Capítulo 52: "La cuenta regresiva comienza"

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Adán y Esteban llegaron al acuerdo de que no se volverían a ver, sino hasta el sábado, a las once de la mañana, en el aeropuerto de Gazebo, para tomar el vuelo que los llevaría hacia su nuevo hogar. En el entretiempo, Esteban iría a Sivitaz por Isabel para que se fuera con ellos. No sabían con exactitud a donde se mudarían, pero eso era un detalle mínimo que en el transcurso de la semana definirían. Acordaron, también, contarle sus planes a Lucía, pero lo harían hasta el mismo sábado, para evitar que, con o sin intención, pudiera fugarse alguna información sobre su plan. 

Al tratar el tema de  la invitación que le había hecho Mayra a Adán para cenar esa noche en su casa, junto a sus hijos las cosas se salieron un poco de control: Esteban, en un principio, no estuvo del todo de acuerdo, pero finalmente, después de una pequeña discusión, llegaron al acuerdo de que Adán iría. Con esto pretendían que Mayra creyera que Adán haría su voluntad, y que estuviera tranquila, y que no les causará más problemas.  Finalmente, Adán, le entregó a un celular a Esteban, mediante el cual se mantendrían en contacto sin que nadie se diera cuenta. 

El tener que dejar de verse por esos cinco días a ninguno de los dos les causaba gracia, pero estaban conscientes de que era lo mejor que podían hacer. Antes de que Esteban saliera de la oficina de Adán, y la cuenta regresiva para ellos dos comenzara, se besaron con pasión, con una pasión que no se había visto entre ellos hasta ese momento. Sus besos sabían a anhelo, a una espera que quizás se les haría eterna, pero que al final desembocará en el comienzo de su felicidad.

Finalmente, después de un buen rato de estarse besando con Adán, Esteban, salió de su oficina. Y antes de irse para su casa, Esteban, le agradeció a Sandra por haber hablado con él, y le pidió que durante toda esa semana cuidará de su jefe.

Adán deseaba con todo su corazón que aquella noche no llegara, pero como en contra del tiempo nadie puede, cuando se vino a dar cuenta, ya se encontraba parado frente a la puerta de aquella casa, que por muchos años fue la suya. 

El nerviosismo que sentía era muy grande. No podía controlar su ansiedad y preocupación por lo que podía sucederle allí dentro. El tener a Esteban dentro de su corazón y sus pensamientos, y el recordar los planes que tenían juntos, era lo único que lo fortalecía y llenaba de valor. Antes de entrar, tomó su celular y le escribió un mensaje a Esteban:

"Hola, Esteban, mi chiquito. Estoy frente a la puerta de la casa de Mayra, listo para entrar. Me siento muy nervioso. Pienso en ti a cada momento. Eres mi anhelo y mi mayor fortaleza. A partir de hoy, lo único que nos separa son cinco días. ¡Te amo!".

Esteban no respondió el mensaje, y Adán lo borró de inmediato después de enviarlo. Todo era parte de su plan. No querían cometer ningún error. Adán tomó un poco de aire y procedió a abrir la puerta. Al entrar, por alguna razón, todas las luces de la casa se encontraban apagadas. Comenzó a palpar la pared buscando el interruptor y, cuando al fin logró encender las luces, un grupo de personas que se encontraban reunidas en la sala le gritaron: 

—¡Sorpresa!

Adán se quedó pasmado. Totalmente anonadado por aquello. A medida que pasaban los segundos iba viendo cada vez a más personas. Aquel grupo se conformaba por su círculo de amistades más cercano, clientes sumamente importantes del bufete y algunas personalidades de diferentes ámbitos del país. En resumen, en aquella sala se encontraba la crema y nata de Gazebo... del país entero. Y eso no fue lo más impresionante para Adán. Lo que más le impresionó fue ver, entre todos los presentes a Mayra y Emiliano sonriéndole de oreja a oreja y dándole la bienvenida a "su" casa.

—Señoras y señores, ya llegó a quien todos estábamos esperando. ¡Ahora sí, la fiesta puede comenzar! —dijo Mayra, a los presentes.

Adán se quedó convertido en piedra. El cuerpo simplemente no le respondía. Pero no pasó demasiado tiempo así, pues, increíblemente, Emiliano se acercó a él para decirle:

Adán y Esteban Donde viven las historias. Descúbrelo ahora