Capitulo 47

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-¡Qué joven para más lindo! -dice mi madre con una sonrisa en los labios.
Yo me quedo con los ojos abiertos frente al volante y giro la cabeza para ver a mi madre.
-¿Qué? -pregunta- Es demasiado caballeroso y muy divertido.
-No puedo creerlo -susurro para mí misma.
-¿Qué dijiste?
-Nada. -Contesto fingiendo una sonrisa y volviendo mi mirada hacia el frente.

Al día siguiente, recibo llamadas de Chad por casi dos horas. No he contestado ninguna por lo fastidiada que estoy con él.
Noah y mi madre se han ido a comprar las cosas para la cena que preparé hoy en la noche para nosotros.
Estoy sola en casa y lo único que deseo es estar con él.
Mi celular vuelve a sonar, lo agarro para colgar la llamada pero antes que lo haga me doy cuenta que es Noah al otro lado del teléfono.
-Allie, el tráfico en Seattle es el mismo infierno. Vamos a demorar en llegar. Sé que te gusta darte tu tiempo para cocinar pero es imposible salir de este tráfico.
-No te preocupes. Tómense su tiempo que de igual forma las ganas de cocinar nadie me las va a quitar. -Me río ante la tensión de Noah gracias al tráfico de Seattle.
El timbre de la puerta suena y con Noah en el teléfono voy a ver quién es.
Cuando abro la puerta, el teléfono se me cae de las manos y me quedo sorprendida al ver a Chad frente a mí nuevamente en mi casa.
-¡Allie! ¿Allie? -la voz de Noah en el teléfono tirado en el piso me hace reaccionar. Lo recojo y me despido de él.
-¿Qué estás haciendo...? -su apasionado beso me interrumpe. Chad me muerde el labio inferior y yo jadeo ante su acción. Todo lo molesta que estaba con él se ha esfumado con un simple beso.
Nos separamos y el acuna mi rostro entre sus manos.
-Disculpa ¿si? No quería fastidiarte al ir donde se encontraban tu madre y tú. -Me mira a los ojos y yo lo único que puedo hacer es mover la cabeza y decirle que sí.
Nos abrazamos por unos minutos para después soltarnos y hacerlo pasar a la sala.
Chad se sienta en el sofá y yo a su lado. Él se me acerca y me besa nuevamente pero esta vez con más  pasión y deseo. Sus besos van descendiendo hacia mi cuello y empieza a morder ligeramente. El calor se apodera de mi cuerpo y lo único que quiero es estar debajo de él sintiéndolo.
-Me encantas -susurra Chad en mi oído y luego lo muerde.
-Me encantas -repito.
Chad se sienta en el sofá y me levanta para colocarme a horcajadas sobre él. Mis rodillas están sobre el sofá y mis manos alrededor de su cuello.
-¿Te puedo preguntar algo? -pregunto mientras le beso el cuello.
-Ya lo estás haciendo -contesta Chad con una gran sonrisa en los labios.
-Bueno... Dime ¿cómo sabías dónde nos encontrábamos mi madre y yo ayer? -pregunto.
-Esa información es confidencial -responde.
Yo me río por lo que ha dicho y le doy un pequeño golpe en el pecho.
-Dímelo -ruego.
-Solo pasaba por ahí y te vi. No creas que te he buscado como un loco para averiguar dónde estabas. Simplemente... fue una coincidencia -responde Chad muy convincente.
No sé si creerle o no pero todo lo que ha dicho parece ser cierto.
-Al parecer las casualidades existen. -Digo en tono divertido mientras acaricio su cabello.
-Al parecer sí -responde.
Las manos de Chad empiezan a subir mi camiseta negra y siento sus manos tibias sobre mi estómago. Yo empiezo a moverme encima de él para provocarlo a lo que él empieza a jadear colocando su cabeza encima de mi hombro.
-Joder -dice Chad jadeante.
Yo continúo con mis movimientos y antes de lograr que Chad llegue al climax la puerta principal se abre.
El rostro de mi madre es de confusión y a la vez de decepción. Mi madre ve en la posición que nos encontramos y lo único que puedo hacer ahora es levantarme y caminar hacia ella.
-Mamá -digo con lágrimas en los ojos.
Ella no contesta, está estupefacta, ver que su hija le es infiel a su esposo es su misma casa la ha decepcionado bastante.

Un Placer Haberte ConocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora