Despertar entre caricias parece que se hará normal en este viaje ya que sucede una vez más. Sus suaves manos hacen delicados movimientos sobre mi cuerpo. Una simple acción que hoy amo pero que mañana puedo odiar. ¿Por qué? Por el hecho de que al volver a casa ya no estarán esas manos sobre mí. Otra vez debo lidiar con la distancia. La idea de tener que alejarme en algunos días me da escalofríos. Recién llego, no debo pensar en un "adiós" tan pronto. ¿O sí?
Vuelvo a ser consciente de sus caricias, apartando así, cada pensamiento que aún queda en mi mente.
—Buenos días cariño—susurro para hacerle saber que estoy despierta.
—Buenos días amor—contesta antes de besar mi mejilla. — ¿Cómo amaneciste?
—Bien—abro mis ojos lentamente. — ¿Y tú?
—Muy bien—dice sonriente—Feliz de saber que tengo a mi novia a pocos metros de mí—le devuelvo la sonrisa y nos quedamos mirando por unos segundos—casi lo olvida—coloca una rosa frente a mi rostro. —Feliz aniversario bebe gracias por hacerme el hombre más feliz del universo.
—Gracias—digo tomando la rosa—Feliz aniversario gracias a ti porque a pesar de la distancia me haces muy, muy feliz—digo antes de posar mis labios sobre los suyos.
Mis ojos se quedan posados en la flor mientras, involuntariamente, mis dedos juegan con ella. No sé cuánto tiempo estoy así, solo sé que me detengo cuando siento como el peso en la cama disminuye. Levanto mi vista y observo a Nick dirigiéndose a la puerta.
— ¿A dónde vas? —le pregunto.
—Voy a buscar el desayuno, no quiero que mi novia se moleste por no despertarla temprano—me sonríe.
Río levemente mientras él desaparece por la puerta. Juego con la rosa unos segundos más antes de dejarla sobre la mesita de noche. Me acomodo un poco en la cama. Pienso en cambiarme pero Nick no debe tardar en volver. Observo el techo buscando algo que hacer cuando atraviesa el marco de la puerta con una bandeja en sus manos. Coloca esta al pie de la cama y luego de sentarse a mi lado la desliza a nuestras piernas. En silencio comenzamos a desayunar y de apoco vamos acabando con todo lo que hay.
Minutos más tarde la bandeja queda a un lado y yo estoy acurrucada en los brazos de Nick entre charlas, caricias y risas pasamos el tiempo.
—Mejor te dejo para que te cambies—toma la bandeja y se levanta de la cama. —en una hora te espero abajo ¿sí?
— ¿Para qué? —pregunta intrigada.
—Eso ya lo veras—me guiña un ojo y deja un beso en mi mejilla y se va.
Un poco molesta porque no me diga a dónde iremos busco algo para ponerme. Mis maletas aún no están echas así que me cambio con lo primero que encuentro un vestido de girasoles con mis sandalias café a juego es la elección.
Me quedo en mi habitación mientras espero que pase el tiempo. Tengo mucho así que decido acomodar mis cosas. Coloco mi maleta sobre la cama y comienzo a desempacar. Camisas, pantalones y zapatos son acomodados en el gran armario dejándome ver una maleta vacía, bueno casi. Lo único que queda es un paquete que no recuerdo haber empacado. No se que es pero está envuelto en un papel celofán blanco atado con unas cintas azules. Observo curiosa por un tiempo preguntándome que será. Lo tomo en mis manos y lo coloco sobre la cama, retiro mi maleta y me siento en su lugar. Otra vez miro ese paquete misterioso, las dudas me invaden. Mis manos se posan sobre este y acaricio el papel. Voy a abrirlo pero me interrumpen dos golpecitos en la puerta. Al abrir me encuentro con Joe.
ESTÁS LEYENDO
Cruzando nuestros caminos
RomanceEl equilibrio todo en nuestra vida funciona bien si se tiene esa dosis diaria de equilibrio imaginas una vida con estos ingredientes viajes, dormir poco, éxito, adulación, presión, necesidad constante de reinventarse, aplausos masivos y justo despué...