5. El Ranger psicópata

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"El amanecer es siempre una esperanza para los hombres."

"Diecisiete"

Capítulo V:  El Ranger psicópata

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Diecisiete abrió los ojos, como cada mañana, recostado en la mecedora de su porche y con los pies cruzados sobre la ajada barandilla de madera.

El día apenas despuntaba.

Se levantó e inconscientemente hizo algo asombroso: se desperezó.

Cuando se dio cuenta de lo que hacía se detuvo en seco. ¿De dónde había salido esa necesidad de estirarse? Era la primera vez que le ocurría, y, sorprendentemente, se sentía genial.

Estirarse era una sensación refrescante. Debía hacerlo más a menudo.

Entró en la cabaña y salió enseguida, con su flamante Remington colgado del hombro y la pistola reglamentaria en las manos. Dejó ambas en la mesa del porche y acercó una silla hasta ella.

Desmontó primero la pistola. En apenas cinco movimientos la tuvo descargada y despiezada, y procedió entonces a limpiar meticulosamente cada una de las partes.

Las engrasó con cuidado y las volvió a montar.

Procedió entonces a hacer lo mismo con el rifle. El Remington era la envidia de la Central, y él era consciente. Nadie antes que él había conseguido aprobar los exámenes para la licencia de uso de ese arma en el parque. Era un arma de distancias largas y pulso firme, y allí había demasiados árboles.

Obviamente, sus extensos registros acerca de las armas de fuego habían influido en que le resultara pan comido pasar las pruebas sin entrenamiento. Pero el hecho de sentir esa atracción tan fuerte por las armas también había tenido algo que ver. Aunque su hermana y Dieciséis jamás habían experimentado interés por el armamento. Quizá era un residuo de su vida antes de ser un androide.

Disfrutaba de su tacto suave y frío y le encantaba el olor a pólvora que quedaba en el aire, al disparar. Y de todas las armas que habían ido cayendo en sus manos desde que trabajaba como Ranger, su debilidad eran las Remington, en concreto, su escopeta y su rifle, del que no se separaba cada vez que salía a patrullar.

Y, por supuesto, el mantenimiento de todas sus armas era pulcro y cuidadoso.

Ya había terminado de limpiar el cañón y se hallaba administrándole una fina capa de aceite para armas cuando escuchó un sonido que venía de dentro de la cabaña. Se detuvo y escuchó.

Era un ruido como de interferencias, y de pronto...

¿Diecisiete...?

Entornó los ojos. «¿De nuevo?», pensó.

¿Diecisiete...? ¿Estás ahí...?

Diecisiete se tomó su tiempo para terminar la delicada tarea, y, cuando al fin ensambló y cargó de nuevo el rifle, se levantó y entró en la cabaña para salir poco después con el walkie en las manos.

—Aquí Diecisiete.

—...Hola... Ehhh. Creí que no me contestarías...

Diecisiete se quedó callado un momento.

—¿Por qué no debería hacerlo? —preguntó en el mismo tono gélido.

Tienes razón, es una estupidez... —admitió ella.

Diecisiete (Dragon Ball Z/Z-Awards 2017 - Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora