Parte 32 - El pedido

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Dos toques de nudillos golpeando la puerta blanca la despiertan. —¿Connor, estás ahí?— Sisea.

Frota sus ojos y acostumbra sus pupilas a la luz del sol con un poco de dificultad.

—¿Ugm?— Aprieta sus labios y acomoda su cabello mientras qué se reincorpora de la cama, cuándo vuelve a escuchar de nuevo los dos toques en la puerta.

Se siente perdida pero con el cuerpo totalmente descansado, casi el dolor del brazo se fue y no siente incomodidad para moverlo.

Si bien, está haciendo leves movimientos, cómo el doctor le recomendó, al despertar los mismos no le generan ni el más mínimo dolor, por lo que se siente con buenos ánimos.

Además de qué se encuentra agradecida de qué ayer no le tuvieran qué inyectar nada para quitar la sustancia qué le provocó la alergia en su cuerpo y lo haya podido solucionar de otra manera.

Algo que la lleva a pensar en la incomodidad que sintió en ese momento al estar nuevamente en los brazos de su ex prometido y sentir la calidad y la sencillez de lo que ese abrazo significaba.

—¡Siento que dormí mil días!— Susurra para ella misma.

La rubia se recuesta en el respaldo suspirando, luego mira hacia el bulto que yace sobre el sillón extrañada.

Una sensación extraña recorre su cuerpo, a medida que reconoce quien es.

—¿Que?— Niega con la cabeza y no se sorprende de verlo ahí, pero si se sorprende de verlo dormido entre tanta tranquilidad.

—Increible.— Parpadea.

Se levanta despacio tomando su celular y abre la puerta encontrándose con Kol quién arqueando sus cejas.

—NIna.— Carraspea.

Estaba más que claro que no esperaba que ella fuera la que respondiera.

Es más, estaba haciendo hasta lo imposible por despertar a su amigo de otra forma, para que la rubia no se enterara de nada de esto.

Ella arquea sus cejas completamente sin entender nada. —¿Kol?— Achina sus ojos al verlo.

—Lo siento si la desperté, señorita Nina...—!Baja la cabeza apenado.

Ella lo mira con burla y le sonríe.

Sabía perfectamente que el custodio la estaba intentando no tutearla para seguir manteniendo la distancia prudencial que ambos querían tener.

—No pasa nada, Kol.— Rresponde subiendo sus hombros y restando la importancia al hecho de que la habían despertado.

—Estaba buscando al jefe, realmente lamento haberte molestado.— Traga saliva y coloca sus manos detrás de su espalda.

Parece bastante intranquilo para ser tan temprano.

Ella mira su celular, mientras qué abre la puerta del baño tomando su enjuague bucal y cerrando la puerta en la cara de Kol por dos segundos.

Kol maldice colocando sus ojos en blanco y creyendo que le acaba de cerrar la puerta en la cara por la relación que ambos tienen.

Para su sorpresa es la rubia quién lo calla, cuándo vuelve a abrir la puerta y se muestra con una sonrisa un poco más fresca y radiante.

—Lo siento por eso, pero no podía charlar tranquila si no lavaba mis dientes.— Se ríe rodeando los ojos...

Kol sonríe de costado.

Siquiera se había percatado de aquello, no obstante, es algo que le causa algo de gracia y de curiosidad, debido a que es algo que lo retrotrae a las épocas en la que él y Valentina solían llevarse más que bien.

ElijahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora