el otro lado del despacho.
Estaba de pie junto a la ventana, inclinado,observando el tráfico.- Ya he tenidoesta conversación con él. No servirá de nada. "

Fruncí el ceño mientras lo miraba. Judas.

-Es que no entiendo por qué no pueden seramables el uno con el otro. Los dos son inteligentes, maravillosos,determinados, y obviamente trabajan muy bien juntos. Nunca te he escuchadoningún comentario acerca de su rendimiento. "- Pensaba que había escuchadouna risa de Elliot pero mi atención volvió rápidamente en mi padre.

-Supongo que he fallado al ver la conexión.Hijo, ya ha pasado casi un año. ¿Por qué no pueden simplemente actuar comoadultos?"- preguntó con sencillez.

Antes incluso de que pudiera pensar en unarespuesta, Elliot se giró para mirarme.

-Te diré lomismo que le dije a él; son muy parecidos. Los dos son demasiado testarudospara retroceder y admitir que han juzgado mal a alguien. "- dijo, con airesde suficiencia.

-Estoy deacuerdo con tu hermano, Christian. He visto cómo trabajan juntos; hacen unequipo increíble. Solo tienen que llevarlo a un nivel más personal. "- Sucara se volvió seria de repente.- "Losdos tienen ese encuentro del IABC en Seattle la semana que viene, ¿verdad?"-Asentí fríamente. No me gustaba a donde nos iba a llevar esto.

-Durante tres días, tú y Anastasia estaránjuntos sin puertas de despachos de por medio, y no habrá nadie más parainterrumpirlos. Espero que te comportes tal y como te hemos enseñado y que latrates con el mayor de los respetos. Y antes de que te pongas a la defensiva,"- añadió, agarrándose las manos, "-, yahe hablado con Anastasia de esto.- Mis ojos se agrandaron y lo miré hechouna furia.

¿Había hablado con la señorita Steele de nuestrarelación personal?

-Sí, me temoque esto no es solo cosa tuya; y me aseguró que da lo mejor de sí. ¿Por quécrees que la sugerí como tu asistente en primer lugar? No tenía duda de quepodría ser lo mejor para ti. ¿Cuántas asistentes tuviste durante el añoanterior a volver a Chicago, Christian?"- preguntó con una sonrisa.

Elliot ni siquiera intentó aguantarse la risa estavez. Era verdad que durante mi último año en Louis Vuitton, tuve dosasistentes, pero porque mis expectativas eran muy altas.

No tenía nada que ver con mi actual situación conla señorita Steele.
Fruncí el ceño ligeramente al darme cuenta de algo:ella había hablado en mi defensa.
Podía haber dicho fácilmente que yo eradesagradable con ella, pero en vez de eso, le dijo a mi padre que también eraculpa de ella y que podría arreglarlo. Decir que estaba sobrecogido eraquedarme corto.

-Papá,admito que mi relación con la señorita Steele es poco convencional. "-comencé, rezando para que ninguno de los dos viera el verdadero significado deesa frase.- Pero te aseguro, que nodificulta en nuestra habilidad para conducir los negocios. No tienes quepreocuparte de nada.- Eso pareció calmar a mi padre, y enseguida comenzamosa tratar otros asuntos mientras esperábamos nuestra llamada.

-Bueno..."-comenzó a decir mi hermano,- ¿Hanescuchado algo sobre una pequeña timba de póker que algunos de los becariosmontaron la pasada noche en la sala de correo? Me han dicho que fue bastantebuena. "- Sacudió la cabeza mientras se reía.

-Son unospersonajes"- dijo papá en broma.- Elliot,¿cómo diablos te enteras de estas cosas?"- Incluso yo sentía curiosidad.

-Oh, sebastante de lo que suele pasar por aquí. "- dijo, remarcando.
Puede que fuera mi culpable consciencia, pero juroque me miró más tiempo del necesario.- Tengoque decir, que algunos de esos becarios me asustan"- Me reí, contagiado porsu risa. No podía estar más de acuerdo. Nuestra conversación fue interrumpidapor el zumbido del interfono, informándonos de que nuestra llamada estabalista.

El resto del día fue ajetreado, pero sinincidentes. Cuanto más pensaba en las vacaciones inminentes de la Srta. Steelemás parecía una buena idea. Estaba gastando demasiado tiempo y energía pensandoen la situación.
Casi no recordaba nada de la reunión de estamañana, y yo, por encima de todas las demás personas, sabía que no era muybuena manera de hacer negocios.

La magnitud de esta distracción era algo tanextraño para mí, que en realidad daba un poco de miedo. Sería mejor conseguirtener las cosas bajo control antes de pasar tres días juntos, con sólo unapared delgada del hotel separándonos. A pesar de mis esfuerzos, el solopensamiento de este simple hecho fue suficiente para que mi miembro seendureciera un poco. Sabía que estaba frente a otra larga noche.

Los siguientes días fueron de mucho trabajo. Notuve más que unos instantes a solas con ella, lo que extrañamente aumentó latensión sexual que constantemente vibraba entre nosotros. Los pequeñosdetalles, como su mano rozando la mía cuando me pasaba algún documento duranteuna reunión, una mirada sobre la mesa sentados en una conferencia en elalmuerzo, o incluso el sonido de su voz en mi buzón de voz, parecía elevar milibido más aún.

Cuando amaneció el martes por la mañana, sabía queíbamos a tener una conversación. Estaría fuera de la oficina hasta el viernes,y hoy era nuestro último día junto en el resto de la semana. Ella había estadoen una clase con los demás asistentes de dirección toda la mañana, y sentí queme estaba poniendo ansioso con respecto a lo que le diría. Sabía que queríaestar con ella otra vez, no había absolutamente ninguna duda sobre eso. A pesarde mis pensamientos inapropiados, mi conciencia y mi propia necesidad deauto-preservación me habían estado asolando toda la semana.

Tenía razón para poner distancia entre nosotros.Esta atracción que sentíamos cuando estábamos juntos era totalmente enfermiza.Nada bueno podía salir de ahí, y decidí una vez más utilizar el tiempo deseparación para crear una especie de resistencia a ella. Al entrar en laoficina después del almuerzo, me sorprendió encontrarla sentada en suescritorio muy ocupada trabajando en el ordenador. Me detuve al llegar a lapuerta, una vez más sorprendido por lo hermosa que era realmente. Nunca se lodiría, pero era imposible de ignorar.

-No sabíaque estaría aquí, Srta. Steele- dije, tratando de no mostrar ningún tipo deemoción de mi voz.

-Sí,surgieron algunas cosas a última hora por lo de Seattle, y aún tengo quediscutir con usted mi ausencia"- dijo, sin mirar hacia arriba de supantalla de ordenador.

-¿Legustaría pasar a mi despacho, entonces?"- Le pregunté, sin saber cómoquería que respondiera.

-No"-dijo rápidamente.- Creo que podemosmanejar esto aquí mismo."- Mirando hacia mí con una mirada astutaindicó a la silla frente a ella.- "¿Leimportaría sentarse, Sr. Grey?

Ahh, la ventaja de campo. Casi me eché a reírcuando me di cuenta que estaba usando uno de mis propios trucos contra mí.Vacilante ocupé el asiento frente a ella y esperé a que empezara.

-Sé que sehabrá ido mañana, así que no hay razón para que yo esté aquí. He arreglado quetenga una ayudante temporal mientras que yo esté ausente la próxima semana, yya le he dado a Elizabeth una lista detallada de la programación y las cosasque usted necesita. Dudo que haya ningún problema, pero por si acaso, ella secomprometió a mantenerle vigilado - arqueó una ceja con el reto y yoentorné mis ojos a cambio.

-Tiene minúmero, incluido el número de la casa de mi padre, si necesita algo.

Empezó a comprobar una lista delante de ella, y medi cuenta de cómo y que eficiente era. No es que no estuviera al tanto de estascosas, pero de alguna manera me pareció un poco más evidente en ese momento.Mirando hacia arriba, nuestros ojos se encontraron y ella continuó

-Mi plan esrecogerlo directamente en el aeropuerto de Seattle.

Nuestros ojos se encontraron un momento, y estabacasi seguro de que nuestros pensamientos eran los mismos, Seattle sería unaprueba colosal. Si de algún modo lográbamos mantenernos alejados el uno delotro, tal vez todo saldría bien.

La atmósfera en la sala comenzó a cambiar poco apoco, el silencio decía más que las palabras. Apreté la mandíbula fuertementecuando me di cuenta de que su respiración se había detenido. Me costó cadapedacito de la fuerza de voluntad que tenía no abalanzarme por encima de lamesa y besarla.

-Entonces,la veré en Seattle- dije en voz baja, consciente de que mis palabrasentrañaban más de un significado.

-.- respondiósimplemente.

-Que tenga buen viaje, señorita Steele.-dije, ocultando en mi voz la confusión que sentía en mi interior. Me puse depie, asintiendo cortésmente y entrando en mi despacho, dando otro portazo a misespaldas.

Mi SecretariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora