parte 36 - Límite

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—¿Mi cartera? ¡La había dejado acá!— Alza su ceja y frunce sus labios mirando a su amigo, quién suspira y rueda sus ojos obvio.

Alec sube sus hombros.

Era pésimo mintiendo y peor aún cuándo estaba ebrio.

Y había visto el momento exacto en el qué Kol se la llevó.

—Yo no la vi a decir verdad...— Frunce sus labios.

Ella niega.

Fue demasiado para toda la noche que tuvo y es momento de regresar a su casa.

Aprovechando que Alec está prácticamente ebrio y no la va a obligar a ir a la oficina de su hermano mayor. Pero cuándo la cuenta de que su cartera no se encuentra dónde la había dejado, es más que obvio que algo referido al subir allí tiene que ver con su desaparición.

—Necesito las llaves de casa.— Mira a la barra dónde había visto por última vez su clouch...

Alec se acerca y toma su rostro con ternura. —¿Ya te vas?— Frunce sus labios, no habiendo prestado atención a las palabras de su amiga y ex cuñada.

Valentina lo observa de forma obvia, mientras que él no hace más que hacer un puchero divertido con sus labios.

Teniendo muy en claro en su cabeza que necesita llevar a la oficina principal de todo ese club, porque era algo que se lo había prometido a Connor.

Y no había forma de que fallara a su promesa.

—¡Quédate un rato más!— Insiste haciendo nuevamente esa mueca con sus labios.

—Planeo mañana volver al trabajo y necesito descansar un poco, incluso, creo que tengo que tomar un medicamento porque me está empezando a doler el hombro.— Hace una mueca con sus labios.

Alec se preocupa, sí lo dice es porque le duele realmente y no se puede aguantar el dolor...

Valentina no era una persona de llamar la atención y estaba más que claro de que si se lo estaba diciendo, es porque ya se había pasado de la raya.

—¿Te duele mucho?— Maldice. —¿Trajiste los medicamentos?— Una mueca de preocupación se cruza por su rostro.

La mira preocupado.

Valentina le regala una sonrisa negando con la cabeza... —Estare bien, solo lo tomaré al llegar a casa, además todavía no se cumplió el horario en el que tenga que tomar la segunda dosis.— Le informa para que calme sus nervios.

—Fue mi culpa, te hice estar haciendo cosas el día de hoy y ahora no paramos un segundo de movernos.— Suspira entre cerrando sus ojos.

—Si hice las cosas que hice hoy no fue por tu culpa, fue porque yo quería hacerlo.— Niega.

Alec frunce sus labios en una mueca, viéndose imposibilitado de hablar cuándo la rubia vuelve a tomar la palabra.

—¿Algún indicio de quién tenga mí cartera?— Se queja mirando hacia todos lados.

El ojiazul mueve sus dedos entre sí.

Era el momento.

—Connor.— Rueda los ojos y la mira divertido.

La rubia suspira y niega con la cabeza, estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para no pensar que él podía llegar a estar detrás de todo esto, no obstante, era imposible sorprenderse, Connor siempre se salía con la suya, y era inevitable que en esta oportunidad no lo hiciera.

—No puede estar sin llamar la atención ni una sols hora.— Bufa y sube sus hombros.

Su amigo la toma por sus hombros y la calma. —Nina, tranquila, es sólo una cartera...— Susurra.

ElijahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora