Capítulo 38: "Ephebus" -Primera parte-

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Una gran emoción había en los corazones de Adán y Esteban por realizar su primer viaje juntos como una pareja. A momentos, Adán, conducía con una mano y, con la otra, gustaba hacer caricias a Esteban. Las canciones que tanto les gustaban a ellos los iban acompañando en su recorrido. Después de unas cuantas horas, su primer tramo de recorrido llegó a su final. La primera parada en su viaje de luna de miel es la ciudad de Sagev.

Sagev, es la ciudad más grande del país. Es uno de los principales destinos turísticos gracias a sus zonas comerciales y vacacionales, pero sobre todo gracias a sus casas de apuestas. Debido a ello es conocida como "La ciudad donde nunca se duerme". Lo primero que hacen es buscar un hotel para poder hospedarse. Adán, decide llevar a Esteban a uno de los más caros en toda la ciudad: "El Palacio del César". Este hotel tiene apariencia de templo romano estirado hasta ser convertido en un rascacielos. El interior parece un paseo por el antiguo Imperio y se observan máquinas con aspecto romano y espectáculos de robots, fuego, agua y luces que semejan luchas entre dioses. 

Adán, paga para ambos la habitación más exclusiva del hotel conocida como "El Coliseo". La habitación es tan enorme como una casa. Luego de instalarse en el que será su nidito de amor, deciden salir a dar un recorrido por las calles de la ciudad. Los ojos de Esteban, no sabían hacia donde ver, jamás en su vida había visitado un lugar tan hermoso como este. Luego de caminar un poco se toparon con una tienda de ropa a la que decidieron entrar a comprar algo de ropa. Al salir de allí, un repartidor de volantes le entrega a Esteban, una hoja con publicidad sobre una nueva discoteca que recién inauguraron muy cerca de su hotel, pero por las prisas no la leyó con demasiada atención y, simplemente, dobló la hoja y la guardó dentro de un bolsillo de su pantalón. Al regresar a su habitación, después de haber almorzado algo en el restaurante del hotel, se metieron directo a la cama y, después de unos cuantos besos y caricias, se pusieron a conversar:

—¿Cómo te sientes con el viaje? —le pregunta Adán a Esteban.

—¡Muy feliz, amor! ¡esto me parece un sueño!

Adán, pellizca el brazo del muchacho para demostrarle que lo que está viviendo junto a él, no es ningún sueño.

—¡Auch! —grita Esteban, grito que Adán, calla con otro beso.

—Han pasado tantos años desde la última vez que vine a Sagev. Si mi mente no me falla, en esa ocasión vine para asesorar a un empresario con lo referente a un contrato de arrendamiento. 

—Yo creía que cada que salías a un viaje de trabajo tenías oportunidad de conocer.

—¡Claro que no! Ser un hombre exitoso en el trabajo, te deja sin tener éxito en tu vida personal. Ese es el alto precio que debes de pagar.

—Con eso que dices me quitas las ganas de querer llegar a triunfar como tú.

—No se trata de que no triunfes, se trata de que nunca pierdas el equilibrio.

Durante la conversación, los besos y caricias no dejaron de darse de parte del uno o del otro. El amor se sentía en aquella habitación. Sus almas se habían conectado, habían convertido en un solo ser.

—Esta ciudad es realmente majestuosa —le dice Esteban—. Todo aquí parece tener vida propia. ¡Es maravillosa! Nada que ver con la serena, Gazebo; o la rústica, Sivitaz.

En ese instante el muchacho recuerda el volante que le habían dado por la tarde y lo saca de su bolsillo para mostrarselo a Adán.

—¿Qué es esto?

—Quiero que vayamos a conocer ese lugar.

—¿E-phebus (Efebus)? ¿qué es esto?

—Me entregaron ese volante cuando salimos de la tienda de ropa. Al parecer, es una nueva discoteca que queda muy cerca de este hotel. Podríamos ir a divertirnos allí.

Adán y Esteban Donde viven las historias. Descúbrelo ahora