Capítulo 47

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—¿Bueno?. —conteste aún adormilado el teléfono.
Feliz Cumpleaños, James. —dijo con una risa ahogada.

Inmediatamente y al reconocer su voz, me incorporé de la cama.

—¿Nirvana?. —pregunté con incredulidad y ella río,  un hermoso sonido para mi cumpleaños.

Observé la hora en mi despertador y este marcaba quince para las cinco de la mañana.

Sí tonto. —ríe un poco más a carcajadas —Lamento la hora, pero ya sabes acá adentro te levantan muy, pero muy temprano. ¿Qué harás hoy? Cuéntame. —pidió mientras reía nuevamente, y por inercia yo también lo hice.
—No te preocupes por eso, mi alarma estaba por sonar. —dije tomando el despertador y apagando la alarma —Pienso trabajar todo el día y lue...
¿Trabajar el día de tú cumpleaños?. —me cortó antes de terminar —Debería haber una multa por éso que hacen, o por lo menos para ti. —dijo burlesca.
—Que considerado de tu parte. —hablé ofendido y ambos reímos.
¿Negro o rojo?. —preguntó de la nada cuando ambos nos silenciamos.

Fruncí mi ceño pero terminé contestando que el rojo y dependiendo el caso. Nirvana volvió a desearme un feliz día antes de colgar porque se había acabado su tiempo para llamar.

Habían pasado cinco o seis meses desde la última vez que la había visto, escuchado y tocado. Y es que Nirvana es quien encuestión de minutos logra cambiar todo mi día.

Durante el camino a la empresa recibí la llamada de, Jayson, mi padre y Sasha para felicitarme. Mi padre me comentó de una sorpresa por parte de él y tras recriminarle por el hecho él no dijo nada más que un "Te va a encantar, ya verás" para después finalizar la llamada.

—¡Señor James!. —el grito que dio Beatriz hizo que detuviera mi paso hacía mi oficina —¿Rojo ó negro?. —preguntó sonriendo con un caja de cada color en sus manos.
—Te dije que no era necesario un regalo. —dije volteando los ojos mientras abría la caja color negro.

Casi me ahogo con mi propia saliva al observa lo que la caja contenía, baby doll color negro con destellos rojos y que no dejaba nada a la imaginación.

—¿Piensas que me pondré esto?.
—le pregunté atónito mientras lo extendía delante de los dos.

Reí negando cuando emprendí nuevamente mi camino a mi oficina. Me paré en seco a tan sólo unos milímetros de mi puerta cuando se escucharon muchas voces dentro.

—¿Quién se...
—Sólo abra la puerta. —dijo borde Beatriz.

Levanté las manos en señal de paz y giré de la perilla para abrir la puerta y observar a todos y cada uno de las personas dentro.

De izquierda a derecha, primero se encontraba Sharon junto a su pequeño, después mi padre junto a la silla dónde diario llegaba y sentaba mi trasero. Después de la silla estaba Sasha con Adair y mi gran amigo Derek, después estaba Jayson, Brando y Amanda. Y por último pero no menos importante Ángela en compañía de Brenda—hija de Laura—y Laura.

—¿Porque organizaron una reunión familiar en mi oficina y no lo sabía yo?. —fue lo primero que salió de mi boca tras dejar atrás el estado de schok.

Mi padre y Sasha se movieron un centímetros cuando mi silla se giró.

—Porque te dije que trabajar el día de tú cumpleaños es ilegal. —dijo Nirvana con una sonrisa en sus labios, ahora pintados de un rosa-tinto.
—¿Nirvana?. —pregunté en un susurro, y todos en la estancia rieron.
Si tonto. —dijo poniéndose de pie y observé su vestimenta.

Pantalones tiro alta color mezclilla, blusa blanca de tiras y una bufanda delgada en su cuello. Sus pasos resonaron por toda la oficina, y pude observar que traía unos tacones puestos.

—Veo que escogiste el negro. —dijo pícara observando la caja negra en mis manos —Podemos utilizarlo un día de estos. —dijo muy, pero muy cerca de mí — Ahora va mi regalo. —cuando dice eso se da media vuelta y aún de espaldas a mi se inclina sobre el escritorio y saca dos cajas color rojo.
—Primero ésta. —me extiende la más grande.

Observó como me extiende la caja y después toma asiento en el escritorio, sus manos son su apoyo para no caer de espaldas. Movió con sus manos su cabello de un lado a otro para luego dejarlo despeinado del lado izquierdo.

Deductivamente levantó una ceja y señaló la caja, por mi parte rodé los ojos con fastidio y después observé que nos encontrábamos solos en oficina.
Empecé a desenvolver el regalo y de él saqué una camisa blaca de vestir, una pajarita y un saco.

—¿Es enserio Nirvana?. —pregunté con asombro cuando saqué la diminuta y pequeña tanga negra con el borde de hilo rojo.

—¿La modelas ó la modelo?. —murmuró sonriente.

Caminé apenas dos pasos cuando la tuve de frente a mí, abrí sus piernas—que colgaban del escritorio—y me posicione entre ellas. Sonreí ampliamente cuando empecé un recorrido desde su cintura hasta el hueco de su cuello y con el un dedo acariciar su mejilla.

—¿Dónde quedó mí Nirvana?. —susurre muy cerca de sus labios, acariciando su mejilla todavía.
—Sigo siendo la misma. —dijo de igual forma antes de estampar sus labios con los míos.

Mi mano desocupada se fue directamente a su cintura, y las de ella fueron a mi nuca donde empezó a repartir pequeñas caricias y pasaba una y otra vez sus dedos por mi cabello. Y justamente ella se separó cuando la atraje más a mí y restregue mi bulto en ella.

—Bien la segunda tiene tres apartados, ya están acomodadas por lo tanto sólo leelas como vienen. —informó pasandome un sobre rojo.
—¿Cuánto tiempo vas a estar aquí?. —pregunté mientras abría el sobre y sacaba el primer papel, ella solo sonrió.

Por medio de la presente se le total libertad a Nirvana Valentine por buena conducta después de pasar dieciocho meses en el condado de New Jersey para pagar su condena sobre los cargos que se le imputan.

Levanté mi mirada rápidamente a ella y ella sonrió como nunca mientras asentía de acuerdo a la información que acababa de leer. Y sin más volví a besarla.

—¡Basta que faltan dos!. —gritó riendo mientras me separaba de ella.

Del sobre saqué dos boletos, con destino a París, Francia. Dos boletos de avión en sona un, para dos personas durante una semana completa.

—Feliz cumpleaños. —susurró ella en mi oído.

Nuevamente y parecía que en cámara lenta la enfocaba, ella sonreía inmensamente, sonreí con ella y por ella.

—Saca la última. —me ordenó aún sonriendo, y como ella dijo saqué la última hoja —Pero antes tengo que decirte algo. —dijo al momento que su mano se puso en el hoja —Quiero que olvidemos todo, a "tu padre" al mío, las mafias, las mentiras. Olvidémonos de todo Dom, de todo Dominic.

ACTA DE MATRIMONIO

—Quiero que hagas legal la estúpida boda que me hiciste bajo las sábanas.

Ven ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora