Parte 25 - El despertar

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El problema, para él, es que el impacto más grande se lo lleva la rubia, quién lo mira con sus ojos entre cerrados, mientras dan tres giros sobre el aire.

Sus labios entre abiertos lo alertan y sacan del shock a Connor.

—¡Valentina!— Sisea.

Le toma la mano y ella abre sus ojos ante el tacto. —No fue tan rápido después de todo.— Susurra en un tono hiper bajo.

Elijah logra ver la patente del camión dándose media vuelta por dónde vino, e intenta memorizar la misma, al mismo tiempo, qué escucha el comentario de su ex novia.

El segundo impacto le llega a él, hace una mueca con sus labios por el dolor y suelta un pequeño jadeo, no obstante, no suelta su mano.

El tercero se lo lleva, de nuevo, Valentina, moviendo su cabeza de atrás hacía adelante por el impacto.

Y el cuarto vuelve a llevárselo ella cuándo quedan completamente con el auto dado vuelta y Valentína colgando del asiento, sujetada sólo por el cinturón de seguridad, ya sin conocimiento.

—¡¡Valentina, no!!— Grita. —Mierda, no.— Susurra aterrado.

Siente que la sangre se le va del cuerpo, qué no puede respirar, qué está por tener un ataque de pánico y no recuerda cómo recuperarse de eso.

—¡¡¡Valentina, no te duermas!!! Te voy a sacar de acá, pero no te duermas por favor, no te duermas.— Brama en un tono de súplica.

Desesperado y sin importar el dolor corporal que tiene, se saca el cinturón de seguridad sin ser para nada precavido con su propio cuerpo.

Cae con fuerza sobre el techo de su auto.

—Mierda.— Jadea y sale arrastrándose del auto llevándose todos los trozos de vidrios incrustados en su rostro y palmas.

—Carajos.—  Escupe sangre mientras tose y se reincorpora rápidamente con toda una sensación de mareo en su cuerpo.

Hace foco en lo importante, sacar a Valentina de ese faro de problemas.

Luego tendrá tiempo para pensar en cómo seguir vivo sin sentír todo ese dolor.

—Por favor, por nada del mundo se te ocurra cerrar los ojos... Escucha mi voz...— Traga saliva intentando calmar su respiración y los temblores de su cuerpo.

Corre a un lado de ella.

Cae de rodillas sobre los cristales de los espejos y parabrisas, abre la puerta del acompañante con fuerza.

—Vida.— Aprieta sus labios al ver qué no reacciona.

Toma su radio con dificultad y marca con rapidez el numero de Kol enlazado a la camioneta, pero se le dificulta al principio porque sus manos tiemblan y el aparato se le caen dos veces de las mismas.

—Mierda, concéntrate, concéntrate.— Suspira.

Quiere vomitar, y lo hace a un costado de su auto, sintiéndose débil y mareado, no obstante, sigue pendiente de su radio y Valentina.

—¡¡Elijah, te perdí de vista pero vi el auto explotado de ese mal nacido a unas cuadras!!— Infla su pecho de orgullo.

—Kol.— Susurra volviendo a vomitar.

—¿Está todo bien?— Suelta torciendo su entrecejo al escucharlo vagamente alejado.

—Kol...— Tiene que apretar sus labios para no soltar un grito de dolor.

Jadea y no puede decir más que eso.

Su cuerpo duele horrores.

—Estamos yendo por la misma calle para encontrarte.— Le hace saber.

ElijahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora