Capítulo 24: Agua fría para bajar la temperatura.

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20/enero/2017

9:00 am

Abro los ojos lentamente al sentir movimiento a mi lado, me encuentro a Sebastián parado con la espalda contraída mientras se estira.

-    Buenos días- al escuchar mi voz da un brinco en su lugar y se da la vuelta lentamente encarándome.

-    Buenos días... ¿Ayer bebí? – su voz sale ronca y rasposa.

-    Si, ¿Te acuerdas de algo?

No quiero reconocerlo, pero una de las cosas que me mantuvo despierta hasta muy tarde eran los nervios de si se acordaría de lo sucedido ayer. Nunca he sido novia de alguien, era más el tipo de chica que le gustaba divertirse.

-    No, solo me acuerdo que bebí muy temprano para ser saludable y que una chica parecía que se me estaba por tirar encima.

Me niego a prestarle atención al mal sabor que tengo en mi garganta al saber que no se acuerda ni de si fue al baño a cagar ayer.


-    Estuvo a punto, pero digamos que la mande a la perrera como la perra que es- digo mientras me levanto de la cama.

Sé que por más que lo intenté, mis palabras sonaron con molestia. Solo pensar en la mano de la chica muy cerca de lugares un poco especiales y del hecho de que él no se recuerde de más cosas excepto de eso, hace que mi mañana sea cada vez menos placentera.

-    Eso sonó agresivo, ¿Son celos lo que escucho en tu voz? – perfecto el imbécil se quiere hacer el gracioso.

¿Celos? ¡Ja!
Se cree, el muy lindo, que me puede dar celos.
Pobre, creo que el alcohol le afectó las neuronas.

-    ¿Celos? No sé qué palabra es esa, yo solo te protegía de ser comido por una víbora.

Le digo con obviedad, por qué eso trataba de hacer, ayudarlo a no ser comido por esa víbora.

-    Ah, ahora es otro animal, perfecto- al mirarlo sonríe burlón.

-    ¿Sabes qué? Mejor me iré a tomar una ducha a tener que escuchar tus absurdas palabras.

-    No tan rápido, estoy tarde para el trabajo así que yo soy el que usara el baño. –

Se encamina al baño, pero no le dejo el camino fácil y corro hasta él. Al notar lo que pretendo hacer también se apresura a llegar al baño.

-    No es mi problema que estés atrasado, yo lo dije primero- Ya ambos estamos dentro del baño, esta es la pelea más absurda que he tenido con alguien. Pero no pienso darme por vencida, yo lo dije primero.

-    Es mi baño - si él cree que eso hará que le seda el turno, está muy equivocado.

-    Me vale muy poco que sea tu baño, estoy aquí por tu culpa, así que ahora atente a las consecuencias.

Lo dejo con las palabras en la boca al quitarme la camisa, dejando mis pechos al aire, después también me quito mi pantalón de dormir y las bragas. Su boca está un poco abierta y sus ojos me recorren de pies a cabeza. Creo que la única cosa que ha levantado un poco mi mañana es que, aunque estoy llena de hematomas y mi cuerpo debe de dar miedo, su miembro sigue cada vez está más despierto con cada reparo que su vista le da a mi cuerpo. Siempre he estado orgullosa de mi cuerpo, pero por alguna razón, saber que, aunque parezca que un camión me pasó por encima a él le siga pareciendo atractivo solo hace que mi ego se inflame más, si es que eso es posible.

-    Ahora si no tienes nada más que decir sabes en donde se encuentra la puerta- colocó mis manos en mis caderas y orgullosa entro a la ducha y corro la puerta de cristal.

Sebastián (1.1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora