Capítulo 28

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Un hombre con una capucha se me acercó, parecía un sacerdote y su capucha me impedía ver de quien se trataba.

-_____, el Santo Padre desea verla, la recibira en privado, sigame. - Le seguí sin mediar palabra hasta el interior del Vaticano, atravesamos la sala de audiencias y salimos por una portilla disimulada en la decoracion de la pared, justo tras el trono Papal. Caminábamos por un oscuro y sinuoso pasillo, totalmente en silencio. Estaba muy nerviosa, no sabía porque habia decidido seguir a aquel monje, ni tampoco que hacía allí, los ojos se me tornaron totalmente rojos, se me erizo el vello de la nuca y mis sentidos, todos, se agudizaron. "Mierda, me estoy alterando y no lo puedo evitar". El hombre se descubrió la cabeza, me miró algo sorprendido y aun así, amablemente, me abrió otra puerta que dio directamente a una gran habitación, inusualmente brillante, iluminada por la luz natural procedente de la plaza.

Un hombre vestido totalmente de blanco se hallaba al lado del ventanal del balcón, se volvió y se acercó a mi lentamente

-Me alegro que haya decidido volver a verme, señorita Samuels...No es la primera vez que nos vemos, aunque me parece... creo que no me recuerda,soy Dimitri XVI, el Santo Padre, el obispo de Roma y el actual Papa de la unica religion verdadera, la nuestra, naturalmente, la unica y Santa religión cristiana, apostolica y romana-me dedicó una sonrisa, mostrando unos dientes casi mas afiolados que los mios, lo que no me tranquilizo precisamente. Sus ojos, frios como el hielo de un glaciar noruego, no se calentaban ni con el luminoso sol italiano.

-¿Qué desea de mi?-le pregunte desconfiada. En realidad, aunque nadie me habia dicho nada de lo que queria este Papa tan siniestro, yo sospechaba que ya sabia cual seria la respuesta. Solo habia una cosa que yo pudiera tener y este hombre todopoderoso no.

-Algo simple y sencillo para una persona como tu. Quiero la inmortalidad, tal y como tu la tienes- dijo sonriedo nervioso -sentemonos y tomemos algo reconfortante-dijo señalando un sofa, me moví a velocidad vampírica hasta el y me senté .No iba a darle lo que quería nada sin obtener nada antes.

-Quiero algo a cambio-dije dominante.

-Estoy al tanto de tu gran pérdida _____ ¿Zayn se llamaba?-dijo el Papa ofreciéndome una copa con...¡sangre!

-No se atreva a pronunciar su nombre, no se lo voy a permitir-dije alterada.

-No te enfades mi querida amiga, solo quiero obtener de ti una cosa y si ayudarte con tu amante perdido es la moneda que debo pagar, lo haré sin duda alguna-.

-Murió ante mi, esta muerto ,muerto, muerto, y yo misma lo enterré. Asi que ¿Cómo cree que puede ayudarme con Zayn?-dije.

-Puedes traerlo de vuelta, se puede hacer, niega que deseas que regresé y esta entrevista habrá finalizado -dijo el Papa con una sonrisa malvada.

-Pensaba que la religión católica no estaba a favor de las resurecciones- dije.

-Lo está, recuerda aquella oracion que dice que ''esperamos la resureccion de los muertos y la vida eterna, amen' Claro esta, se refiere que sera despues del Juicio final, pero yo tengo algo de prisa y no puedo esperar al fin de los tiempo, que me parece , no seran precisamente, mañana...

-La Resurección no la puedo hacer directamente yo, pero si puedo indicarte a la persona que te puede ayudar y él te dirá, a su vez, quién lo hará -ahora si que no entendía nada, estaba confusa.

-Acepto el trato, pero antes quiero que me diga como hacer volver a Zayn, después...le daré la inmortalidad, que tanto desea. Tiene mi palabra-dije levántandome.

-No, primero dame la inmortalidad...sino no hay trato y no retiraré a los cazadores que te esperan fuera-me giré, mordí mi muñeca y llené una copa.

Infinity (z.m + h.s fan fic) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora