19. Intrusos

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"El amanecer es siempre una esperanza para los hombres."

"Diecisiete"

Capítulo XIX: Intrusos

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Diecisiete se había apostado en su mecedora, con los pies sobre la barandilla y el sombrero cubriendo su rostro. El anochecer le había encontrado así, y sólo cuando la tormenta que el servicio de meteorología local había pronosticado para esa noche se plantó sobre el bosque descargando litros y litros de agua, y encendiendo el oscuro cielo con un rayo tras otro, fue que Diecisiete se levantó y se desperezó, una costumbre a la que el androide había tomado el gusto.

Entró en la cabaña y observó su colección de armas con las manos en la cintura. Entornó los ojos, pensativo. El rifle era un arma que dominaba muy bien, pero no sería muy divertido apuntar desde cerca con él, y aquel día Diecisiete tenía ganas de diversión. Esa noche Diecisiete quería acortar las distancias tanto como pudiera.

¿La escopeta? De un disparo podía matar a dos de una vez. Demasiado fácil...

Y entonces se le ocurrió algo.

Desenfundó su semiautomática. Apuntó a un objetivo imaginario, con un ojo cerrado, y sonrió. Sí, aquella noche iba a ser interesante.

El walkie hizo un chasquido en aquel momento, y Diecisiete se acercó a la mesa sobre la que se encontraba el aparato.

¿Diecisiete? Aquí Ruby.

—Aquí Diecisiete —respondió él, pulsando el botón—. ¿Aún no te has acostado, "Bichóloga"? Las buenas chicas se van a la cama temprano.

Un silencio siguió a las palabras irónicas de Diecisiete, hasta que Ruby estableció conexión de nuevo.

...Te estoy esperando —confesó ella, tímidamente. Diecisiete sonrió.

—Esta noche tengo un asunto pendiente con unos tipos que se me escaparon una vez —explicó él.

¿Un asunto pendiente? —repitió Ruby, intrigada— ¿Qué asunto es ese?

Diecisiete chasqueó la lengua. Esa chica hacía demasiadas preguntas.

—Prefiero encargarme de ellos antes que pasarme la noche explicándotelo, Ruby —confesó él, algo rudo.

Oh, entiendo... —dijo la voz robotizada de ella—. Oye, ¿quieres que te deje la puerta abierta?

La súbita sugerencia de Ruby amplió la sonrisa de Diecisiete. Ruby no aceptaba un no fácilmente.

—"Jackie" es muy hábil, ya lo sabes —replicó él—. Cierra con llave. Y pon el cerrojo.

De acuerdo... —dijo ella, resignada.

Diecisiete entornó los ojos y pulsó el botón de nuevo.

—Ruby...

¿Qué?

—Mañana te compensaré por esta noche...

La respiración nerviosa de Ruby fue lo que Diecisiete escuchó a continuación, seguida de una tímida frase de despedida.

...Claro... B-buenas noches, Diecisiete.

—Buenas noches.

Y cortó la comunicación.

Con el arma escogida asegurada en su funda y un cargador de reserva, Diecisiete tomó el walkie y su sombrero, se puso su cazadora verde y se colocó el brazalete naranja en el brazo, agarró las llaves del coche y salió de la cabaña. Estaba cayendo un aguacero impresionante. El androide desbloqueó la puerta del coche y se introdujo en el habitáculo. Las gotas de lluvia tenían el tamaño de galletas, y le habían dejado empapado en el corto tramo desde el porche hasta el coche.

Diecisiete (Dragon Ball Z/Z-Awards 2017 - Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora