Capítulo 19

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—Mi padre me va a matar. —comentó Nirvana mientras se sube al automóvil —¡Dos días fuera de casa! ¡Dos Dominic!. —grita histérica mientras levanta dos dedos de su mano y los posa enfrente mío —¿Sabes qué es lo peor?. —pregunta y cuando voy a contestar, ella misma se da la respuesta —No prendí el puto móvil. —susurra para ella misma y rebusca en sus bolsillos hasta dar con el dichoso aparato.

Blanqueo los ojos cuando ella no me ve y enciendo el auto. Tengo que llevarla a casa y asegurarme que no su padre ni el mío, nos vea. Nirvana va vociferando palabras a las que no le tomó atención, y parecer ser que ella se da cuenta de éso porque empieza a callarse y me observa y observa mi perfil.

—¿Qué pasa?. —pregunta y acomoda su espalda en la puerta para estar completamente volteada hacía a mi.
—Quiero que una cosa quede muy claro, Nirvana. —comienzo a hablar, veo como si cuerpo se empieza a tensar y tomó con mi mano libre la de ella —Quiero que entiendas que, mis sentimientos hacia a ti y todo lo que dije en esa cabaña son ciertos. —respiro profundo aún con la vista en la carretera y de reojo veo que ella sonríe.
—¿Cuál es el problema entonces?. —pregunta arqueando una ceja.

Ese era el problema, porque no yo mismo sabía cuál era.

—Me ha llegado la invitación a tú cumpleaños. —comenté para desviar el tema, lo cual funcionó cuando vi que asentía con una sonrisa —¿Por qué no me lo dijiste?. —dije con un tono de reproche a lo que ella río.
—Yo tampoco lo sabía, hasta el día en que empezaron a entregar las invitaciones. —suspiró pesadamente —Eso suele suceder todos los años, hacen las fiestas para las dos pero Kate es quién organiza todo. —termina sonriendo.

Con su mano entrelazada en la mía, vuelvo a emprender camino a su casa, apoyo nuestras manos en su rodilla y ahí la mantengo durante los primeros veinte minutos de viaje. El silencio que estaba reinando en el interior del coche, fue interrumpido por el radio que Nirvana prendió.

Ella es la favorita, la que canta en la zona
Se mueve en su cadera como un barco en las olas
Tiene los pies descalzos como un niño que adora
Y sus cabellos largos son un sol que te antoja
Le gusta que le digan que es la niña, la lola
Le gusta que la miren cuando ella baila sola
Le gusta más la casa, que no pasen las horas
Le gusta Barranquilla, le gusta Barcelona.


Nirvana tarareo la canción hasta su fin, mientras movía su cabeza en al son de la canción reproducida por el parlante del auto.

—Y es así con La bicicleta de Shakira a dueto con Carlos vives se escucha en el primer lu...

—Es buena la canción. —comenta Nirvana cuando apaga el radio —¿Sabes? Me he acostado contigo un par de veces y no sé siquiera cuántos años tienes. —murmura por lo bajo mirando el paisaje por la ventana.

—Bueno, yo sí sé algunas cosas tuyas. —comento con diversión, pero ella termina fulminandome con la mirada. —Bueno, tú me has acosado por meses. —contraataca —¿Cuántos años tienes Dominic?. —pregunta sin vacilar.
— Veintiún años. —contesto sonriendo mientras estaciono en la entrada de su casa. Ambos suspiramos al ver su casa.
—¿Te veré el sábado?. —pregunta nuevamente viéndome de frente.

<<Sábado, el día de su fiesta>>

—Por supuesto. —confirmó y beso su mano entrelazada junto a la mía —¿Ése día es tu cumpleaños, qué debo comprarte?. —le pregunto y ella frunció su entrecejo. Ambos volteamos a la entrada de su casa cuando oímos el ruido de la puerta.

Una persona idéntica a la mujer que tengo enfrente mío, está en la entrada de la puerta con los brazos cruzados y con una sonrisa burlesca en su casa. Mi vista va de Nirvana a Kate y de Kate a Nirvana, si una de ellas no se hubiera pintado el cabello no sabría en sí, quién es quién. Lo único que las identifica son los dos lunares en el cuello de Nirvana que logra diferenciarla de su hermana gemela, ya que ella no cuenta con ningún lunar a la vista, o eso creo.

—¡Vamos Romeo y Julieta!. —grita desde la puerta —¡Papá no tarda en llegar, su beso y adentro!. —vuelve a gritar, se da media vuelta y entra a la casa de nuevo.

Volteó a ver a Nirvana y la encuentro con la cara roja de la vergüenza. Me río de ella y su cara toma un color más rojo intenso, abre la puerta del copiloto y cuando pone el primer pie fuera del auto, la tomó de la mano y la atraigo hacia a mí. Ante su gesto de sorpresa, sonrió y acercó mi cara a la suya y la besó. Suave, lento y con amor, ambos soltamos un suspiro cuando nos alejamos y con su frente pegada a la mía susurro: Te amo.

Ella sonríe, pero su sonrisa no dura mucho cuando vemos que una llovizna empieza a cubrir el parabrisa del auto.

—Genial. —murmura por lo bajo —Gracias. —dice.
—¿Porqué?. —pregunto confundido, ella sonríe.
—Por lo de hoy.
—¿Hoy?. —mi confusión le causa risa por lo que ríe a carcajadas.
—Tengo que irme antes de que la lluvia se haga más fuerte. —me informa mientras abre la puerta, sale y se agacha a la altura perfecta para ingresar solamente la cabeza por la puerta —Maneja con cuidado. —asiento y cierra la puerta.

Prendo el motor y cuando pisó el acelerador la puerta vuelve abrirse y Nirvana con el cabello mojado y sonriendo aparece por ella.

—Por cierto, hoy es mi cumpleaños. —sonriendo da la vuelta y se va.

Veo como entra a su casa y golpeó el volante al procesar bien las palabras que minutos antes salieron de su boca. Mi móvil vibra dos veces seguidas en el bolsillo del pantalón y cuando leo el primer mensaje sonrió, pero el segundo es el que me deja totalmente helado.

También te amo, Dominic.

Todo listo para el sábado, la familia Valentine sufrirá por la muerte de tu madre, Dom.

Y así fue, que con tan sólo dos mensajes mi vida dependía de uno de ellos. Fue así como todo comenzó.

Nirvana

—¿Dominic Miller te ha dado un buen regalo de cumpleaños?. —la voz chillona de Kate hizo que al entrar brindará del susto.
—¡Dios mío, Kate!. —grito tomándome con una mano la zona del pecho, donde puedo sentir mi corazón al mil.

La fulmino con la mirada y con ella riendo a mis espaldas subimos hasta la habitación, tomó mi ropa de dormir, una toalla y camino al cuarto de baño para darme una ducha express. Cuando salgo del baño mi hermana ya no se encuentra en el cuarto, mi teléfono suena y con la ilusión de que la respuesta de mi mensaje a Dominic sea lo tomo, mi pulso se acelera y la respiración se me ha quedado estancada en la garganta a leer el texto.

Bienvenida a tu infierno, Nirvana. Bss.

Ven ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora