Parte dos
Me despierto de repente con una gran angustia, una indescriptible presión en el pecho. Tardo algunos segundos en recordar dónde estoy y qué pasa. El cuerpo me pesa, estoy cansada, mojada y sola en una ciudad desconocida.
Tomo mi teléfono para ver la hora justo cuando este comienza a sonar.
—Hola—atiendo algo desganada.
—Valerie ¿estás bien? —pregunta Joe con preocupación.
—He estado mejor—murmuro dejándome caer en la cama.
—Pero ¿Qué paso?
—Paso que nada es como en los cuentos Joe, no todo se trata de finales felices.
—No entiendo, explícate mejor—dice.
—Cuando fui hablar con tu hermano resulto estar muy ocupado como para prestarme atención así que me fui—digo sin más.
— ¿Me quieres decir que estás sola en una ciudad de la que no conoces mucho? —si la última vez que vine a New York tenía cuatro años pero eso no importa ahora.
—Podría decirse que estoy en un hotel—tampoco me iba a quedar en la calle.
—Bueno quédate ahí, voy a buscarte.
— ¿Ahora? —digo con sorpresa.
—Si salgo ahora tal vez llegue cerca del mediodía—dice.
—Joe es peligroso que manejes así mejor espera a que amanezca.
—Pero Valerie estás sola—exclama medio gritando.
—Puedo sobrevivir un par de horas mas, en cambio si te pasa algo no voy a poder vivir sin ti amigo—digo.
—Está bien.
Luego de convencerlo me doy cuenta que no puedo lamentar esto por el resto de mi vida, ya lo había hecho una vez dos no. Así que en cuanto amanece y estoy lista, renovada, salgo a recorrer la ciudad. Después de todo no sé cuándo regresare o si lo hare algún día así que aprovechare esta oportunidad.
Es increíble, tantas cosas alucinantes hay para ver en New York, casi ni recuerdo los motivos de mi tristeza, es más, creo que ya no lo estoy.
Almuerzo en un pequeño restaurante cercano al hotel cuando recibo un mensaje de Joe diciéndome que no podrá venir a buscarme hoy por ciertos inconvenientes que no aclaró, no me preocupo mucho solo espero tener suficiente dinero para poder pagar otra noche en el hotel.
A paso lento regreso hasta el edificio en el que me hospedo y subo a mi habitación para relajarme un poco, estoy cansada de caminar pero más tarde podre llegar a salir a dar otro paseo. Abro la puerta con una radiante sonrisa en mi rostro al recordar cada lugar que he visto y cada lugar que me falta por ver, pero esta se borra en cuanto diviso a la persona que menos quería ver en este momento. Un Nick Jonas sentado en el borde de la cama me espera impacientemente y todo lo que intenté evitar en el día llega a mí a grandes velocidades sin darme cuenta respiro para asegurarme de que la tristeza se apodera de mí. Ahora ni el recuerdo de ninguno de los hermosos lugares que he visitado hoy puede devolverme la felicidad que acabo de perder.
—Valerie estoy tan aliviado de verte—dice Nick mientras se levanta de la cama y se acerca a mí.
— ¿Qué haces aquí? ¿Cómo me encontraste? —pregunto confundida.
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Cruzando nuestros caminos
Roman d'amourEl equilibrio todo en nuestra vida funciona bien si se tiene esa dosis diaria de equilibrio imaginas una vida con estos ingredientes viajes, dormir poco, éxito, adulación, presión, necesidad constante de reinventarse, aplausos masivos y justo despué...