Cruzando nuestros caminos

Nueve.

Al otro día me despierto con una mezcla de sentimientos, la tristeza y la felicidad luchan en mi corazón, en mi mente, en todo mí ser. Por un lado el recuerdo del beso con Nick me hace sonreír pero por el otro saber que mañana me voy me hunde en el poso de un inmenso estado de depresión.

Me levanto de la cama como puedo, casi sin ganas y me ducho dejando que el agua saque toda esa negatividad de mí, al salir enrollo mi cuerpo en la toalla y busco que ponerme opto por usar una camisa corta dejando a la vista un poco mi obligo con jeans negros y una chaqueta de jean amarrada a la cintura. Bajo las escaleras y camino al comedor se que debo hablar con Nick cuanto antes pero debo tratar de convencer a mama de otra forma así que lo mejor será ayudarlas con los deberes para que me deje ir mas fácil. Este plan va de maravilla ordeno mi habitación y también la suya y si que está bastante sorprendida.

—Hija ¿puedo saber por qué haces todo esto?

— ¿A qué te refieres ma? —digo haciéndome la desentendida.

—Porque me ayudas tanto siempre tengo que estar obligándote a que hagas las cosas, tú no eres así.

—Bueno... La verdad es que... Yo... pensé que si te ayudaba me dejarías ir a ver a Nick—digo y tengo temor de mirar su cara me retara o me castigara.

—Ah debí sospecharlo—dice. ¿Qué? Eso es todo. La verdad he visto que has pasado mucho tiempo con ese chico pero si te hace feliz—levanto la cabeza para mirarla que le pasa esa no es mi mama—sabes algo después de comer puedes ir a verlo.

—Wow espera así no más sin condiciones. ¿Dónde está mi mama? Que alguien me la devuelva—eso sí que ha sido una sorpresa.

—Hija solo trato de darte un poco de libertad al igual que tu también fui joven, además creo que he sido un poco dura contigo últimamente pero si no quieres ir puedes quedarte a terminar de ayudarme no me molestaría.

—Tu propuesta es muy tentadora pero prefiero la anterior gracias—ambas reímos.

La verdad es que la hora para almorzar no falta mucho y me entusiasma como loca la idea de ir a su casa de nuevo es inevitable para mí que el miedo no regrese esta vez tengo que decirle la verdad sea como sea. Al finalizar el almuerzo ayudo a mama lavar los platos a recoger la mesa para luego salir corriendo a la famosa casa Jonas, tomo mis llaves rápidamente y subo a mi bicicleta para emprender el recorrido llego la hora es momento de la verdad. Al llegar dejo mi bici en la pared como el día anterior y toco el timbre.

—Hola—saluda Joe.

—Hola.

—No, se fue esta mañana.

— ¿Quién se fue?

—Nick ¿no vienes por él? —pregunta mientras come una manzana.

—Bueno... Puede ser... ¿no puedo venir a saludarte? —sonrió.

—Sí pero ambos sabemos que estás aquí por el—eso es absolutamente verdad aunque me siento un poco mal por haberle mentido.

—Bueno no te miento es verdad pero ¿sabes a donde ha ido o cuándo volverá?

—No—niega.

—Y no ha regresado desde esta mañana—digo sorprendida.

—No—algo anda mal aquí y sé que Joe sabe algo.

— ¿Lo notaste raro al salir? —pregunto.

—Mas que raro triste—frunce su ceño.