parte 74 - Aceptación

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—Alec.— Muerde su labio inferior llamando a su hermano.

—Se que prometí los contratos para hoy, pero te lo voy a dar mañana.— Baja la mirada ensimismado en su trabajo.

—No es eso.— Se queja.

—¿Entonces?— Lo mira curioso y luego vuelve a bajar la vista hacia su computadora.

—¡Alec!— Grita.

—¿Que?— Sube sus manos soltando todo y lo mira.

—Necesito un padrino de casamiento.— Demanda frío.

—Te buscaré candidatos entre tus amigos y grupo selecto, y te lo hago llegar a la noche.— Piensa. —Mejor mañana a primera hora.— Asegura.

Connor bufa y lo mira.

—Fuera de la oficina ahora.— Señala con la cabeza el pasillo.

El loft había quedado tal como estaba y donde antes funcionaba la oficina de Valentina ahora Alec se había equipado el lugar.

Cuando Connor entraba quedaba cegado por la pantallas de computadora, pero su hermano era muy bueno en aquello y el le brindó el presupuesto necesario para que estuviera cómodo.

Connor corta la cafetera dejando dos tazas cargadas de café, mientras que escucha a su hermano bajar.

—¡Perdón, es un día difícil!— Explica pasando ambas manos por su cabello.

—Necesitas delegar tareas, augusto te puede ayudar.— Demanda dándole una taza de café.

—Gracias.— Suspira bebiendo la taza con ganas.

—¿Donde está Tobey?— Se queja frunciendo el ceño.

—Me está ayudando con unos planos de un nuevo circuito.— Explica señalando la terraza.

—Quiero que seas mí padrino, Alec.— Señala las bolsas de dolce y gabbanna que hacen sobre el sillón.

—Si claro, conta con eso.— Termina de tomar la taza y se da media vuelta.

—Gracias.— Se ríe, Connor, sabiendo que su hermano necesita dormir con urgencia.

—¡Carajo!— se da vuelta con una sonrisa en su rostro. —¿Que fue lo que dijiste?— Balbucea.

Connor se ríe y acepta su abrazo.

—Que vas a tener que dormir bien para mí padrino de bodas.— Le guiña un ojo palmeando su espalda.

—¡No puedo creer que me elijas a mí!— Verdaderamente se nota sorprendiendo.

—Jamas estuvo en discusión a quien fuera a elegir Alec, sos la primera opción siempre hermanito.— Sonríe.

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—¿Y que tan nerviosa estás?— Sonríe.

Ella mira su vestido y muerde su labio inferior, se ríe y lleva una mano a su cabello sin peinar,

—¿Es broma?— Casi que grita sonriente.

—¿Del uno al cien?— Toma de su copa de champagne y la mira de arriba abajo sin dejarla responder cosa que hace que la rubia suelte una carcajada muy contagiosa,

—Un millón.— Muerde su labio inferior.

—Te ves hermosa.— Le recuerda tierno,

—Eso ayuda un poco.— Sus mejillas se ruborizan de inmediato.

ElijahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora