parte 35 - Defensoría

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Su segunda copa de martini en mano hace más llevadera la reunión.

Él se queja, gruñe y niega con la cabeza cada dos por tres... —¡No puede ser!— Maldice por lo bajo.

Cuándo no logra un rápido sí por parte de sus futuros inversionistas, toma su mano y la aprieta cómo si nada hubiera pasado entre ellos.

No es algo premeditado, al contrario, se arrepintió de hacerlo, pero no quito la mano de allí porque se sentía cálido y cómodo.

—"Tranquilo, Connor."— Se intenta autoconvencer para sus adentros.

Ella sólo sonríe y se muestra amable frente a todos.

Las dos mujeres restantes beben de sus copas e ignoran a sus maridos.

No les preocupa ser groseras, e incluso, hablan en su idioma y hacen algunas bromas con Nina, quién les responde con amabilidad y cordialidad, ya que ella habla perfectamente en italiano y en árabe.

Gracias a que una vez viajaron con el morocho, y quiso tomar unas clases para poder no sentirse incómoda frente alguna conversación.

Siente a Connor nervioso y tenso a su lado.

Se llega a preguntar qué tan mal la debe estar pasando para ponerse de ese modo, porque en lo que a su memoria respecta, ella jamás vió a Connor nervioso.

Kol se mantiene cerca de ellos.

Y cada tanto le da una mirada a Valentina para darle los ánimos que necesita para seguir estando sentada a su lado.

—No podes tomar alcohol.— La regaña en su oreja, en un susurro, mientras que sus invitados piden otros tragos al mesero que está exclusivamente para ellos.

Todo su cuerpo siente un escalofríos de punta a punta cuando su aliento choca en su cuello, a veces olvidaba lo qué era estar cerca de él.

—Ups, se me paso.— Sonríe cínica.

Muy incómoda y con grandes ganas de ponerse de pie y retirarse.

Él traga saliva.

Está demasiado nervioso y que ella esté haciendo aquello lo pone peor.

—Deberias haber pedido agua...— Bufa y su nuez se mueve de arriba abajo.

Se encuentra molesto y todos los detalles lo incomodan.

—Creo que puedo, Connor, no voy a dejar de estar drogada de analgésicos para el dolor, es sólo para relajarme y pasar la noche, qué ya bastante me está costando.— Muestra su copa y la bebe molestándolo.

Connor traga saliva. —Vida...— Aprieta su mandíbula.

Valentina arquea sus cejas. —Si, puedo... Y no digas nada más al respecto, porqué puedo levantarme e irme.— Sonríe burlona y sube sus hombros con disimulo.

Él vuelve a tragar saliva. —No me contradigas.— Cierra los ojos y sigue moviendo sus manos.

Ella sonríe con malicia, dedicándole una mirada de arriba abajo.

—Preocupate por no parecer tan necesitado de cocaína, porque se están dando cuenta, y realmente no vas a conseguir ese sí por parte de ellos.— Acota.

Connor arquea una ceja y la mira incrédulo...

Eso necesitaba efectivamente, si no podía tener a Nina tenía que solucionarlo de otra manera, sinó se volvería loco.

Estaba tan frustrado y fuera de eje qué no podía permanecer más tiempo en aquella reunión.

—Estás con medicamentos, no te pases...— Sisea.

ElijahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora