Tiempo Hechizado

2004

Capitulo 70: 2004.

-¿Cómo pudiste? ¿Cómo pudiste hacerme esto? Hacernos esto. No te reconozco. ¿Dónde está ese niño con el que crecí? ¿Ese hombre que me juró amor? Te juro que por más que intento entenderlo no le encuentro explicación. ¿Qué tu madre te odiaba? ¿Qué creías que merecías otra vida y no la que tenías? Esas no son excusas para lo que me hiciste. Enamorarme, desarmarme por completo, dejarme indefensa, embarazarme y luego intentar matarme de la misma manera que tu madre hizo con la mía. - Su voz se quebró mientras lo observaba sentado en la esquina de su celda, con la mirada fija la pared contraría. – Yo te amé enserio Devon, te amé con todo lo que soy, y a pesar de todo lo que me hiciste, te sigo amando. – Se llevó una mano a la boca intentando contener el llanto, cerrando los ojos con fuerza. – Te amo tanto que duele amarte. Y duele porque no te lo mereces. No te mereces mi amor ni te mereces a la hermosa bebé que hicimos. – Por primera vez desde que llegó, Devon se giró hacia ella, quien dejó salir una sonrisa al hablar de su hija. – Es hermosa, realmente hermosa. No se si es mi mirada de madre o qué, pero nuestra hija irradia luz. Una luz cálida, que te llena de paz y amor. – Limpiando sus lágrimas, sacó un sobre grueso de su bolsillo. - ¿Sabes qué es esto? – Le preguntó sabiendo que no recibiría respuesta. – Son todas las cartas que me escribiste, las fotos que nos tomamos, los regalos que me hiciste. – Ella observó el sobre y dejó escapar una pequeña carcajada. - ¿No es mucho, verdad? – De su otro bolsillo sacó su varita. – Esto es lo que haré con mis recuerdos sobre ti. – Explicó antes de acercar su varita al sobre, haciendo un hechizo de fuego que los encendió hasta arder. – Esto es lo que haré con el amor que te tenía, Devon. Lo único de ti que amaré, será a mi bebé, una bebé que no te conocerá. No cometeré el mismo error que tu padre. – Sentenció alejándose de su celda, sin notar cómo Devon dejaba caer sus lágrimas mientras veía el fuego arder.

Meses antes...

-¿COMO LLEGASTE AQUÍ?- Gritó Lucius dando un paso hacia adentro de la sala de espera, dejando al resto de su familia del otro lado de la puerta. - ¡RESPONDE! ¿COMO ESCAPASTE DE LOS AURORES? –

-Tengo mis trucos. – Respondió el joven frente a él con una sonrisa cínica. – Quería ver cómo estaba mi prometida, y de paso, conocer a mi bebé. ¿Dónde está mi hijo? –Preguntó mirando sobre el hombro del rubio hacia Elizabeth, quien apretaba al bebé contra su pecho. –Ahí está. – Sonrió dando un paso hacia ellos, pero Lucius le impidió acercarse más levantando su varita hacia él.

-Ni te atrevas a dar un paso más. – Gruñó sintiendo cómo Ted, Regulus y Sirius se colocaban a su lado.

-Vete de aquí. –le ordenó Regulus con furia.

- ¿Por qué debería hacerlo? –preguntó como respuesta, cruzándose de brazos. – Mi familia está aquí. – Con la cabeza señaló hacia la puerta que llevaba a la habitación de Agatha, mientras con la mano a la bebé en brazos de Elizabeth.

- Ellas ya no son nada tuyo. – Respondió Sirius apretando los puños con fuerza, tratando de contenerse para no saltarle encima.

- ¿Ellas? ¿Asique es una niña? ¿Qué nombre creen que le quede mejor? ¿Mía o Alissa? – Lizzie gruñó desde su lugar. Hacía menos de dos días una mujer con ese nombre había aparecido por el hospital y había intentado atacar a Agatha, un poco de Veritaserum les hizo saber que era la amante de Devon, o como ella se hacía llamar "su verdadera prometida".

-Tú no la nombrarás, jamás sabrás cómo se llama porque nunca la conocerás. – Dijo Ted apuntándolo.

- ¿Y negarme el derecho que a mi madre si le dieron? ¿La familia amorosa alejará a un padre de su hija? No me parece algo muy ético de su parte. –