Capítulo 22: El príncipe que le gustan otros príncipes.

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19/enero/2017

12:30 pm.

-    Si no hubiera tanta gente te mataría ahora mismo.

-    Esas son amenazas muy serias detective Lima- dice Sebastián en broma, pero al notar que no sonrío se detiene- Deja de mírame así mujer.

-    No entiendo por qué una de las condiciones es quedarme en tu apartamento.

-    Yo te dije ya los porqué, es mi apartamento o el hospital, tú decides.

-    Eso es chantaje señor Johnson.

-    Lo sé y es tu decisión en donde quedarte, pero como estoy seguro que no querrás volver al hospital, será mejor que te vayas familiarizando con este nuevo entorno- se aproxima al perchero que está al lado del ascensor y coge su abrigo, se lo pone bajo mi mirada fulminante. – Bien tengo que volver al trabajo, en lo que te traía deje a tu madre y tía acomodando tus cosas en mi habitación, si quieres dormir en otro cuarto puedes hacerlo pero como estabas teniendo pesadillas no creo que sea bueno que duermas sola.

-     Espera, ¿¡Dejaste a mí madre y mi tía en tu habitación!?

-    Si, ¿Por?

-    ¡Demonios!

Lo último que escucho de Sebastián, es un adiós antes de salir corriendo a las escaleras, le regresó el adiós y subo lo más rápido que puedo. Él está loco al haber dejado a esas mujeres en su cuarto a solas. Al llegar a la segunda planta voy directo a la puerta que recuerdo era la habitación de Sebastián. No me lo pienso dos veces y abro la puerta.

-    ¡Titi! – la única que nota mi presencia al momento es Casandra que la encuentro saltando en la gran cama de Sebastián.

Su grito llama la atención de las otras dos, que se dan la vuelta encarándome.

-    Cariño, no es mi cama así que no puedes brincar en esta, ven siéntate- Casandra deja de dar brincos y se sienta en la cama, esa es la clase de vigilancia que le dan mi madre y tía.

-    Adara, pero que linda estas hoy- es lo primero que dice mi tía, mientras mira a mi madre nerviosa.

Noto que ambas tienen las manos escondidas a sus espaldas. Ellas me han estado haciendo preguntas respecto a Sebastián y siempre que han podido le han hecho un interrogatorio a él. Pero de parte de los dos siempre consiguen las mismas respuestas.

-    ¿Qué linda estoy hoy? – ella tiene que estar bromeando, tengo hematomas en el cuello y uno en el ojo, el labio partido y para concluir tengo una pequeña parte de mi cabeza rapada con puntos- Tía parece que un camión me paso por encima, así que, que tal si me dicen que tienen detrás de ustedes.

-    Cariño...- mi madre detiene sus palabras, en el momento en el que la voz de mi abuela se escucha.

-    ¡Por el amor de Dios niña, ¿Es que ya no sabes usar un teléfono? ¡Solo veo tu trasero, déjame ver la acción! – el dato curioso es que mi abuela está en Puerto Rico.

-    Jeje, es mi tono de llamada- dice mi madre nerviosa, ella de toda la familia es la única que no sabe mentir.

Dejo de acariciar el cabello de Casandra y me aproximo más a ellas. Le doy la vuelta a mí madre y veo que a sus espaldas, en sus manos tiene su teléfono. Al cogerlo veo la pantalla y me encuentro con una video llamada de mi abuela.

-    Adara cari...- mi abuela detiene sus palabras y hace como si estuviera frisada.

-    Abuela sé que la pantalla no se friso, detrás tuyo puedo ver el abanico moverse. – ella bufa y baja la cabeza derrotada.

Sebastián (1.1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora