Los parpados le pesan pero vuelve a intentar que estos se abran, huele un olor que le resulta conocido, tabaco y alcohol, pero más en su totalidad alcohol.
Es por eso mismo qué quiere abrir de inmediato sus ojos para saber en dónde se encuentra justamente, ya que no está acostumbrada a sentir esa fragancia en su departamento.
—Ouch.— Sus ojos se cierran al momento que las luces del día la dejan casi ciega por el reflejo.
Suspira, toca las sabanas, aprieta en un puño la suave tela, moja sus labios y vuelve a abrir sus ojos, esta vez no los cierra, pero si los achina un poco, da un pantallaso y la habitación no la reconoce cómo suya, pero se le hace vagamente conocida.
Suelta un delicado suspiro, su vista viaja al suero que yace a su lado y la mano que tiene aferrada a una mano totalmente tatuada, cuándo reconoce esa mano, luego de unos minutos de mantener sus ojos achinados sobre ella, quita su mano rápidamente.
Se reincorpora contra el respaldo y lleva su mano al corazón agitado.
Voltea a su costado y se encuentra con Elijah dormido, su cabeza torcida a un costado, sus rodillas levantadas a la altura de su pecho, la botella de bourbon vacía tirada a sus pies, junto con sus zapatillas y celular a varios metros de su cuerpo.
—¿Que?— Jadea.
No se pone nerviosa, y tampoco sabe porque se siente segura, sólo procesa qué ya la tortura pasó y ella está en un lugar seguro...
Le llama poderosamente la atención qué él esté allí... No obstante, también le preocupa el hecho de que se sienta calmada estando al lado de él...
Cierra sus ojos de nuevo y cuándo los abre y mira su cuerpo se da cuenta de qué sigue con la misma ropa que lo recuerda haberlo visto ayer.
Ella por su parte tiene un buzo de algodón de hombre que resulta ser muy abrigado, a pesar de ver sus lesiones no es consciente del dolor, ya que no siente nada, evidentemente durmió todo un día y su cuerpo esta bajo los efectos de los medicamentos, agradece aquello porque aún puede recordar el dolor y el miedo que tuvo cuándo estuvo en aquella habitación.
La puerta se abre y Valentina mira con curiosidad quién ingresa por ella.
Jadea cuándo ve a su hermano Kaleb todo magullado, hubiera esperado ver a Lucas, pero seguro él tenga una buena respuesta para ella.
Kaleb se percata de su ex cuñado y tuerce la boca brevemente, evitando que su hermana lo vea.
Cierra con delicadeza la puerta y se adentra en la habitación. —¿Cómo estas?— Cuestiona en voz baja.
Se sienta del otro lado de la cama y acaricia su brazo, las lagrimas se juntan en sus ojos, no puede dejar de pensar en lo qué hicieron y lo peor de todo es qué fue en vano.
—Estoy más que segura de que vos sabes mejor que yo cómo me encuentro.— Responde, algo seca para su gusto.
Kaleb traga saliva. —¡¡¡Lo siento, Nina, no sé cómo pudo pasar!!!— Baja la mirada, no es capaz de mirarla a los ojos.
Ella suelta una carcajada ronca, de la cuál se sorprende, porque no es una persona que se comporte de esa manera.
Le había salido del corazón comportarse de ese modo y mostrarse muy poco agraciada para con uno de sus hermanos. —Bueno en realidad sí sabemos cómo pasó.— Sisea, más que obvia sacando todo su veneno para con su hermano.
—¡Pensé que te perdía!— Suspira agachando su cabeza.
Valentina tuerce su entrecejo, no puede creer la cantidad de hipocresía que hay en cada una de sus palabras.
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Elijah
RomanceValentina, Nina para los amigos, lleva más de un año sin saber que perdió la memoria en un accidente automovilístico causado por sus dos hermanos, de lo cuál ella desconoce absolutamente. La vida de nuestra protagonista cuenta dos hermanos que se h...