Capítulo 44: El Diablo en persona.

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14/abril/2017
7:40 pm

Desearía que el tiempo evaporara los sentimientos que me abarcan en estos días. Comprendo que todo es a su momento, pero la espera me carcome viva. Él sentir tantas cosas en tan poco tiempo, me comienza a pasar factura. Lloro con el pensar, con el ver y con el hablar. James ha estado estable más no ha habido mejoría. Por lo poco que se de Rachel, el caso de Sebastián se mueve con rapidez. Y aunque pensé que ya estaba destruida, solo caí más a fondo cuando descubrí que fue culpado por todo los casos con los que he trabajado, respecto a la muerte del señor Alec. Sé qué hay más, además de eso. Ya que el caso lo han tomado los federales.

Ahora velo por el sueño de James dándole un respiro a su tío y padre. Los cuales no se han despegado de él. Su padre no ha llorado en ningún momento, al menos no en el que lo he estado estudiando. Pero puedo ver su miedo en la mirada. Miro las facciones de mi amigo y denominó que es una copia de su padre. Agarro con delicadeza y aunque siento que he sido abandonada, oro. Pido que despierte, que de un señal de que está aquí. Sigo así, repito mi plegaria y cuando estoy por volver a dejar su mano en donde estaba. La suya hace una fuerte presión en la mía. Me asusto por la fuerza, pero feliz lo miro y no es nada bueno lo que veo. Sus ojos están abriertos con miedo y al mirarme como si fuera su peor pesadilla, todo empeora. Una de las máquinas comienza a hacer un fuerte pitido alarmante y James comienza ha agarrar más fuerte mi mano, llegando al punto de lastimar mis dedos. Me suelto de su agarre y salgo fuera de la habitación. Grito por ayuda y unos segundos después veo a dos enfermeros y el médico que ha atendido a James, venir. Entro en la habitación, al volver a ver los ojos de James me alarmó más y más. Los enfermeros entran y me piden que salga, como no lo hago intentan sacarme. Me opongo y batallo. No quiero salir y que pueda pasarle algo más. Pero ellos me ganan y termino fuera de la habitación.

- ¿¡Que sucede!? – pregunta Ethan, que viene corriendo por el pasillo con el padre de James y mi tía.
- No lo sé. El despertó y una de las maquinas comenzó a sonar. – su miedo al verme era tanto.

Esperamos a que los enfermeros salgan y que nos digan de una vez por todas que es lo que ha sucedido. No esperamos mucho y cuando salen los miro mal, los saco de mi camino.

- ¿Como está? – Digo al ver el médico.
- Por el lado bueno, podemos ver que ha despertado. El otro lado, lo que sea que albergaba en su profundo sueño lo despertó, pero de miedo. En el estado que está, alterarlo sería intentar matarlo. Lo que sea que lo ha atormentado, debemos intentar que no vuelva a suceder. Con los movimientos bruscos se ha lastimado las heridas. Tuvimos que sedarlo. Posiblemente se levante en unas horas. Si lo hace, manténgalo en calma. – Todos los presentes asentimos y lo vemos salir.

Tomo asiento en la silla en la que estaba antes de que despertara y vuelvo a coger su mano. Su padre toma asiento en la silla situada al otro lado y solo mira su rostro. No lo toca, no se acerca. Solo mira y cuida desde una distancia. Desde el día en el que llego, lo primero que hizo fue cambiar la habitación de James, por una más espaciosa. Una en la que se permitieran más visitas a la vez. Es tan grande, que hasta un futon situado en la pared de cristal tiene. Mismo lugar en el que mi tía ha tomado asiento. Por otro lado, Ethan se ha quedado al pie de la camilla. Después de que estudio en donde están todos, vuelvo a fijar mi atención en James. Guardamos silencio, no hacemos ningún ruido, movimiento. Nada. Solamente aguardamos por qué él vuelva a despertarse. Espero que esta vez, sus sueños no lo molesten. Y que regrese a nosotros sin temor alguno.

Mi teléfono vibra y al ver el indicador, es un texto de Blake diciendo que en poco estará en aquí. Ahora teniendo mi celular en la mano, vuelvo a pensar si llamar a la madre de Sebastián o a su hermana. El pensar en el pequeño ángel no me deja en paz, no he sabido de ella. Pero tampoco he tenido la valentía de hacer una llamada. También por breves segundos tengo la opción de preguntarle a el capitán Robert, pero no me engaño a mí misma del resentimiento que siento hacia él. Ha venido a ver a James y lo he ignorado. Es estupido, pero verdaderamente confíe en lo que dijo. Sebastián sería incapaz de matar ni a una mosca. Pues al parecer no a una, pero si a todo el enjambre. De alguna manera, tendré noticias de Scarlett, para eso creo que se me haría más fácil utilizar a Rachel.

Sebastián (1.1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora