Pov Anastasia
Unas horas más tarde, estaba sentada en mi mesa con Elizabeth, tratando de darle sentido al lío de trabajo que había para mí. La puerta de la oficina se abrió, y Christian entró. Me quedé sin aire y rápidamente mantuve la compostura mientras lo observaba, con su traje negro, incapaz de ignorar la manera en que la tela acentuaba su largo y delgado cuerpo.-Buenos días, señor Grey.-dijimos al unísono.
-¿Se lo ha pasado bien en Seattle, señor Grey?-. Elizabeth preguntó, levantándose de la silla para mirarlo. Me mordí el labio para no sonreír mientras dejaba de mirarla, para mirarme a mí.
-Sí, me lo ha pasado de maravilla, señorita Morgan. Ha sido muy... gratificante- respondió suavemente, moviendo sus ojos sobre mí. -¿Señorita Steele, puedo hablar con usted en mi despacho un momento?"-Por supuesto- respondí fríamente. Me puse de pie y miré a Eli. -Vuelvo enseguida. "
Sacudió la cabeza y me sonrió, articulando con la boca las palabras "buena suerte", antes de volver la vista a sus carpetas. Christian esperó por mí, sujetando la puerta del despacho, y mirándome a los ojos mientras entraba. En el momento en que la puerta se cerró, me agarró y sus labios devoraron los míos con urgencia.
-Te fuiste- susurró contra mi boca y mi cuello. - No quiero que lo vuelvas a hacer. "
-Te deje una nota.- le respondí sin aire, poniendo los ojos prácticamente en blanco mientras su mano se movía hacia mi blusa.
-Sí, encontré tu nota, provocadora.- Me reí al recordar lo que había añadido después de mi explicación. -No tienes permiso para irte por la mañana sin despertarme y darme un beso de despedida, ¿trato hecho?- Se apartó ligeramente para mirarme a los ojos, y la seriedad de su expresión me sorprendió.
-Trato hecho. "
-Bien, y ya que no recuerdo mi beso de despedida, será mejor que lo des ahora. "- Sonreí mientras me inclinaba para besarlo, cerrando los ojos y presionando mis labios contra los suyos, suaves. Me besó con ternura antes de apartarse y mirarme a los ojos. -Ana,- susurró agarrando mi cara y atrayéndola a la suya con sus manos, besando mi boca una vez más. Mis labios se abrieron y gemí suavemente cuando su lengua se deslizó en mi boca, olvidándome de que estábamos en su despacho y que Elizabeth estaba justo al otro lado de la puerta. Sus manos bajaron hasta mis hombros, por mi espalda hasta la parte de atrás de mi falda, agarrando mi trasero. Me acercó a él y gruñó. -¿Qué llevas debajo de esto? No noto nada más que un liguero.
-Quizás es lo único que llevo.- le dije para provocarlo. Soltó un sonoro gruñido y presionó su frente contra la mía.
-Come hoy conmigo. "
-No puedo. Quedé para comer con Claus y Kate. "- Levantó la cabeza y me miró.
-¿Claudia?- preguntó. Asentí y sacudió la cabeza ligeramente. -"Lo siento, Ana.
-No hay nada de lo que preocuparse. Todo irá bien.- Asintió sin mucho convencimiento. Estaba a punto de responder cuando el teléfono sonó afuera, en la oficina. -Tengo que volver.- dije, inclinándome para besarlo de nuevo. Me devolvió el beso y observó cómo salía, con expresión extraña en su cara.
Me pasé el día más ocupada de lo que esperaba, y antes de que pudiera verlo, la puerta del exterior se abrió y un pequeño cuerpecito colisionó contra mis piernas.
-¡Anaaa!- Un gritó de alegría llenó la sala, y miré hacia abajo para ver una cabeza llena de rizos brillantes con una mirada familiar que me observaba.
-¡Señorita Mia!"- le dije con la misma alegría, cogiéndola en brazos y colocándola en mi regazo. -¿Dónde está mami?
-Allí- respondió, señalando la puerta abierta. En ese momento, una agotada pero guapísima Claudia apareció.
-Aquí estás, enana. ¿Cómo puede moverse tan rápido con esas piernas tan pequeñitas?
-Estaba deseando ver mi cofre de los tesoros, ¿verdad?"- le pregunté, agradecida de que la pequeña fuera una especie de parachoques entre Claudia y yo. Mia aplaudió excitada antes de abrir el cajón que guardaba para ella. Buscó entre los pequeños paquetes antes de enseñarme dos de sus regordetes dedos.
-¿Puedo coger dos?- preguntó.
-Uhmm,- hice una pausa mientras lo consideraba, aguantándome la risa por su cara de súplica. -Haremos un trato. Puedes coger dos, pero entonces me darás dos besos. ¿Trato hecho?"
La pequeña saltó contenta antes de inclinarse y rodearme con sus pequeños brazos y besar mis mejillas dos veces.
-¡Tío Christian!- Me giré despacio para ver a Christian de pie junto al marco de a puerta observándonos, con una sonrisa pícara en su cara. Mia saltó de mi regazo y corrió hacia él. La recogió y la lanzó al aire antes de llenarla de besos.
-¿Cómo está hoy mi osito?"- le preguntó, pasando su mano adorablemente por sus rizos dorados.
-La señorita Ana me estaba dando tesoros. "- dijo, señalándome.
-¿En serio? Entonces será mejor que sigas. "- La llevó hasta mi mesa y se arrodilló mientras ella buscaba en mi cajón, decidiéndose finalmente por un brillo de labios y pegatinas.
Observé como los ojos de Christian viajaban desde el cajón hasta mí, con una expresión interrogante en su cara.
-Ana siempre tiene tesoros para ti, ¿verdad osito?"- dijo desde el otro lado de la sala. La niña asintió y besó mi mejilla de nuevo antes de escalar hasta los brazos de su tío.
-Bueno, "- comenzó a decir, mirando a Mia. -Yo no soy tan guapo como la señorita Anastasia, pero también tengo algo para mi pequeño osito, si ha sido buena. "
-Jolie"- susurró la niña, tocando el pelo brillante y alborotado de Christian, que rio y asintió.-"Sí. Jolie, bonito. ¿Puedes decir algo más?"-preguntó, señalándose la nariz.
-¡Le nez!"-gritó ella.
-¿Magnifique,ma petite cherie Ojos?"- preguntó, acariciando ligeramente los ojos de la niña.
-Les yeux"-respondió después de pensarlo un momento. Miré a Claudia, quien sacudió lacabeza.
-Siempre hacen esto cuando se ven. "- Me giré para observarlos, maravillada por ver ese lado de Christian. Se me hacía raro verlos juntos, ya que Claudia o Elliot siempre la llevaban directamente al despacho después de visitarme a mí, y él nunca salía.
– Très bien.¿Boca?"- la niña se frotó la cara mientras pensaba.
-¡La bouche!"-exclamó maravillada de sí misma. -¿Y los regalos?"- Lo miró suplicante y volvió a pasar su manita por el pelo de Christian.
-Cómo podría resistirme a la niña más guapa del mundo"- respondió Christian mientras me guiñaba un ojo y se dirigía a su despacho.El sonido del pequeño chillido de Mia me trajo de vuelta a la realidad y observé cómo se sentaba en su mesa mientras soplaba su cuello. Ella se rio y la puso en su regazo, sacando un precioso paquete del cajón de su mesa.
-Christian, "- le advirtió.Él la mandó callar con un gesto de su mano, observando como Mia comenzaba a tirar de los lazos de satén del paquete. -Siempre hace esto, comprarle cosas demasiado caras para una niña tan pequeña.
-Oh cállate,Claudia."- dijo contra su pelo. Observé como la ayudaba a desenvolver el papel brillante y sacaba de la caja el vestido rosa más bonito que había visto.
-¡Christian!"- gritó Claudia. La boca de Mia se abrió hasta el suelo mientras sus pequeñas manitas tocaban la delicada tela.
-Jolie.-susurró con veneración.
-Sí, muy bonito. Pensé que te gustaría un vestido nuevo para nuestra próxima hora del té. ¿Te gusta?"- Ella rodeó con sus bracitos el cuello de Christian mientras se hablaban con tono tierno.
-Venga, Ana. Esto va a seguir así durante horas. Vamos a comer. Christian,"- lo llamó,- Sí se pone muy pesada, llévala con Elliot. "
Yo asentí, incapaz de apartar la vista de Christian y la niña, y cosas que jamás imaginé, empezaron a burbujear en mi mente.
-¿Ana?"- Me giré para ver a Claudia de pie junto a la puerta, esperando por mí.
El trayecto hasta el restaurante lo hicimos envueltas en un incómodo silencio, y deseaba poder hablar con ella sobre todo esto, pero de repente, Claudia rompió el silencio.
-Tengo que disculparme.- Me giré para mirarla con alivio. -Lo sé, lo se... alucinas. "- Suspiró profundamente, parecía estar pensando lo que iba a decir. -Ana, soy muy protectora con mi familia, pero... tengo que admitir que reaccioné de manera exagerada. Todavía no estoy de acuerdo con lo que estuvieron haciendo...- Hizo una pausa, haciendo una mueca de desagrado. -Pero los dos son adultos, y realmente, no es de mi incumbencia. "
Le dediqué una sonrisa, aceptando su disculpa. – ¿Significa eso que se ha terminado?"- Me miró preguntando.
Mierda. Tragué saliva e intenté formular una respuesta creíble.
-Lo sabía"- dijo sacudiendo la cabeza.
-¿Sabías qué?"- le pregunté, incómoda.-Quiero a mi marido, pero a veces puede ser un idiota. Estabas ayer en el apartamento de Christian, ¿verdad?
Miré hacia abajo, debatiéndome entre mentir o no, decidiendo finalmente quedarme conla verdad.
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Mi Secretaria
FanfictionLa historia original es de Bere Pico, adaptada por mi Christian Grey es un capullo HERMOSO, con clase. En este punto de su vida lo tiene todo; dinero, coches y mujeres. Anastasia Steele es su guapísima secretaria, y durante nueve meses, él ha he...