Parte 9 - Reconocimiento

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Nina se aburre de estar en la habitación esperando a la nada, además de qué su pequeña crisis acaba de pasar y no cree qué deba de pasar más tiempo allí.

—Esto ya fue suficiente.— Murmura.

No se siente a gusto estando en una propiedad en la cuál no reconoce, y menos que menos, estando en la habitación de Connor, y siendo sincera no le ve motivo alguno para seguir quedándose allí.

Luego de haber descargado todo su dolor, se lavó el rostro y acomodó nuevamente su cabello.

Piensa que puede estar un rato más en la cama pero esa idea cambia por completo en su mente al recordar el porqué empezó a llorar desde un inicio, por lo que decide disponerse a buscar a su hermano, sí es que se encuentra realmente allí o directamente la salida.

—¡Si, definitivamente tengo que salir de acá!— Insiste.

Necesita enfocar su cabeza en el trabajo y olvidarse un poco de todo lo que tuvo que vivir durante estas últimas doce horas con el secuestro y las heridas en su cuerpo, es por eso, qué busca una alternativa para poder salir de la casa inmediatamente.

Apenas sale de la gran habitación observa a su alrededor conociendo el lugar, se da cuenta de que la casa es muy luminosa, y a pesar que hay nieve a su alrededor el resplandor del sol le da un bonito panorama al día, por lo qué sonríe al sentir los reflejos del sol en su rostro.

—Wow...— Murmura.

Se siente un lugar nórdico, cálido y algo minimalista, y aquello la sorprende por demás, siendo honesta en qué jamás pudo pensar que esa sería la casa del morocho.

Esperaba más bien que el estilo de Connor fuera algo oscuro y poco hogareño, pero se vuelve a sorprender otra vez por cómo luce la propiedad a medida qué avanza.

—Demasiado luminoso para ese montón de músculos tatuados.— Acota para si misma.

Se detiene frente a una puerta blanca, igual a dónde ella estuvo durmiendo.

La puerta esta entreabierta y su curiosidad es más grande que sus ganas de irse de allí, por lo que abre un poco más para ver el interior.

—¿Kaleb?— Cuestiona bajito.

Se arrepiente al instante de ser tan curiosa, ya que se queda estática en el lugar cuándo reconoce a Elijah, en lo que parece ser una oficina, tirado sobre el sillón tomando cocaína, con una botella de ron a un lado.

Algunos almohadones desparramados por el suelo, los botones de su camisa prácticamente desabrochados, mostrando y dejando a la vista sus tatuajes, dos celulares sobre la mesa junto a los sillones y su cabello revuelto, cómo nunca imagino que Connor podría llegar a tenerlo.

—¿Qué?— Susurra sorprendida.

Tiene los ojos cerrados y una mano sobre su cabeza, la otra, la cuál parece estar bastante lastimada, cae rozando el suelo.

Lo analiza unos instantes desde el marco de la puerta y hace una mueca de asco, tenía muchas dudas e inquietudes en su cabeza del porqué una persona llega a estar en estas condiciones.

Más, aún, sabiendo que él era dueño de un gran imperio y qué, probablemente, no necesitaría ingerir de estas sustancias, es por eso que la curiosidad se hace más presente aún en su cuerpo y no puede dejar de observarlo.

Se da media vuelta para irse aprovechando que él no se percata de su presencia, intentando ser lo menos ruidosa posible.

—Siempre fuiste muy torpe para espiar.— Suelta una carcajada áspera y se reincorpora contra el respaldo del sillón.

ElijahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora