Capítulo 25: Un tiro a la cabeza, caso perdido, almas heridas. Primera parte

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Un tiro a la cabeza:
SEBASTIÁN

Febrero /6 /2002

Hoy es el día más feliz de toda mi vida, no creo que algo me lo pueda dañar. Mi padre estará orgulloso de saber que al fin bese a la chica que me ha gustado por años. Por primera vez estará orgulloso de mí, yo solo espero que no esté ebrio o drogado. No quiero que el primero en saber esta noticia sea Jake, quiero que sea una buena de las pocas memorias que tengo con mi padre.

Me dirijo hacia mi bicicleta que esta tirada en la acera, me monto en ella y salgo del parque para dirigirme directo a casa. Todo el camino está lleno de buenos pensamientos y sentimientos que nunca pude experimentar al estar cuidando de mi hermana y padre. Pensar en mis necesidades no era mi prioridad, mejor dicho, era la última cosa en mi lista. Pero hoy por primera vez en toda mi vida pensé en mí, me acerque a la chica que me ha gustado desde que tengo uso de razón y le deje claro lo que siento por ella. La reacción de ella no la esperaba para nada, primero sonrió con las mejillas tan rojas como los tomates y después se lanzó a atacar mis labios. Me dijo que yo también siempre le guste, pensé que ella solo me veía como el maldito acosador rarito de la clase que siempre la miraba con la vista perdida. A mis 16 años soy el único de todos mis amigos que nunca había dado su primer beso, creo que mis amigos han dado más que eso, pero ese no es mi caso. Estoy más que seguro que toda la escuela piensa que soy gay, el único que nunca lo ha pensado es Jake. Él dice que tiene un sexto sentido con el que puede decir quien es gay y quién no.  Algo raro, que solo lo entendería si él fuera gay.

Detengo mis pensamientos al estar al frente del complejo de apartamentos en el que vivo. Está en muy malas condiciones lo único bueno es que nuestro apartamento está en el segundo piso, así que no tenemos que subir tantas escaleras. Encadeno mi bicicleta en la baranda de los únicos tubos en buenas condiciones que hay, nadie en todo el vecindario se atrevería a robármela o a robarme nada saben que si descubro quien fue, saldrá herido. El arma que llevo conmigo ha sido testigo de los sustos que le he dado a algunos. No exagero al decir que desde que tengo memoria he tenido que velar mis espaldas y cuidar a los que amo. Mi padre nunca me la ha puesto fácil. Siempre se mete en problemas con matones, con gente muy poderosa y no en el buen sentido y además siempre tengo que sacarlo de la cárcel.

Si no fuera por la ayuda del padre de Jake no sé qué sería de mí. El y la doctora Blasius han cuidado de mi bienestar y el de mi hermana. Lo más gracioso es ver que cuando llega Robert, la doctora Blasius, mi vecina, corre hasta su apartamento y cuando vuelve al mío parece una modelo. Es algo muy gracioso de ver. Pero creo que el aún sigue enamorado de su esposa que lo abandono. A veces no importa cuánto daño nos han hecho las personas que amamos, se nos he difícil quitar ese sentimiento de seguir amándolos.

Al abrir la puerta de mi apartamento me quedo estático. El ambiente se siente raro, no lo note cuando entre al complejo, pero siempre mi piso está lleno de ruido ya que una de mis vecinas tiene tres hijos pequeños. Las únicas veces que el ambiente se siente así de cargado, de pesado, es cuando nos hacen unas visitas la gente a la que papá le debe dinero. Trato de regular mi respiración y antes de pasar adentro le pido a Dios de que Laria no esté en el apartamento. Que mejor este con la señora Blasius.

En el momento, en el que pongo mi pie dentro, sé que esta visita no es como las demás, la pistola que me apunta me lo deja más que claro.

- Haz algún ruido y le doy al gatillo- dice algún hombre a mis espaldas y para darle respaldo a sus palabras escucho como le quita el seguro al arma. – camina.

Hace presión en mi cabeza con el arma, para que haga lo que me demandó. Doy los pocos pasos que existen desde la entrada hasta la pequeña sala, lentamente. La escena que encuentro solo hace que mis nervios se incrementen. Mi padre estaba en el suelo arrodillado con un pómulo roto y de su boca salía sangre. Es normal verlo así casi todos los días, no fue sorpresa verlo en ese estado. Yo soy el que siempre cura sus heridas. Lo único que hizo que mi ira, miedo y nervios estallaran fue ver a mi hermana ser calmada por Ellie Blasius ambas golpeadas.

Sebastián (1.1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora