parte 47 - Preocupación

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—Estas sangrando...— Insiste al volver a mirar su mano y lo mira desaprobatoriamente.

Él se ríe burlón y se aleja pasando al baño privado. —No es más qué un raspón.— Murmura relajado.

Ella se queda pegada a la pared con sus labios entre abiertos, su respiración agitada, ve su teléfono hacer lucecitas y responde rápidamente el mensaje de Dylan, asegurándole qué se encuentra bien.

—¡No podés estar así!— Bufa.

Connor la mira dejar el teléfono y centrar su vida de nuevo en sus movimientos.

—No me digas que me vas a curar y te vas a preocupar por mí, vida...— Hace un puchero falso mientras lava sus manos con jabón.

Ella lo mira desde dónde está rodeando los ojos y suspirando. —No sueñes, Connor.— Se burla.

Él hace una mueca con su rostro y se vuelve a concentrar en quitar la sangre por más que le duela.

Aprieta su mano y mancha la bacha transparente del baño con sangre...

—Maldicion.— Se queja.

  Valentina aprieta sus labios y se acerca al baño al ver la fuerza qué él está haciendo fuerza de más, aproposito...

—Deja de lastimarte, Connor...— Le ordena molesta, tomando las manos de él, aún, mojadas con suavidad...

—No mido la fuerza a veces, es sólo eso.— Responde ronco.

La mira mientras que ella vuelve a pasar un jabón anticeptico por sus manos levemente.

Valentina le seca las manos con la toalla dándole pequeños palmaditas.

Connor vuelve a la oficina con su cabeza en alto y la mira fijamente luego de qué ella deja la toalla a un lado y toma el botiquín saliendo del baño.

—¿Te importa?— Pregunta.

Valentina se acerca a él y lo sienta en el sillón. —¿Que cosa?— Murmura.

Él sonríe de costado sabiendo a que juego está jugando la rubia. —Mis heridas.— Responde sin dejar de mirar su ojos tan azules.

—Es obvia la respuesta, Connor...— Arquea sus cejas, mientras que se agacha para quedar a su altura sobre el suelo.

Toma sus manos y sopla sus nudillos para que el ardor provocado por el jabón pase más rápido.

—Uhmmm.— Él cierra sus ojos y tira su cabeza contra el respaldo al sentir el aire suave golpeando contra su piel.

Sentir sus grandes manos entre las pequeñas de ella lo vuelven el ser humano más frágil...

Pero es una sensación que lo embriaga...

—La respuesta ya la sabes.— Acota.

—No parece...— Aprieta sus dientes y la mira lentamente, luego mira su teléfono que no deja de sonar.

Rueda los ojos y se reincorpora molesto por quién esté interrumpiendo la conversación.

—No intentes ser el Elijah que sos para el mundo conmigo, porque eso no funciona.— Le regala una sonrisa falsa.

Mientras se cruza de brazos y lo mira fijamente.

Él arruga su entrecejo molesto por su comentario.

—No creo que sigas estando a mi lado si fuera cómo con los demás... Asi que no digas que me comporto cómo si estuviera frente a ellos, cuándo no es así.— Gruñe apretando sus nudillos con fuerza.

ElijahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora