Febrero 1994 parte 2

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Capitulo 51: Febrero 1994 parte 2

La noticia del compromiso entre Remus y Dora se esparció por la familia tan rápido que para cuando el castaño salió de dar su primera clase todos sus sobrinos estaban en el pasillo esperándolo para felicitarlo junto a Minerva, Albus y Hagrid, al mismo tiempo que Dora llegaba a la casa de sus padres para encontrarse a sus tías y primas ansiosas de abrazarla y ver el anillo que el Merodeador le había entregado.

Fue ese el tema de conversación durante los siguientes diez días, hasta el 14 de febrero, día de los enamorados, donde las mujeres dejaron de preocuparse en Remadora para ocuparse en pensar qué harían esa noche con sus parejas. Layla era la más entusiasmada en que la noche llegara, Severus le había prometido una noche inolvidable y cuando su novio le hacía una promesa, la cumplía.

Habían quedado en reunirse en la entrada a Hogsmade desde el castillo al atardecer y Tonks, como buena mejor amiga, había acudido a la casa de la morocha luego del mediodía para ayudarla a vestirse. Layla se había comprado un vestido azul que le llegaba un poco más arriba de la rodilla con un escote redondo que resaltaba su busco y un cinturón negro fino que realzaba su cintura. Había dejado su cabello suelto, ondeando un poco las puntas y su maquillaje era un fuerte delineado de ojos, que sabía que era lo que más le gustaba a su novio.

Mientras ella terminaba de alistarse, Severus daba los últimos detalles de la sorpresa. Las Tres Escobas nunca se había visto tan bien como esa noche, el pelinegro le había pedido a Rosmerta reservar el lugar para él y Layla, ya que allí había sido su primera cita y era en ese lugar donde pensaba declarársele.

Sabía que a su novia no le gustaba las cosas cursis, pero también sabía que ella se merecía lo mejor del mundo, y eso era lo que le había preparado. A diferencia de Remus, él no había tardado tanto en darse cuenta que quería pasar el resto de su vida con Layla, ni le había costado decidir qué hacer, lo único que le había llevado tiempo fue desarrollar su plan. Y es que su idea no era preparar una cena romántica ni decorar con flores y velas la habitación, no, su princesa se merecía más que eso. Con la taberna de Madam Rosmerta decorada con telas blancas que colgaban desde el techo hacia las paredes y pequeños candelabros que bajaban del techo, fotos de la pareja colgaban debajo de éstos y en el centro del lugar, una mesa con el jugo de ciruela que se había vuelto el favorito de la pareja y unos bocadillos livianos. Frente a la mesa un proyector que mostraba las escenas de besos de películas que a Layla le parecían hermosas, el video se reproducía una y siempre terminaba igual.

Revisó su traje negro y se acomodó la corbata frente al espejo, se sentía ridículo con esa ropa, pero Lay valía la pena se repitió suspirando para mirar la hora en su reloj de bolsillo y acarició la dedicatoria que su madre había mandado a hacer cuando cumplió un año, esperando al día en que cumpliera los diecisiete para entregarle el reloj, una lágrima rodó por la mejilla de Severus al pensar en que ella nunca pudo dárselo, ni conoció a su maravillosa novia, ni estaría en su boda, ni conocería a sus nietos.

-No importa lo lejos que estemos, siempre serás mi príncipe.- Leyó con una pequeña sonrisa. - Siempre lo seré mamá, pero a partir de hoy, tendré otra reina en mi corazón.- Susurró mirando hacia el cielo, saliendo de la taberna para ir en búsqueda de su futura reina.

El camino desde la entrada al pueblo hasta Las Tres Escobas estaba lleno de pétalos de rosas que se detenían en cada lugar en el que habían parado aquella tarde de su primera cita, Layla lo recorría enternecida con el detalle, la luz del atardecer haciendo del trayecto algo sumamente precioso. Severus la observaba desde el final de la calle, esperándola con un ramo de sus flores favoritas, cuando ella lo vio, corrió hacia él abrazándolo del cuello y besando sus labios con pasión.

Tiempo HechizadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora