Capítulo 8

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El camino a casa fue en total silencio, un silencio incómodo a decir verdad. Sabía que papá estaba enojado, sus nudillos estaban blancos al ejercer tanta fuerza en el volante, y sus miradas para nada eran buenas. Bajamos del coche y todos nos dirigimos hacia la cocina, una vez ahí el interrogatorio empezó.

—¿Vas a decirme de dónde conoces a Dominic Miller?. —habló mi padre, no dejando pasar que se encontraba molesto.

—Ya lo dije. —conteste. Tomé asiento en la isla de la cocina —¿También pertenece a tú mundo?.—pregunté. Sentía una gran nudo en la garganta, quiera llorar pero no sabía el motivo. Y eso me frustraba más.

—Sí, pero solamente comparte el cincuenta por ciento de las bandas de su padre. Él cuenta con una empresa y ahora el equipo de baloncesto. —comentó.

—Eso no justifica que sea un narcotraficante papá. Aún así no se ni porque me interesa saber de él, está casado y punto. Voy a dormir. —no le tiempo a ninguno dar una respuesta cuando yo ya me encontraba corriendo hacia mi habitación.

Una vez ahí, me despoje de mi ropa para poder tomar una ducha de agua helada. Pero helada queda al ver quien estaba en la ducha. Tapé con mis manos lo mejor que pude mi cuerpo desnudo, pero no lo suficiente rápido para que él viera lo que nadie había visto aún.

—¿¡Cómo entraste aquí!?. —grite asustada. Iba a volver a gritar pero fue más rápido y tapó mi boca con su mano, haciendo que su cuerpo quedará completamente pegado al mío.

—Déjame explicarte. —susurro levemente. Su cálido aliento a tabaco y menta golpearon en mi cara.

Unos toques en la puerta en mi habitación lo pusieron tensó. Su mirada voló de mi cara a la pared y nuevamente, bajó levemente su mano y dijo: Haré lo que quieras, Nirvana, tú decides.

Estaba debatiendo. Él tomó asiento en el váter y enojada tome una toalla. La enrolle en mi cuerpo, al mismo tiempo que veía como Dominic apoyaba los codos en las rodillas y pasaba las manos por su cabello, lo que tomé como muestra de frustración.

Caminé notablemente cabreada hasta la puerta y la abrí de par en par.

—Está en el cuarto del baño. Llévatelo. —le dije a mi padre.

Rápidamente la imagen de Dominic siendo sacado mi cuarto, después arrodillado frente a mí y papá apuntando con una arma su cabeza llegó al campo de visión mía. Él le disparaba, enfrente mío le disparaba a Dominic. Las imágenes fueron haciéndose borrosas al momento que los toquidos se hacían más fuertes. <<¿Qué fue eso?>> Me pregunté y abrí la puerta.

—¿Qué pasa?. —le pregunté a mi padre, quien se encontraba sumamente preocupado.

—¿Estás bien? ¿Por qué gritabas?. —preguntó mirando al exterior.

—Un gato, padre. Tendrás que hacer limpieza, sabes que no me gustan los animales. —conteste sonriendo. La mirada de mi padre me decía que no estaba diciendo la verdad, así que sonreí y volví a hablar —¿Algo más? Tengo que bañarme.

Mi padre me miró entrecerrando los ojos, se dio media vuelta y se fue. Cerré nuevamente la puerta de mi habitación con el pestillo y me dirigí hacia el baño.

—Gracias. Debo decirte que tu padre no te creyó lo del gato, Nirvana. —comentó Dominic, sonriendo de lado.

<<¿Pero, qué? ¿Cómo sabía él eso?>>

—¿Qué vienes a explicarme? ¿Qué me has estado besando estando casado?, eso ya lo sabía. —comenté sumamente fría.

Tomé un suspiro cansino ante lo que iba a hacer ahora. Sabía que él explicaría sus cosas y no sabía cuánto tiempo tomaría éso, por lo cual, caminé hasta la ducha y asegurándome que nada se veía por la cortina, me quité la toalla. Oí un suspiro de resignación y sonreí ante eso. Dejé que el agua helada cayera en mi cuerpo, desestresandome por unos segundos.

—¿Vas a hablar?. —pregunté tomando mi shampoo olor a fresas.

—Bueno, pues no me sirve de nada tenerte desnuda enfrente mío. —habló Dominic, dejándome paralizada.

Sus manos se deslizaron desde mis hombros hasta mis caderas. Sentí frío cuando sus manos dejaron mis caderas, y al ver que no me movía él empezó a lavar mi cabello. Reaccione un poco tarde, cuando mi cabello había quedado limpio.

—¿Pero que se supone, estás haciendo?. —pregunté histérica en un susurro. Dominic me volteó para encararlo, pero fue un total fracaso cuando oí un gemido salir de su boca. ¿Cuando se desnudó?

—Nirvana. —mi nombre salió de sus labios en un gemido —No sé qué me pasa, pero me vuelves loco nena. —cerró sus ojos y me besó.

Sus manos dejaron mi cara y se trasladaron a mi cintura, pegándome más a él. Su miembro pegó directamente a la parte baja de mi abdomen, y un gemido involuntario salió de mí.

Sus besos descendieron de mi boca hacía la barbilla y después a mi cuello. Eché la cabeza hacia atrás para que él tuviera mejor acceso a mi cuello y mi clavícula, cuando sus manos tomaron mis muslos creí desvanecerme.

Estábamos en la ducha, él y yo, besándonos como si no hubiera mañana, como si él no estuviera casado, y como si yo, ahora mismo no lo odiara. De un pequeño brinco quede enrollada en él con mis piernas en sus caderas y pegada totalmente a la pared, el agua seguía cayendo en nuestros excitados cuerpos y aunque mi mente decía que tenía que parar, mi cuerpo se negaba a hacerlo.

Dejé que un gemido saliera de mi cuando su húmedo glande lo restregó en la entrada de mi vagina. Entonces lo hizo, me penetró, me penetró con demasiada fuerza que dejé escapar un pequeño grito mientras un dolor temporal se extendía en mi zona baja, al parecer él lo notó porque me pregunto.

—¿Estás bien?. —preguntó repentinamente

—Un minuto cariño, sólo dame un minuto. —pregunté jadeando.

Él no se movió, y agradecí mentalmente de ése gesto. Sus manos estaban a cada lado de mi cabeza y las mías estaban en su cuello, específicamente en su nuca. Besé sus labios, y empezó a embestir nuevamente, después de un rato el dolor desapareció y ahora solamente sentía placer. Gemidos salían de ambas bocas, pero ambos nos encargamos de callarlos con besos.

Sentí una presión en mi abdomen y cómo mi cuerpo empezó a temblar, Dominic empezó a embestir un poco más rápido y fuerte. Jadee su nombre y por primera vez experimenté que era llegar al clímax, minutos más tarde Dominic soltó un gruñido y lo sentí venirse dentro mío. Dominic dejó su cabeza descansar en el arco de mis pechos y suspiró pesadamente.

—¿Por qué?. —pregunté una vez que regule mi respiración

—¿Por qué qué, Nirvana?. —preguntó levantando su mirada. Esas orbes azules, estaban un poco más oscurecidos, placer en su mirada había placer y nada más.

—Si ya saciaste tu sed, puedes irte quizás tú espo......—los labios de Dominic hicieron que me callara repentinamente.

—Me divorcié hace seis meses, Nirvana. —dijo cuando por fin tuvo la suficiente fuerza de voluntad para separarse —Hace seis meses que dejé de tener algo tan serio con alguien, pero contigo. ¡Por Dios! Contigo todo es diferente, por desgracia conocía a tu familia pero cuando tu padre habló de una segunda hija en alguna junta con mi padre, la curiosidad mató al gato.

>>Aún recuerdo la primera vez que te ví, déjame decirte que no fue coincidencia encontrarnos en el baño del club. Llevo una relación de años de amistad con Jayson, él me comentó ese día de que había salido despavorida del hotel donde actualmente te hospedabas con tu padre y hermana. —respiró profundo para proseguir con su relato —La primera vez que te ví, fue en el partido contra Boston hace unos meses, fui exhibicionista del partido. Cariño, eres fantástica en la cancha, entonces desde ese momento no te dejé de observar. Te perdí en rastro dos semanas después, no sabía dónde te habías metido, así que deje irte. Después de algunos meses Jay me dijo que su madre mantenía una relación con un hombre, que resultó ser tu padre. Él y yo no nos llevamos bien, Jay me comentó que tú padre haría una cena para dar a conocer su relación, pero tú nunca apareciste. Así que después te ví, ahora si en el club y no pude resistirme. —sonrió terminando su relato.

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