Capítulo 34: "Malibú, ¿aliada o enemiga?"

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En ese momento el cuerpo de Esteban, se volvió piedra por lo que Malibú acababa de decirle. Por unos instantes estuvo así, hasta que, sin que así lo quisiera sus piernas comenzaron a temblarle. Por más que lo intentaba, las palabras no le salían por la garganta, los sonidos a su alrededor los escuchaba como si estuvieran bajo de agua y el tiempo lo sentía pasar muy despacio.

Estuvo así, hasta que su logró que su cuerpo le respondiera. Con mucha dificultad consiguió moverse y dar un paso hacia atrás, pero cayó al suelo de inmediato. Por la cantidad de personas que había en la pista bailando nadie se fijó en lo que acababa de suceder. Malibú, le ofreció su mano para que pudiera ponerse en pie. Él prefirió levantarse por su propia cuenta. Sin quitarle la mirada de encima, Malibú, le dijo:

—Me cansé de bailar. Vamos a sentarnos.

Durante el resto de la fiesta, Esteban, no volvió a hablar con nadie, y evitó a toda costa cualquier contacto, por más mínimo que fuera con Adán. Todo por miedo a que Malibú, pudiera decir algo frente a todos. Cuando finalmente la fiesta terminó, se sintió muy aliviado. Joaquín e Isabel, habían logrado entablar una buena relación con Azalia y Ulises y, al ir saliendo del auditorio, venían conversando con ellos, y con Mayra y Adán; Malibú, conversaba con Emiliano y Azul. La única nota discordante en el grupo era Esteban, o así era hasta que Emiliano se le acercó para hablarle.

—¿Qué quieres Emiliano? —le preguntó un tanto exaltado.

Emiliano se le quedó viendo con una expresión tan dura en el rostro, que él imaginó lo peor.

—Quiero que me digas todo.

Esteban, sintió cómo, de nuevo, sus piernas comenzaron a temblarle sin que pudiera hacer nada para detenerlas.

—Decirte que.

—¿Qué pasó entre tú y Malibú? —los ojos de Emiliano, brillaban esperando que Esteban, le respondiera.

—¡Ah, era eso!

—¿Qué más podría ser?

—Nada... ella, ¿no te contó nada?

—Mi amigo eres tú. Tú, tienes la obligación de contarme todo.

Esteban, se sintió aliviado al saber que su secreto seguía a salvo.

—¿Qué quieres saber exactamente?

—¿Ya son novios? —Emiliano, clavó su mirada en él.

—¡Cómo vamos a ser novios! —levanta la voz un poco. 

—¡Que lento eres! —Emiliano, lo regaña—. Malibú, es una chica muy guapa. No comprendo por qué no aprovechaste.

—Mejor cállate, que no me gustó para nada todo este plan tonto que armaste —Esteban, comienza a reclamarle.

—Tranquilo, no tienes que sentirte mal por ser tan lento... Malibú, se quedará dos días más en Gazebo.

—¿Dos días? —Esteban, traga saliva.

—Sí. Lo mejor de todo es que mañana por la noche vamos a salir los cuatro de fiesta. ¡No es maravilloso!

—Yo no puedo.

—¿Por qué? —Emiliano, se le queda viendo molesto.

—Mis papás se regresan mañana a Sivitaz, y no se cuando pueda verlos otra vez. Quiero pasar todo el día con ellos.

—No hay problema. Será después de que los lleves al aeropuerto, o acaso, ¿ya tenías algún plan hecho?

Esteban, recuerda que había quedado de verse con Adán.

Adán y Esteban Donde viven las historias. Descúbrelo ahora