Narra Nick
Vuelvo a casa después de dar un paseo. He salido a despejarme y pensar en lo que ha dicho Joe. Él tiene razón, yo debo dejarla en paz, que ella haga su vida feliz y si eso implica que seamos solo amigos lo entenderé.
Camino por la cuadra de mi casa cuando veo a Joe afuera encendiendo el auto, lo cual me llama la atención porque no recuerdo que me haya contado que iba a salir a algún lado. Apuro el paso para averiguar qué pasa, esto es demasiado extraño.
—Joe ¿Qué haces? —me mira al sorprendido y asustado a la vez.
—Nada, nada—lo miro mejor me está escondiendo algunas lagrimas. Me extraña mucho porque Joe dice que llorar es de maricas.
— ¿Pasa algo? —ya sé que me lo negara pero no se me quita nada con preguntar.
—Nada, nada no es nada.
Responde como un loro que solo repite las palabras aprendidas y me doy cuenta que no importa cuánto insista sus palabras no cambiaran. Aun intrigado me decido a entrar a la casa.
Camino apenas unos pasos cuando la veo bajar las escaleras. La admiro en silencio hasta que pasa a mi lado cuando le regalo una tímida sonrisa que no devuelve, al contrario, baja su vista esquivando la mía y acelera su paso. ¿Qué está pasando? ¿Qué esconden? Sigo camino a mi habitación, ya averiguare que me ocultan esos dos.
Al atravesar la puerta y ver lo que hay frente a mi rio amargamente, ya me había olvidado del desastre que he hecho aquí adentro. Quiero levantar algunas cosas del suelo cuando noto algo que desencaja. Sobre el desorden de sabanas hay una prenda colocada, perfectamente estirada, junto a una hoja que lleva mi nombre. Me acerco, mitad sorprendido, mitad asustado y observo con más detenimiento. Esta es mi camisa y algo particular, es especial para mí aunque ya no la tenga. Bueno ahora vuelve a mí pero... se entiende.
Tomo la nota mientras los nervios se incrementan y miro la prenda una vez más. Desdoblo el papel y ante esa delicada y hermosa caligrafía puedo sentir como mi cuerpo tiembla del espanto, no puede ser lo que yo creo ¿verdad? Aun algo aturdido comienzo a leer:
"Nick, sé que cuando leas esta carta yo ya no esté a tu lado o eso espero porque sino mi plan se verá frustrado.
Con esto solo busco hacerte entender lo que pasa, lo que me pasa. Que entiendas que esta no es una decisión fácil para mí pero sé que es la correcta, créeme.
A estas instancias ya estaré volando lejos y no podrás detenerme, no esta vez.
Te devuelvo tu camisa, aquella que me protegió en las noches e hizo mucho más leve lidiar con nuestras distancias.
Nick, gracias por todos los hermosos momentos que vivimos pero es hora de despedirse, alguna vez llegaría este día ¿no? Lamento que todo terminara así pero temo que si lo hablamos cara a cara intentaras detenerme y no puedo permitirme caer ante una enorme tentación.
Adiós Nick, cuídate mucho y nunca olvides que fuiste alguien muy especial para mí y que el tiempo no borrara los momentos a tu lado de mis recuerdos". —Valerie.
Con lágrimas en mis ojos abollo el papel con mucha rabia y frustración lo tiro en algún rincón de la habitación, estoy destrozado. ¿Tan miedosa es para decírmelo a la cara? Estoy dolido y muy enojado, no puedo con esto.
Tomo la camisa y la estrujo entre mis dedos, también quiero lanzarla, destruirla, desecharla y muchas cosas más pero solo puedo elevarla hacia mi rostro e, involuntariamente, aspiro su aroma o eso creo. Ese delicioso y natural perfume que emana por done sea que vaya, me da paz. Así, lentamente, me voy calmando.
Me relajo, sin previo aviso, y como un auto reflejo me levanto y salga a toda prisa de la casa. Si Valerie cree que esto quedara así se equivoca.
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Narra Valerie
Finalmente Joe ha estacionado en el aeropuerto y descendemos rumbo a mi puerta de embarque.
Cuando me detengo frente al lugar, donde la azafata espera a todos los pasajeros que abordan al viaje para revisar sus documentos, voltee a mirar a Joe y todas esas lágrimas, esos sentimientos que evitamos o escondimos salen en un instante.
Corro a sus brazos y me desarmo en lágrimas. Joe acaricia mi espalda y susurra sus palabras de consuelo, tan inútiles pero hermosas.
—Te voy a extrañar a montones—dice riendo.
—Yo más—se me sale una risa tonta.
—No, eso no es posible yo lo haré mas—reímos ante esa tonta pelea que continua varios minutos.
—No me olvides ¿sí? —le pido de favor.
—Claro que no, eres mi hermanita—nos abrazamos otra vez mucho mas fuerte— ¿volveré a verte?
—No sé, pero nos mantendremos en contacto. Seguro cambie mi número de teléfono para que tu hermano no insista pero te daré el nuevo y así seguimos hablando, eso si nada de dárselo a Nick.
—Soy una tumba—hace una seña en señal de que sus labios están sellados.
Nos abrazamos con extrema fuerza y besa sonoramente una de mis mejillas.
—Cuídate mucho Val.
—Tu igual Joe.
Me despido con otro gran abrazo y camino hacia la azafata. Le entrego mis papeles y mientras ella los revisa mi oído se agudiza para escucharlo. Grita a todo pulmón esperando que voltee pero no lo haré. Si cree que esta es otra de esas películas con finales obvios en la que el protagonista hace una carrera al aeropuerto para recuperar a su amor y que ella corre desconsolada a sus brazos dando a la historia una final feliz se equivoca, eso no pasara.
Apenas giro mi rostro y lo veo, exhausto junto a su hermano. Vuelve a gritar pero no volteo.
Con mi vista al frente y decidida sigo mi rumbo hacia ese avión, el cual me llevara lejos de él; pero esta vez para siempre.
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Cruzando nuestros caminos
RomantizmEl equilibrio todo en nuestra vida funciona bien si se tiene esa dosis diaria de equilibrio imaginas una vida con estos ingredientes viajes, dormir poco, éxito, adulación, presión, necesidad constante de reinventarse, aplausos masivos y justo despué...