El día después.

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Capitulo 19: El día después.

Solía pensar que la muerte era lo más aterrador de vivir, cada vez que mis padres salían de casa, temía que esa fuera la última vez que los viera. Hasta que ellos no regresaban no podía dejar de imaginarme cientos de escenarios en los que la muerte podría alcanzarlos.

La muerte era mi mayor temor. Podía dormir a oscuras, acercarme a las arañas, ver payasos aterradores y monstruos horripilantes, pero nada me daba más miedo que la muerte.

Ni siquiera podía escuchar hablar sobre guerras o accidentes fatales sin estremecerme y correr a ocultarme bajo la cama.

Tuvieron que pasar largos años antes de darme cuenta de que no debía temerle.

La muerte no es lo más aterrador de vivir, sino el miedo mismo. Vivir con miedo a morir no es vivir, sino solo esperar a que ésta llegue, y definitivamente yo quiero vivir mi vida al máximo.

No solo por mí, sino por todos aquellos que ya no pueden hacerlo...

El silencio reinaba por los pasillos de Hogwarts, el único ruido que se escuchaba eran los quejidos de dolor y los llantos por los que habían perdido. Los terrenos del castillo estaban siendo desinfectados de Inferis, mientras los cuerpos de los caídos eran llevados junto al lago donde los acomodaban uno junto al otro, limpiándolos, reconociéndolos y preparándolos para despedirse de ellos.

Albus Dumbledore caminaba por el colegio con la mirada perdida, sus manos jugando con un pequeño reloj de bolsillo, sin prestar atención a lo que sucedía a su alrededor. Su mente no podía dejar de pensar en lo que había sucedido horas antes.

La muerte de Voldemort fue un detonador culminante en la batalla. Más de la mitad de los mortífagos que aún seguían de pie comenzaron a despertar de la maldición Imperius a la que él los había sometido, pidiendo clemencia. Y los demás, los más leales atacaron con furia, queriendo vengarse de la muerte de su amo, mientras los que estaban con él solo por miedo se entregaron voluntariamente.

Los aurores se los habían llevado a todos y los juicios comenzarían luego de una semana en la que el Primer Ministro proclamó duelo por los caídos.

No fue hasta que Albus llegó al Gran Comedor que salió de su burbuja mental, dirigiendo su mirada hacia sus jóvenes alumnos que habían salido de su resguardo para ayudar. Sonrió con tristeza al ver a una pequeña niña de primer año abrazando a una anciana que lloraba desconsolada.

-Tranquila señora Weylex, su esposo ahora está en un lugar mejor.-Intentaba consolarla la pequeña acariciando sus cabellos con dulzura, como su madre hacía cada vez que ella tenía una pesadilla.

Vio a su hermano sirviendo vasos llenos de Whiskey de Fuego a los adultos y Jugo de Calabaza a los menores y pensó en lo bien que le vendría un trago fuerte en esos momentos.

-Señor.-Dumbledore se giró hacia la entrada, encontrándose con Ted Tonks lleno de tierra y con su túnica rota.- Los... cuerpos...-Ted tuvo que aclararse la garganta para evitar el nudo que se formaba al pensar en los caídos en la batalla.- Ya están. Recorrimos todo el castillo. Por suerte no hubo muchas bajas, pero si las suficientes. No se siente un victoria ¿Verdad?-

-No Ted, siempre que haya una guerra, no habrá victorias. Para ningún bando.-

-No sé si sea correcto pero... Andy yo queríamos preguntarle si...-

-Vayan.-Lo interrumpió al comprender lo que quería pedirle.- No deben hacer esperar más a esa niña. Pero por favor, antes de irse, llévese al resto con usted. Estoy seguro de que hay más de una persona esperando ansiosa sus llegadas.-Ted asintió rápidamente, sonriéndole agradecido antes de salir corriendo por el pasillo, en búsqueda de su esposa y el resto de los Hogwartianos originales.

Tiempo HechizadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora