Joe y yo subimos las escaleras rumbo a mi habitación donde buscare un abrigo antes de salir. Cuando terminamos de bajar la escalera Nick nos interceptó.
— ¿Ya se van? —me pregunta.
—Si ¿y tú? —digo.
—También solo vengo buscar esto—dice sacando una púa del bolso de su guitarra.
—Bueno, entonces nos vemos más tarde amor—le guiño un ojo y dejo un beso en su mejilla cuando estoy a punto de irme me toma de la muñeca.
—Ah no lugar equivocado pequeña—deja un casto beso en mis labios y sonríe con suficiencia.
Atravesamos la puerta de salida todos juntos para luego dirigirse cada uno a un auto; yo con Joe y Nick por su cuenta. En poco tiempo estamos en camino a nuestro destino. Durante el viaje conversamos de varios temas los cuales hacen el trayecto más corto. Joe estaciona haciendo saber que ya hemos llegado.
—Creo que aquí es—dice mirando el papel y luego el lugar.
Giro mi rostro y una confusión enorme me inunda. ¿Esta es la casa? No puede ser ¿verdad? Frente a mí hay una casa grande, parece una mansión. Una casa de dos pisos se levanta frente a mis estupefactos ojos. Se le ve demasiado elegante para mi gusto o el de ella. No es por ser mala amiga pero no creo que pueda vivir en un lugar así. Por cómo se ve y por cuánto costaría mantenerlo. Temo haberme equivocado pero me aterra más que la puerta se abra y Fernanda este del otro lado. Joe me observa expectante esperando alguna acción de mi parte. Yo solo mantengo el mismo pensamiento, no puede ser aquí.
—Joe estás seguro que...—me interrumpe.
—Sí, esta es la dirección que me diste—responde seguro.
— ¿Y si te la di mal? —frunzo mi ceño en confusión.
—No lo vas a averiguar hasta que salgas del auto y toques esa puerta.
Prácticamente Joe me empuja fuera del auto diciéndome que lo llame si sucede algo.
Doy unos pasos y volteo a mirarlo para asegurarme que sigue ahí hasta que entro. Algo en mi interior se revuelve ¿Estoy lista para volver a verla? ¿Y si ha cambiado? ¿Si ya no es la misma que yo conozco? Joe tiene razón. No sabré nada de eso si no me arriesgo así que toco el timbre pero al instante el pánico vuelve a mí. Tengo ganas de correr al auto y esconderme pero la puerta se abre dejándome ver a una señora de baja estatura vestida como si fuera del servicio. Me mira atentamente de pies a cabeza antes de decir alguna palabra.
—Buenas Tardes— ¿en qué puedo ayudarte? —dice con amabilidad.
—Vengo a ver a Fernanda ¿se encuentra? —pregunto temerosa.
—Claro pasa ya voy a buscarla—dice haciendo una seña de la siga detrás.
Dicho esto me deja sola parada en una gran habitación. Algo así como un living pero mucho más grande. Altos techos y largas paredes decoradas de forma antigua. Un sillón frente a una chimenea a leña y entre estos una mesa baja de madera. Un lugar que podría dejar a cualquiera con la boca abierta. Aunque es demasiado lujo para mi gusto, pero hay que admitir que es una linda casa.
Mientras más me hundo en mis pensamientos más me confundo. ¿Qué hace Fernanda en un lugar así? Antes de que pueda perderme completamente su voz me distrae.
—¡¡VALERIE—exclama mientras entra al lugar haciendo un leve eco.
—¡¡Fer!! ¿Cómo estás? tanto tiempo—ambas nos abrazamos.
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Cruzando nuestros caminos
RomanceEl equilibrio todo en nuestra vida funciona bien si se tiene esa dosis diaria de equilibrio imaginas una vida con estos ingredientes viajes, dormir poco, éxito, adulación, presión, necesidad constante de reinventarse, aplausos masivos y justo despué...