Escuchar llorar a Esteban dentro de aquel garaje era verdaderamente desgarrador, había que ser alguien sin emociones para no conmoverse. Adán no fue la excepción, y no pudo evitar que algunas lágrimas rodaran por sus mejillas, mientras caminaba de regreso al interior de la casa, donde Isabel lo esperaba sentada en la sala, con el corazón lleno de ansiedad.
—¡¿Qué sucedió?! —le pregunto nomás lo vió.
Los gritos de Esteban se escuchaban incluso allí...
—No se preocupe más por su hijo, él estará bien —la abrazó y se puso a llorar también.
—¡Gracias por ayudar a mi hijo! —le dijo Isabel, acariciandole la cabeza, llorando junto a él.
—¡Qué gran razón tenía Joaquín con respecto a usted! Yo sé que en parte se fue tranquilo de este mundo sabiendo que usted cuidaría a nuestro muchacho. Todo mundo se iba por la pinta de que Joaquín era un hombre insensible por su mal carácter, pero yo que viví con él por tantos años, sé muy bien que él podía ver más allá de lo que las personas muestran
Adán abrazó con más fuerza a Isabel. Ella respondió con gentileza a aquel abrazo.
—Licenciado —dijo—. ¿Usted quiere a Esteban?
—Con todas las fuerzas de mi corazón —le respondió de manera espontánea y sin dudar.
Isabel sonrió, y comenzó a recordar una conversación que tuvo con Joaquín, la tarde antes del accidente:
—Como quisiera ver a nuestro hijo.
—Déjalo, mujer, no ves que está trabajando, construyendo su propio futuro. Es el orden natural de la vida que los hijos tarde o temprano abandonan a sus padres.
—Pero, me preocupa. No puedes evitar que eso me suceda.
Joaquín se acerca y le da un beso en la frente.
—Mujer, nuestro hijo está en las mejores manos, al lado de la mejor persona para él...
—¿Qué quieres decir?
—Yo me entiendo solo —le da otro beso y se va...
Esteban permaneció durante toda la noche llorando en el garaje. Fue hasta la mañana siguiente que se sintió mejor cuando salió de allí. Afuera se encontraba Adán, quien lo estaba esperando, tomándose un café.
—Hola, buenos días —le dijo Adán en cuanto lo vió salir.
—Hola, mi amor —le respondió sonriente.
—Veo que ya te sientes más tranquilo.
—Mucho —le dijo luego de sentarse a su lado—. Y todo fue gracias a lo que hiciste ayer.
—No tienes nada que agradecer. Cómo podría pretender ser tu novio sino soy capaz de estar contigo en los momentos buenos, en los malos y... en momentos como los de anoche.
—Adán...
—Dime, ¿qué ocurre, bebé?
—Quiero que regresemos a Gazebo. Perdona por pedirte esto, pero no me siento con ánimos de continuar el viaje. Si bien es cierto que me siento mejor, hay un luto en mi corazón el cual me gustaría darle su tiempo para que se me pase por si solo.
—De hecho yo iba a pedirte exactamente lo mismo. Así, de esa forma, podré finiquitar cuanto antes mi relación con Mayra; mañana mismo al llegar a mi casa terminaré mi relación con ella. ¡Estoy decidido a hacerlo!
—¿Estabas hablando en serio sobre eso?
—¡Por supuesto! a poco creías que estaba mintiendo.
—...
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Adán y Esteban
RomanceEstán por cumplirse veinticinco años desde que Adán y Mayra unieron sus vidas en matrimonio. Durante ese tiempo ellos dos han sido completamente felices: nunca han discutido por nada que no pueda arreglarse con hablar calmadamente y darse un beso. S...