Adán y Esteban

Capítulo 26: "Retrospectiva"

Una confesión impactante de parte de Esteban que, Adán, jamás se imaginó...

—¡Tus padres están muertos!... ¿qué fue lo que pasó? ¿por qué tu padre se suicidó?

—Siempre he escuchado decir de las personas que han estado cerca mío que esas cosas suceden sin que se puedan evitar. No tengo otra respuesta además de esa. Me han enseñado que contra el destino poco o nada se puede hacer... ¿realmente quiere conocer mi historia?

—Por supuesto que sí quiero. Durante este último mes, a raíz de lo que pasó en mi fiesta de aniversario, te has vuelto alguien muy cercano para mí. Ya no eres solamente el amigo de mi hijo o mi asistente... me has ayudado mucho, y eso te ha convertido en alguien a quien considero indispensable.

Esteban, se quedó viendo la canasta con flores que Adán, tiene entre las manos, y le dice:

—Mi mamá le dio esas flores, ¿no es así?

—Sí, dijo que las usáramos para arrojarlas al lago.

—Entonces sígame. Algunas personas ya se han retirado. Queda muy poca gente cerca del lago, vamos a sentarnos allí

Y, en efecto, así era. Al parecer las personas de Sivitaz, ya no seguían tan al pie de la letra la tradición del festival y, después de un rato, lanzan las flores que llevan al lago y se retiran.

—¡Qué bonito lago! —exclamó Adán, cuando llegó a la orilla con Esteban.

—No solo el lago, el bosque también es precioso. La gente se esfuerza mucho por conservarlos debido a la mística que tienen

—¡Ojalá y en todo el mundo fuera así!... Vas a contarme tu historia o cambiarás el tema así de manera tan poco sutil.

—¿Fue tan evidente? —Esteban, se ríe—. ¡Muy bien!... Por dónde comienzo:

"Mi padre fue un militar de carrera que, según sus superiores, tenía una gran vida por delante en el ejército; toda la gloria y la fama lo esperaba allí. Durante un periodo vacacional que tuvo, vino con un amigo de paseo a Sivitaz, fue allí cuando, una tarde, conoció a mi madre. Él, quedó prendido de su belleza, así que, de inmediato, comenzó a cortejarla.

El amigo de mi papá, se fue de la ciudad a los pocos días, pero él, decidió alargar un poco su estadía aquí por mi mamá. Mi madre era maestra de una escuela de aquí, así que, mi papá, empezó a visitarla diariamente hasta que, después de un tiempo, consiguió enamorarla. Un amor muy intenso nació entre los dos, a partir del día que se hicieron novios, no volvieron a separarse.

Ellos dos, estaban por cumplir tres meses de noviazgo cuando mi papá recibió una carta de parte de su cuartel, le exigían que regresara de inmediato. Le contó a mi mamá lo que sucedía. Fue en ese momento, cuando ella le confesó que estaba embarazada. Mi papá, quien era un hombre de honor, sin dudarlo desertó del ejército y se casó con mi madre.

Gracias a la formación militar que tenía mi papá, le fue muy sencillo encontrar un empleo como guardaespaldas de un importante empresario de Sivitaz. Le pagaban bastante bien. Con eso pudieron empezar cómodamente una vida juntos a pesar de que, por petición de mi padre, mamá dejó de trabajar.

Todo parecía ir bien para ellos dos, el embarazo de mamá fue evolucionando satisfactoriamente, dispusieron una habitación para el o la bebé que nacería... pero, el día en que yo nací todo se complicó provocando que, mi mamá, muriera en plena labor de parto. Ni ella, ni yo, pudimos vernos una sola vez con vida en este mundo.

La depresión que invadió a papá en ese momento fue terrible, y para poder lidiar con ella se dedicó exclusivamente a su trabajo como guardaespaldas. En mi mente no existe un solo recuerdo alegre a su lado, porque el nunca estuvo conmigo; era muy distante, y aunque yo trataba de acercarme a él de cualquier forma, nunca me lo permitió. Esa es la razón por la cual, de niño visitaba con frecuencia a mi abuelo, su papá, que vivía en la costa, cada que tenía vacaciones en la escuela me mandaba para allá. Supongo que por la inocencia de ser niño, aún en esas circunstancias, yo aprendí a ser feliz, pero cuando mi abuelo falleció, comencé a tomar verdaderamente conciencia de que estaba solo en este mundo.