Marzo 1986

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Capitulo 40: Marzo 1986

Luego del velatorio del matrimonio Villalba, la familia Black se digirió a la mansión Malfoy, donde dejaron a la niña en su nueva habitación. Draco, emocionado por conocer a la que sería su "hermanita", se paró junto a la cuna y le contó sobre cómo había ayudado a sus tías a decorar el cuarto, también le describió su árbol genealógico al completo y le habló sobre esa familia de amigos de sus padres que lo habían acompañado desde antes de su nacimiento, asegurándole que todos la querrían tanto como a él y a sus primos.

Narcissa y Andrómeda pasaron un largo mes de luto junto a su madre, cuidando de la pequeña Ágata como si fuera su propia hija, tal y como le habían prometido a su hermana.

Y mientras la familia Black luchaba por salir de la tristeza, el hijo de Mia y Peter nació. Regulus asistió al parto junto con Peter, solo por lealtad a su amigo. Mia fue encarcelada dos días después, por homicidio múltiple, ya que la muerte de Bellatrix había sido por culpa del mismo veneno que mató a Franco. Y Peter, con su hijo Devon, volvieron a Argentina luego de una pequeña celebración de despedida organizada por los Merodeadores, principalmente por Sirius, quien le agradeció por haber acompañado a su prima esos años que él y su familia no pudieron.

Así, los meses pasaron y lentamente todo volvió a la normalidad.

Con felicidad, veían a Ágata crecer, siempre acompañada de Draco, quien tenía debilidad por ella. Knut muchas veces peleaba con él por querer jugar con la bebé, y era la pequeña Samantha quien intervenía, llevándose a la beba con ella y sus amigas, para enojo de su primo y su mellizo.

Otras que parecían inseparables eran Lizzie, Milly y Ginny, quienes vivían haciendo reuniones de té. Las tres eran peligrosas cuando se juntaban, pero más lo eran sus hermanos, que aprovechaban que sus padres las reunían en alguna casa para correr por todo el terreno haciendo escándalo. Peor era cuando los mellizos se unían o cuando Hermione, Luna, Tori, Daphne y Benjamín los acompañaban.

Mione prefería jugar con Ron y Harry, y entre los tres armaban historias increíbles, llevándolos a las más disparatadas aventuras en el jardín de su casa. Trolls, Acromántulas, Hombres de doble cara, Perros de Tres Cabezas, Basiliscos, muchas criaturas aparecían en su imaginación y a sus padres les encantaba verlos tan divertidos con sus palitos de madera haciendo de varitas mágicas y sus espadas hechas de cartón.

Hubo un día en particular, que había comenzado como uno normal, en que los Longbottom, los Potter y los Weasley se habían reunido en la casa de éstos últimos, que se convirtió en una de sus aventuras especiales.

Dos niños de cabellos negros reían en voz baja mientras se escondían de un pelirrojo, que los buscaba por toda la casa.

-Neville, Harry ¿Dónde están? Me estoy cansando de jugar a este juego.-Gruñó el pelirrojo sentándose en el piso y cruzando los brazos. Neville y Harry se miraron, volviéndose a reír y salieron corriendo de su escondite tirándose encima del pelirrojo.

-Hola Ron.-Saludó Harry con burla mientras se levantaba del suelo y ayudaba a sus amigos a hacerlo.

-Enserio odio este juego.- Dijo Ron enojado.

-Te creemos Ron, no te preocupes. Vamos a pedirle a los grandes algo para comer.-Respondió Neville con una gran sonrisa y los otros dos asintieron, corriendo hacia el comedor donde tres hombres, parados, hablaban sobre el ministerio de Magia y tres mujeres, sentadas alrededor de la mesa, jugaban con sus hijas a tomar el té.

-Mamá, tengo hambre.- Dijo Harry acercándose a su madre y agarrando la mano de su hermanita.- Hola Lizzy.- La saludo con voz de bebé haciéndola reír.

Tiempo HechizadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora