Capítulo 1- Abogados jodidamente violables, y otros un poco sangrientos.

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-6:00 am

El sonido del teléfono me levanta, nos es nada más y nada menos que el trabajo, empezando a fastidiarme el día, pero no me quejo siempre me levanto a las 5:00 am, teniendo trabajo o en fin de semanas. Me levanto de la cama con los ojos cerrados y en el camino me doy en la espinilla con una de las coquetas.

- ¡Mierda, mierda, mierda! Digo dan saltos de dolor

Y así es como empiezo mi mañana dándole gracias a Dios por un día más de vida. Después de darle un poco de amor a mi espinilla cojo el teléfono y lo contesto.

-Habla Lima- dije con voz ronca de recién levantada.

-Belleza tenemos homicidio en 111 Broadway #706.

Dijo subiendo la voz por todo el bullicio que se podía escuchar a su alrededor, después de todo vivíamos en Nueva York la ciudad que nunca duerme. Era James mi compañero y mi mejor amigo, era tan hermoso que me daba ganas de llorar siempre que recordaba que era gay, triste caso.

Mientras él hablaba busqué mi libreta de apuntes y escribí la dirección, se la tuve que volver a preguntar, el muy lindo piensa que retengo todo lo que él dice al momento.

-Bueno como me has llamado me imagino que no vendrás por mí, y eso solo me dice dos cosas la primera que ya no me amas, y la segunda que estabas en la casa de uno de tus vibradores humanos, pero como sé que no podrías vivir sin mí sé que esa es la segunda. - digo muy segura de mis palabras sabiendo que él no puede vivir sin mí.

Lo escucho reírse a todo pulmón y respira profundo antes de contestar.

-Primero que nada- cuando empezó hablar puse el teléfono en alta voz - que tú eres la que no puede vivir sin mí, sé que me miras con sufrimiento sabiendo que todo este manjar no puede ser tuyo, pero no te pongas triste, al final acabo y sigo siendo hombre, y te diré que estas bien buena. Encontraras a alguien más, mi belleza latina no sufras, segundo no les llamo vibradores humanos sino más bien mis muñecos inflables. Ahora eligiendo una de las opciones, la segunda gana, me escape de su casa cuando el capitán llamo a mi teléfono. Pero recordando que tenemos un homicidio en el horno, mejor mueve tu trasero de bailarina nudista hasta aquí, te esperare afuera después podremos hablar más

.

-Bien me alisto y voy, besos- le digo para poder prepararme para el trabajo. Cuando estuve por cortar la llamada vuelve a decir mi nombre.

- Belleza sabes que te amo verdad? - cuando dijo eso me lo podía imaginar como el gato con botas y esos ojos brillantes, listos para engatusarte.

Entrecierro los ojos como si lo tuviera al frente.

- ¿Qué quieres puto barato? – es mi apodo de cariño para él y le queda perfecto.

-Pues después de que me hablas tan lindo y con amor, mi pregunta es si puedes traerme desayuno y un poco de ropa que deje en tu casa, porque parezco un mendigo. - dijo lo primero con sarcasmo y dolor fingido en su voz.

Me es difícil siquiera imaginármelo así, porque se vería bien hasta con una bolsa de basura como sombrero.

-Bien pero me debes una.

Ahora sí, él dice gracias y colgamos los dos. Voy rápido al baño y con el poco tiempo que tengo hago mis necesidades y me baño antes de lo que canta un gallo o como dirían otros un baño de gato. Me encaminé al closet, estaba buscando que usar para el trabajo, no muy segura de que ponerme como siempre. Pero si había una cosa que no podía faltar en mis días laborales, eran mis hermosos zapatos, son prácticamente como los de hombres, y no era para menos que me encantaran porque son cómodos y prácticos, yo no podría ponerme esos zapatos que se ven en las series, en la que las detectives usan tacones de aguja, ni en mis mejores sueños y menos para correr si era necesario. No quería un tobillo roto.

Sebastián (1.1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora