Sebastián (1.1)

Capítulo 21: Cosas que nos atormentan.

18/enero2017

- ¡No por favor Mike, te lo suplico! - con mis puños le golpeaba el pecho, trataba de separarlo, de sacarlo de encima de mí, pero era imposible.
- Como me gusta escucharte suplicar- sentía su aliento caliente en mi cuello, eso solo me provocaba náuseas.
- ¡Maldita perra! - grita para después pegarme una y otra vez. – Vas a tener que aprender una lección-

Estoy un poco mareada por los golpes, pero puedo identificar el objeto que saca del bolsillo, trasero como una navaja.

- No, Mike por favor- mis palabras salen fatigadas, desesperadas.

Trato de agarrar sus manos, de detenerlo, pero él me empieza ahorcar con una de sus manos, haciendo que el poco aire que estaba teniendo, ya no esté. Su agarre es cada vez más fuerte, mi pulso se acelera puedo sentirlo y eso hace que me desespere más, mi vista flaquea. Siento mi cabeza tintinear tal vez por qué la sangre no circula y lo peor empieza cuando comienza a cortarme.

No puedo gritar, dejar mis lagrimas salir es doloroso. Cuando pienso que me matará ahorcada deja de hacerlo, pero eso me hace más consciente de lo que está haciendo con mi piel. Siento el filo de la navaja tocar la piel de mi abdomen y después incrustarse en ella y rasgar una y otra vez. Sus cortes sor profundos

- Detente, detente- no trato de detenerlo, no tengo las fuerzas.

No se detuvo, siguió así por un buen tiempo. No podía más, mis ojos se cerraban solos. Pensé que si los cerraba no sentiría que, si me dejaba ir, todo el dolor se detendría, pero estaba muy equivocada, lo peor solo estaba por comenzar.

- No, no, vamos nena despierta, te quiero consciente de todo- dijo mientras me pegaba en la mejilla levemente para que despertara, su mano la sentía húmeda ahora también mi mejilla.
- Mi-ke, te-te-te lo i-mploro-
-Shhh, yo solo te demostré amor y tú me destronaste, así que ahora te enseño cómo se sintió-

Escuche el estridente sonido de la navaja caer al suelo y rápidamente ponía sentir sus manos adentrarse en mi falda para bajar mi braga. Cuando escuche su bragueta bajar quería que el mundo se detuviera, que esto no estuviera por pasar.

Lo sentí entrar y salir, y con cada estocada sentía mi alma romperse. Mis lágrimas eran los gritos que no podían salir de mi boca.

Sabía que estaba perdiendo mucha sangre, mi cuerpo estaba muy consciente de eso, mis ojos se cerraban solos. La oscuridad me daba la bienvenida y yo la acepte.

- No, no es hora de descansar, sé que te está gustando- al sentir sus labios en mi cuello y sus manos en mis muslos separando más mis piernas, todo tipo de oscuridad se fue.

- ¡Suéltame, Mike suéltame! – grité con las fuerzas que no tenía, le golpeé la espalda, pero no servía de nada. -
- No soy Mike, ya el disfruto de ti- mi vista dio con unos ojos más sádicos que los de Mike- pagarás por lo que le hiciste- el agarra mis manos y las coloca sobre mi nuca, para que deje de pegarle- por tu culpa está muerta. -

Como quería suplicar, pero nada salía de mis labios, era como si mi mente se hubiera ido en un coma.

Solo se necesita un segundo para que todo termine, para que yo de mi último respiro. Solo un segundo para dejarlo todo ir.

Asustada y desesperada abro los ojos. Salgo de la camilla lo más rápido que puedo, siento mi estómago hecho un torbellino me tiro al suelo en frente del inodoro y vomito todo lo que esta en el. Solo fue un sueño solo eso, pero se sintió tan real.

Pero solo yo sé que, en realidad las cosas fueron peores.

- ¿¡Adara!?- escucho la voz de Sebastián y me alarmó, no quiero que se acerque- ¿Adara que sucede? -
- ¡N-no te a-acerques por favor! - el hablar se me hace difícil.