Agosto 1985

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Capitulo 36: Agosto 1985

Narcissa había entrado en depresión luego de las noticias sobre su hermana, había puesto tantas esperanzas en volver a verla que la tristeza la consumió hasta convertirla en una especie de zombie que solo se levantaba de la cama para atender a su hijo cuánto éste le pedía jugar. Draco era el único que lograba sacarle una sonrisa, aunque ésta fuera mínima.

Lucius, preocupado por su esposa, organizaba reuniones diarias en las que todas sus amigas se acercaban a tomar el té con ella, contándole anécdotas divertidas o chistes tontos, pero ella apenas se colocaba una bata sobre el camisón para recibirlas, tomaba el té y volvía a la cama, sin prestarles casi atención. Todos odiaban verla tan triste, pero ya no sabían qué hacer para reconfortarla. Lo habían intentado todo y la única solución que les quedaba era casi imposible.

Pero Andrómeda haría lo que fuera por su hermana, y fue por eso que una tarde, estando en la Madriguera luego del cumpleaños de Ginny, se sentó en la mesa de la cocina y comenzó a escribir una carta.

Querida Bellatrix:

No sé qué es de tu vida más que estás en Argentina por tu encuentro con Regulus. No sé si sentirás la angustia que todos nosotros sentimos, ni sé si leerás esta carta.

Mi corazón se siente roto. No puedo más que llorar al pensar en ti. Confié en que te volveríamos a ver. Confié en que podrías encontrar la bondad que perdiste con los años. Confié en que volveríamos a ser esas hermanas unidas que éramos cuando pequeñas.

Fui una tonta, tan crédula como cuando niña.

Y ahora todos estamos pagando las consecuencias de tener fe en ti. Pero Cissy... no sé cuánto más va a resistirlo. Tengo tanto miedo por ella. La veo morirse de tristeza frente a mis ojos y no sé qué más hacer para salvarla.

Por favor Bella, si nos quieres una mínima parte de lo que dijiste querernos aquella última vez, haz un esfuerzo y vuelve. Te necesitamos.

Por favor.

Con cariño, tu desesperada hermana que te ama. Andrómeda.

Dobló el pergamino a la mitad y lo metió en un sobre, colocando el nombre de su hermana en él. Lo dejó sobre la mesa y limpió sus lágrimas, levantándose para ir en busca de Molly para pedirle una lechuza. Al volver, le entregó el sobre a la lechuza parda de Bill, pidiéndole que no volviera hasta que tuviera una respuesta. La vio volar hasta que la perdió de vista, cuando su hija apareció buscándola, diciéndole que iban a jugar un partido de Quidditch y que quería que fuera el árbitro.

Una semana pasó y Petunia se encontraba en la casa de los Granger tomando el té con Jean aprovechando que Benjamin había ido a la madriguera a pasar unos días con sus primos en la pileta, disfrutando de las últimas semanas de vacaciones.

-¿Todavía no tienen noticias de la hermana de Andy y Cissy?-Preguntó Jean mientras entraban a la sala con la bandeja de té.

-No. Andrómeda está preocupada y Narcissa está cada día peor. Lucius está pensando en internarla.- Respondió Petunia volteando su mirada de su amiga a la sala, abriendo los ojos de par en par al ver un libro flotar desde la biblioteca hasta el sillón individual donde una enferma Hermione de seis años lo observaba fijamente. Jean dejó caer la bandeja al mismo tiempo que la rubia lanzaba una exclamación sorprendida. Jamás se le hubiera ocurrido que la hija de su mejor amiga podría hacer levitar un libro.

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