Capítulo 3

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Creo que estoy mareandome, voy a morir de coraje, o probablemente mi padre me mate. ¿Pareja? Porque si es así, porque no me lo comentó antes ¿No confía en mí? O solo le importa la opinión de Kate porque ella si pertenece a su ámbito y yo no.

—¿Desde cuando tienes pareja, Charles?. —pregunté a mi padre después de un gran silencio incómodo.

—Un año. —contesto con la mirada baja.

Habría explotado en cuando pronunció esas palabras, de no ser que ya lo sabía. Un día cuando me encontraba en la universidad empecé a sentirme mal y el médico decidió hablarle a mi padre para que pudiera recogerme, pero no fue él quien contestó el teléfono sino ella. Ella fue quien dijo que "era pareja del señor Valentine" y desde ahí sabía que mi padre mantenía una relación con alguna fulana y no confiaba lo suficiente en mi, para comentarmelo.

—¿Un año?. —pregunté recelosa,todos asintieron de acuerdo —¿¡No tenías la suficiente confianza para comentarlo!? ¡No se a quien odiar más, si a ella por querer ocupar el lugar de mamá o a ti por ocultarlo tanto tiempo!. —mi pulso se aceleró —Kate lo sabía, ¿Porqué yo no?
A caso, es la diferencia en que ella trabaje para ti y yo decida estudiar en un jodida escuela para no dedicarme a tu estúpido negocio familiar. —estoy alterandome esto no es bueno, no para mi salud y menos si puede decir cualquier cosa hiriente —¡Contestame Charles!

Sabía que era verdad, lo sabía. Él no lo había comentado por no pertenecer a su mundo, al mundo de mi hermana, al mundo del narcotráfico. Alterne la mirada entre Kate, Charles y Antonella, y como siempre obtuve respuesta negativa. Reí, no era una risa de alegría sino una risa de coraje. Llena de odio.

—Me encanta el silencio sepulcral que se está formando en este jodido momento. —hablé mirando los tres pares de ojos que me veían sin entender —Voy a ir a tomar una copa, cuando regrese quiero un boleto de avión hasta Seattle y mis maletas ya hechas. —Charles iba a reprenderme pero lo callé con una movimiento de manos —Ustedes hicieron mis maletas para venir aquí, también las quiero hechas para cuando me vaya. Y no quiero un no por respuesta.

Sin más, salí del cuarto. Frustrada subí al ascensor y me conduje en la caja metálica hasta el primer piso. Al llegar al primer piso, decido tomar un taxi e ir a un club cerca del hotel. No tomo, porque el olor que desprende el alcohol me causa náuseas y la primera vez que lo pobre, termine dormida en medio de mis amigos. The night, fue el club más cerca que el chofer del taxi pudo traerme, como era de esperar tuve que hacer una larga fila para acceder al lugar, después de media hora, veinte llamadas perdidas de papá, diez de Kate, otras diez de un número desconocido entre al lugar.

La luz tenue fue lo primero que me recibió al entrar por las grandes puertas negras del lugar, recorrí el lugar con la mirada encontrando así, un escenario, la zona VIP, y la barra dónde se encontraba un chico que me miraba fijamente. Traía consigo una chaqueta de cuero color negra, un jeans color negro y una camisa color blanca. Cargaba en su mano derecha una cerveza y la otra la tenía alrededor de la cintura de una chica, la cuál le decía cosas al oído pero él no le hacía caso, hasta que un pequeño hombre se interpuso en su campo de visión. Aquel hombre le murmuró algo al oído y ambos hombres voltearon a verme, pero fue a uno de ellos que lo reconocí. Jay se dirigió a mí con paso decidido y con una sonrisa radiante en su cara, al llegar junto a mí, su abrazo me tomo desprevenida.

—Cuándo mi madre me habló para que buscara a la hija de su pareja. —toma un suspiro —Nunca pensé que fueras tú. —terminó sonriendo nervioso.

En tan poco tiempo, me había percatado que cuando Jay estaba nervioso sonreía mientras cerraba los ojos y se pasaba las manos por la nunca. Solté un bufido exasperado que llamó su atención, por lo cual sus ojos cafés miel me miraron con suma atención.

—¿Qué pasa?. —pregunta con tono de voz preocupada

—¿Eres hijo de Antonella?. —pregunté mirando a mi alrededor, Jay asintió —¿También se dedican a eso?. —volví a mi interrogatorio haciendo énfasis y cara de asco ante la mención de dicho trabajo.

—Mamá no está de acuerdo en que yo pertenezca a la banda de tu padre, pero no le quedó otra que aceptarlo. —comenta y ríe —Así conoció a Charles. —finaliza.

Le digo que todo está bien y que iré a tomarme una copa, él no tan convencido dejar irme a la barra pero aún así dice que estará vigilando. Aunque no lo digo en voz alta, me encanta la idea de que sea hijo de Antonella, así ahora se le hará el sueño de tenerme como hermana pequeña. Pido algo llamado chupito mi conocimiento es nula, cada que voy a alguna fiesta para divertirme no necesito alcohol, con alguna soda o agua de sabor me la paso bien. Tomó del chupito y éste quema rápidamente mi garganta, cierro los ojos durante el transcurso y vuelvo a abrirlos cuando alguien golpea suavemente mi hombro.

Un hombre de mediana edad me mira divertido, y con las cejas alzadas. Acción que yo imito al no escuchar nada de su parte.

—No pareces del tipo que viene a estos lugares. —por fin hablar.

—Tu no pareces un chico bueno. —contraataque sonriendo, haciendo que él riera.

—Te invito una copa. —ofreció

Negué con la cabeza y después de besarle la mejilla me dirigí hacia a el baño. Sonreía sin razón alguna, seguramente los chupitos estaban haciendo ya efecto en mi organismo. Una vez que hice mis necesidades, salí a lavarme las manos, moje un poco mi cara y cuando miré mi reflejo en el espejo, no sólo miré el mío, sino el de otra persona.

—El de los hombres es enfrente. —comenté

El hombre obsevandome, imitó un gesto desinteresado.

—No busco el baño de hombres. —enderezó su postura —Te busco a ti. —sonrió.

Miedo. El alcohol se había ido de mi organismo en cuanto pronunció las últimas palabras, ahora tenía miedo. Demasiado miedo.

—¿A mí?. —pregunté con voz temblorosa. Si pretendía sonar segura fracase —Dudo que alguien me busqué a mí, normalmente buscan a mi hermana. —esas palabras hicieron que el maniático sonriera con arrogancia.

—Ya he visto a Kate. —habló cuando empezó a caminar hacía a mí —Pero ambas son completamente distintas, creelo. Para empezar, ella es rubia y tú castaña ¿te lo pintaste?. —interrogó y negué.

Era verdad, mientras Kate era rubia yo era castaña. No lo había pintado, éste era nuestro color natural, Kate había sido la que en el último semestre del año tiñó su cabello castaño, a rubio.

—Ella es un poco arrogante y tu estas ajena a todo en tu alrededor. —habló quedando a poco metros de mí —A pesar de traer unos jeans desgastados y una blusa normal, luces condenadamente sexy. —habló parándose enfrente mío.

Trague un poco de saliva nerviosa ante aquella confesión, nunca me sentí sensual utilizando esto. Volvió a dar un paso más, acorraladome entre el lavabo y él. Sonrió cuando él se dio cuenta del tembló antihumano que se había apoderado de mi cuerpo, en cuanto sentí el choque del suyo.

Labio inferior, labio superior. Su boca en la mía, sus manos en mi cintura mientras las mías aún se aferraba al lavabo. Devoraba mi boca como si fuera lo último que hubiera en el mundo. Abrí mi boca para replicar pero él aprovechó para metiendo su lengua en mi cavidad bucal. Con todo el coraje de mundo acumulado en mi, la empuje lejos de mi, pero no tanto como para alcanzar a darle una bofetada que hizo que volteara su cara, aprovechando el momento de distracción salí corriendo del baño, no espere más y tomé un taxi para que me llevara a casa. Voltee una última vez hacia el lugar y logre ver a ese tipo en la entrada, sonriendo.

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