parte 10 - La explicación

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Alec regresa resignado a la casa de su hermano, aparca su moto en el garaje exterior, esperando a encontrarse algo así, pero tan sólo sabe que es algo que desea y es más que consciente de que no va a ser una realidad en estos momentos.

Por eso mismo no puede evitar pasar una mano por su cabello y mostrar una mirada de decepción a su alrededor.

Los guardias lo saludan mientras él responde el saludo con un amigable gesto de cabeza.

Pero en su mente solo está el echo de dónde está Connor y cómo se encuentra, es por eso que marca inmediatamente el número de Kol.

No puede dejar de pensar en cómo dejo que se fuera estando de aquel modo sabiendo que algo le podría llegar a suceder.

Al primer pitido el custodio de su hermano lo atiende inmediatamente. —Alec, esperaba tu llamado.— Sonríe.

Alec suelta el aire contenido en sus pulmones, gracias a que la contestación que había tenido le daba la pauta de que estaba al tanto de todo lo que estaba ocurriendo.

—¿Kol, lo estas siguiendo?— Suspira. —Decime qué si, por favor.— traga saliva en seco.

—Estoy cuidando de él, quédate tranquilo, Alec, en ningún momento lo perdí de vista.— Aclara.

El morocho niega.

No se encuentra tranquilo, ni siquiera sabiendo que el custodio está a su lado, y no lo va a estar tampoco hasta que pueda ver frente a frente a su hermano, y el mismo se encuentre en su propiedad.

—¡No puedo estar tranquilo, nos golpeamos, y como si eso fuera poco dije cosas sin pensar, Connor me necesita y sólo fui un imbécil!— Lleva una mano a su cabello frustrado.

Hace una mueca con su rostro de dolor, los golpes que le había dado estaban comenzando a hacerse notar en su cuerpo.

—¡Connor va drogado, Alec! No es tu culpa, y vas a tener suerte si recuerda una sóla frase de lo qué dijiste, no le des vuelta a tu cabeza, está situación es algo que se sale de control siempre.— Suspira. —Con Connor todo se sale de control.— Mira hacía adelante.

Alec suspira.

Tenía que admitir que las palabras sonaban realmente ciertas, por más que le doliera en el alma el hecho de cómo su hermano se estaba matando poco a poco y no hacía nada al respecto para remediar esa situación.

—Él es así, pero yo no, y sólo quiero cuidarlo y poder ayudarlo a que no se sienta tan sólo, o no se sienta de la manera en la que todo el tiempo parece estar frustrado y con ese dolor en el pecho.— Admite.

Kol sonríe.

—Lo estás ayudando, Alec, necesita tiempo, sólo eso, estás haciendo un gran trabajo, teniendo en cuenta la personalidad de Connor.— Moja sus labios.

Alec pasa una mano por su nuca. —¿Dónde esta?— Suspira.

—¡Por ahora no se metió en ningún problema, tranquilo! Está en su auto a las afueras... No salió del mismo todavía, incluso.— Explica vigilando muy de serca a su jefe

Alec maldice. —¡Connor siempre lleva cocaína en sus autos, controla eso, no podemos dejar qué se pase, ya tiene qué dejar de hacer esas cosas, carajos!— Demanda.

Kol asiente apretando sus labios.

Entiende por un lado lo inquieto que se encuentra el menor de los hermanos, pero también comprende a la perfección cómo se debe de encontrar su jefe y amigo y más sabiendo, aún, las características del carácter que tiene Connor.

—No creo que vaya a tomar más, lo estoy vigilando, Alec, y se qué pensás que Connor es autodestructivo, pero tiene una cosa en la cabeza por la que vivir, y no va a dejar de ser un miserable viendo a Valentina vivir su vida, por la alternativa de morir por sobredosis.— Murmura.

ElijahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora