Nina baila y bebe todo lo que su cuerpo le permite, está disfrutando su cumpleaños cómo si fuera el único.
Se siente aliviada, había estado pasando por unas semanas terribles, y cuánto más cerca parecía que estaba de su cumpleaños más angustiada y vacía se sentía.
Y por primera vez, después de todos esos días de angustia y de soledad, es que podía disfrutar y darse el gusto de estar junto a las personas con las que ella quería celebrar un año más de vida, por eso también es que se había enojado con su hermano, ya que él había sido el que se había ofrecido a llevarla a dicho evento y por su demora había llegado tarde a su propia fiesta de cumpleaños.
Connor fija su vista en ella cuándo la ve dirigirse hacía la barra detrás del vip de ellos...
La cuál es la única barra que abastece la zona en la que todos se encuentran.
—Nina ¿Qué va a ser esta vez?— Pregunta divertida, Andrea, al mismo tiempo qué limpia la barra con un trapo blanco que huele a menta.
—Hola, Andre.— Sonríe y muerde su labio inferior divertida.
El alcohol está haciendo un poco de estragos en su cuerpo, pero se encuentra en perfectas condiciones. Luciendo impecable, sólo qué un poco más risueña de lo normal.
—A tus ordenes.— Sonríe con un fantástico peinado.
—No tengo la frapera llena en las mesas... Algunos de los chicos se están empezando a quejar y prefiero venir yo a qué vengan ellos y se tomen atribuciónes qué no corresponden.— Hace un puchero divertido.
Andrea, inmediatamente, suelta una carcajada contagiosa y le da una botella de champagne y demanda a una de las meseras a llevar cinco botellas más con energizante a la mesa de la anfitriona.
—Gracias, Andre.— Se saludan amablemente y la rubia se gira para ir con Megan, Amanda y Karen, que parecen estar más sedientas que ella, pero no dejan de bailar.
Karen y Megan son esa clase de amigas que sólo están para ir a bailar, salir a tomar unos tragos y divertirse.
El asunto con Amanda es mucho más serio...
Son amigas desde hace bastantes años y la una en la otra pueden confiar ciegamente, es por eso que Valentina sabe con quién hablar ciertos temas y a quién llamar cuando quiere un rato de diversión, aúnque, no por eso dejan de ser sus amigas.
—Si queres lo podemos compartir, preciosa.— Un castaño un metro y medio más alto que ella aproximadamente le impide el paso tras decir aquella frase.
Valentina traga en seco y se sorprende al verlo en su camino. Venía pensando en sus amigas y no estuvo atenta a su alrededor.
—Permiso.— Sonríe con una pequeña mueca de incomodidad y niega con la cabeza empujándolo.
Intenta ser lo más cordial posible, porque así es su personalidad, pero gracias a las copas de champagne que tiene en su interior no puede evitar no expresar aquella mueca de desagrado que le generó que estuviera coqueteando sin que ella se lo hubiera insinuado.
Aquél sujeto vuelve a interrumpir su paso observando la de arriba abajo, sin ningún pudor.
—¡Hey! Muñeca, no te hagas la difícil.— Le guiña un ojo de manera completamente asquerosa para Valentina, e intenta tocar una de sus mejillas.
—¡Tengo con quién compartirlo, permiso!— Asegura, volviendo a moverse.
—¿Estás segura de eso?— Él vuelve a insistir, impidiéndole el paso.
Valentina lo mira bastante incómoda moviendo su cabeza. —Te dije qué si.— Sisea achinando sus ojos.
Él sólo suspira relamiéndo sus labios. —Muñeca, no lo hagas difícil, lo vamos a pasar bien, lo prometo, o al menos yo estoy seguro de qué sí.— Sonríe de costado burlón, lo cuál a Nina le parece repugnante.
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Elijah
RomanceValentina, Nina para los amigos, lleva más de un año sin saber que perdió la memoria en un accidente automovilístico causado por sus dos hermanos, de lo cuál ella desconoce absolutamente. La vida de nuestra protagonista cuenta dos hermanos que se h...