Capítulo 42: "Cizaña"

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Esteban y Adán, salen del hotel y se suben al auto de este último para continuar su viaje de luna de miel:

—Ahora, Adán, ¿a dónde iremos? —le pregunta.

—Pues tengo varios lugares en mente, pero me gustaría saber si hay algún lugar en particular que desees conocer. 

Esteban se queda pensando por un momento, se sonroja y después le responde:

—Puede que lo que te voy a decir te suene tonto, pero, pero...

—¿Qué pasa chiquito?

—Yo nunca había viajado antes, solamente conocía Sivitaz, mi ciudad natal y luego Gazebo, cuando me mude a vivir allí hace unos meses y, ahora, conozco Sagev porque tu me trajiste. En pocas palabras, cualquier lugar al que me lleves será perfecto para mí —le da un beso en la mejilla, se recuesta en su hombro y le toma una mano.

—Entonces ¡tengo el lugar ideal para que sea nuestra próxima parada! —Adán, le responde muy emocionado.

—De que lugar hablas.

—Es una sorpresa, así que no te voy a decir nada hasta que hayamos llegado allí.

Esteban, sonríe muy feliz. El auto de Adán sale de Sagev y toma la carretera con rumbo hasta ese momento solamente conocido por él.

***

De regreso en Gazebo, Mayra llega a "Eva". Al entrar, Jaime le informa que tiene una visita, que una mujer mayor la está esperando en su oficina, "una mujer bastante especial", se la describió. Ella sabe de quién se trata así que se dirige de inmediato a su oficina. Al entrar encuentra a Cándida, sentada, tomando un café.

—Hola, Señora de Hernández.

—¡Mayra! ¡querida! ¿cómo estás, mi cielo bello? —Cándida se pone en pie, y va a saludarla con una labia propia de alguien que no tiene buenas intenciones.

—Muy bien, ¿y usted?

—Ya sabes, hija, con los achaques propios de la edad, pero fuera de allí, muy bien.

—Me da mucho gusto.

—Por cierto, ¡que hermosa esta tu oficina! es tan... tan —menea la cabeza dando un vistazo rápido a todo el lugar—. Particular.

A Mayra no le agrada el comentario... más bien la forma en que se lo dijo, pero prefiere ignorar y cambiar la platica para poder despachar a aquella mujer lo más pronto posible.

—Señora de Hernández...

—Siempre tan formal. Dime Cándida.

—Señora de Hernández, ¿qué quiere hablar conmigo acerca de mi marido? —Mayra, se sienta.

—No quiero que pienses que soy una chismosa, pero tuve un encuentro un tanto extraño con Adán en Sagev. Lo que me extraño fue ver que no andabas con él, ¿por qué? —la mira con malicia en los ojos.

—¿¡Sagev!?

—Sí, ¿por qué lo dices con esa extrañeza? ¿acaso no lo sabías?

—¡Ah!... —Mayra, se queda sin saber que responder.

—¿¡No lo sabías!? —le dice con una voz llena de cizaña.

—Sí lo sabía.

—¿Por qué no lo acompañaste? No deberías permitir que tu esposo ande solo, bueno no anda solo.

—Qué quiere decir.

—Lo que sucede es que casualmente nos quedamos hospedados en el mismo hotel. Yo me vi en la necesidad de salir de mi habitación por un problema que tenía, fue allí cuando me lo encontré en el lobby con una actitud francamente sospechosa.

Adán y Esteban Donde viven las historias. Descúbrelo ahora