27. Venganza

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"El amanecer es siempre una esperanza para los hombres."

"Diecisiete"

Capítulo XXVII: Venganza

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La tela de su camisa se rasgó con facilidad. Tras ella sólo estaba su piel. Sintió la sierra radial apoyándose contra su pecho. Pero pese a ser el instrumento cortante más efectivo del mundo, no pudo hacer gran cosa contra la piel de Diecisiete. Estaba modificada genéticamente para resistir incluso a eso. Aunque sólo era cuestión de tiempo que los tejidos de su cuerpo terminaran cediendo.

Sabiendo esto, Diecisiete cerró los ojos con fuerza y trató de nuevo, desesperadamente, de concentrar su energía. Pero fracasó otra vez.

Era su fin, tal como Spark le había dicho.

Entonces, en medio de tan angustiosa situación, la puerta principal del laboratorio explotó. Las hojas de metal fueron arrancadas de los goznes y volaron, cruzando el amplio espacio, hasta atravesar una de las paredes e incrustarse en el motor rotativo de la turbina de Eugene.

Spark tuvo el tiempo justo de ocultarse tras un enorme armario metálico de herramientas, y ponerse a salvo.

Diecisiete se vio libre, al fin. Y, de golpe, toda la energía que había estado intentando concentrar se acumuló alrededor de su cuerpo como una aura azul brillante, que generó una onda expansiva que provocó numerosos destrozos en paredes y techos, y destruyó los brazos mecánicos y las pantallas de Eugene.

Dieciocho y Krilin irrumpieron en el laboratorio a través del hueco de la puerta destrozada.

-Qué alegría verte... -musitó Diecisiete en dirección a su hermana.

Apartó la tela rota de su camisa y dio un vistazo a su pecho. La cuchilla de diamante no había conseguido cortar su piel, pero le había dejado una marca longitudinal en el pectoral.

-Tenía la corazonada de que la ibas a fastidiar con tus jueguecitos, Diecisiete -gruñó Dieciocho, entre dientes.

-¿Qué jueguecitos? -exclamó él, ofendido- ¡Casi me abren en canal! -gritó, señalándose el descamisado pecho.

-¡Si no fueras tan arrogante no habría pasado esto! -se rebotó Dieciocho.

Diecisiete rodó los ojos y decidió dejar la discusión para cuando pudiera disfrutarla. Oteó en la destrozada estancia y un ruido tras unos paneles metálicos llamó su atención.

-¿Quién es ese tipo? -musitó Krilin, señalando hacia el origen de los chasquidos.

-El demente que estábamos buscando... Y es mío -aclaró Diecisiete, sin apartar los gélidos ojos del científico.

Spark observó a los mellizos. Jamás soñó que tendría la oportunidad de verles despiertos a los dos a la vez. Su plan había sido buscarles y acorralarles por separado, juntos era mucho más difícil doblegarlos. Aún así, y teniendo en cuenta el peligro que corría, no podía dejar de contemplar la perfección con la que habían sido diseñados, sobretodo Dieciocho. Su posición de batalla, firme, relajada, de frente. Su rostro amenazador, inexpresivo. Todo en ella dejaba claro lo letal que podía llegar a ser.

Y además del inevitable terror, Spark sentía una especie de atracción enfermiza, como una emoción contenida por hallarse ante lo que siempre había idolatrado.

-Dieciocho, eres más bella aún que en las fotos... -jadeó Spark en un tono grave, casi lujurioso.

-¡Oye...! -exclamó Krilin. ¿Quién se pensaba que era ese imbécil para hablarle así a su esposa?

Diecisiete (Dragon Ball Z/Z-Awards 2017 - Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora