Capítulo 18

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A la mañana siguiente estiro mi brazo para tocar a Nirvana, pero ella no se encuentra. Rápidamente me incorporó quedando sentado en el colchón y pongo atención en los ruidos de mi alrededor, la ducha está apagada y no se escuchan pisadas en el suelo, volteó a mirar el reloj en la mesa de noche y creo que voy a desmayarme cuando veo la hora dos y quince de la tarde. Un ruido en la parte de abajo llama mi atención, bajo rápidamente las escaleras y en la sala encuentro mi calzoncillos y me los pongo, oigo música.

Sí, y no me acordé de ti.
Te juro no quería quería hacerlo, pero al final te puse el cuerno
Sí, ya lo veía venir.

—Ésa no me gusta. —murmura para ella misma. Camina hasta el radio que se encuentra en la cocina y cambia de canción.

Cómo la flor, <<como la flor>>
Con tanto amor <<con tanto amor>>
Me diste tú, se marchitó, en el amor yo se perder.
Pero ¡Ay, ay, ay! Como me duele.

Ésa tampoco. —vuelve a susurrar riendo.

Cuando quieras tu, divertirte más <<vamos al noa>>

—¡Por Dios! ¿Qué es éso?. —pregunta al aire.
—Juan Gabriel. —contestó ocasionado que ella salté en su mismo lugar y que el plato que ella traía terminará en el suelo —¿Estás bien?. —le pregunto ayudándole a levantar los pedazos del plato roto, ella asiente y me mira.
—¿Cuánto tiempo llevas ahí?. —pregunta y sus mejillas toman un hermoso color carmesí, que me da paso al decir que está avergonzada.
—Lo suficiente para decir que, no te gustó ni Moderatto, ni Selena Quintanilla y mucho menos Juan Gabriel. —me burló de ella y el color carmesí crece en sus mejillas.
—Es que, ¡Dios! ¿Has escogido tú la música?. —niego divertido mientras la abrazo por detrás, suspiró.
—Alexandra Shüpehutek la ha escogido. —dijo despacio para después voltearla y vernos frente a frente, ella tiene el ceño fruncido —Mi madre. —vuelvo a suspirar —Mi verdadera madre. —aclaro.

Nirvana frunce aún más su entrecejo y tras pasar unos mechones por detrás de su oreja hablo.

—Falleció apenas yo tenía cinco años de edad, o éso me acuerdo. —empiezo a relatar —Mi padre en ese entonces tenía problemas en el trabajo, mi madre quiso ayudarlo. Ella al igual que él pertenecían a la mafia negra, pero la familia de él siempre fueron más poderosos, hasta que llegó otra mafia a tomar posesión de un lugar que NO era de ellos. —prosigo contando remarcando algunas palabras —Ella empezó a faltar más a la casa, en mi último cumpleaños ni siquiera me felicitó. Pero ése no es el caso, si no, que la familia que mató a mi madre le quitó el poder a mi padre y al mismo tiempo a mi madre. —cierro los ojos dejando que las primeras lágrimas caigan, hablar de ése día es demasiado doloroso —Y-Yo presencié su muerte. —guardó unos segundos y trago el nudo en la garganta para proseguir —Se escuchó el timbre de la puerta desesperadamente llamado, mi nana estaba en el patio y yo estaba en la sala por ende fui yo quien abrió la puerta. Mamá llevaba un hermoso vestido blanco, traía consigo una coronilla de flores y su radiante sonrisa que diario me regalaba mucho antes de la crisis por la cual pasamos, pero había algo en sus manos, sangre.

>>Había sangre en sus manos y su vestido blanco empezaba a llenarse de ella, mamá sonreía como nunca y yo no entendía nada. Su sonrisa se fue borrando y con ella la fuerza de mantenerse en pie de mi madre, fue entonces cuando la vi acercarse poco a poco a mí, esperé el impacto pero nunca llegó. Nuevamente estaba teniendo una visión de algo que pasaría si no lo evitaba.
Pero esa vez, ni nana ni yo pudimos hacerlo. El destino de mamá era morir ese día, la llamé mil veces al móvil y nunca contestó, le deje un mensaje en el mismo diciéndole que no viniera a casa porque la mataría y tampoco contestó. Dos horas después el teléfono de la casa sonó al mismo tiempo que papá entraba por la puerta tomado, nana contestó mientras yo emprendía camino hacía mi padre pero él de un movimiento me apartó, cinco minutos después nana se acercó llorando y diciendo que la señora estaba muerta. —más lágrimas siguieron cayendo —Había muerto de veinticinco balazos en su cuerpo, ¡veinticinco! ¿Puedes creerlo?. —me exalte, lo que ocasionó que ella brindará en su lugar, después la abracé —Mi madre antes de éso me hizo prometer que nunca vengaría su muerte si moría en manos de otra mafia, pero después de veinte años papá dio con ellos y mi sed de venganza pudo más que cualquier cosa. —me separé de ella y tomé sus manos entre las mías y miré sus ojos, unos hermosos ojos color miel que ahora se encontraban llorosos —Por eso….—el nudo en mi garganta se hacía más grande ante la idea de tal petición que estaba a punto de pedirle —Por eso, quiero que pase lo que pasé no vas a d-dejarme. —pedí en con un constante hipeo que empezaba a hacerse cargo de mi respiración —Dicen que el arcoíris viene después de la tormenta, pero estoy metida en una desde hace años que ahora que llegaste tú, salió por fin ése arcoíris del que tanto hablan. Si te vas, la tormenta regresará y no sabré nadar de nuevo, voy a hundirme en ése largo tan profundo que no sabría cuándo llegaré a tierra firme. —la traje hacia a mí —No te vayas nunca, pasé lo que pasé. —susurre en un sollozo ahogado.

Estuvimos abrazados por un buen rato, en los que yo lloraba en su hombro mientras ella acariciaba mi cabello. Después de eso, nos entregamos el uno con el otro, con pasión, suavidad, amor. Y por primera vez después de la muerte de mi madre me sentía amado de nuevo, sentía que la amaba tanto como a mi propia vida, que deseé un momento haberla conocido en otras circunstancias.

(......)

—¿Qué es lo que ocultas en ése cuarto?. —pregunta Nirvana y levanta la cabeza de mi pecho para verme mejor, apoya la palma de su mano en mi pecho y su barbilla en ella.

Ambos estamos desnudos, sólo una ligera sábana blanca nos cubre a ambos. La sábana le llega al inicio de su trasero, dejando así, al descubierto su espalda. La cual besé y acaricié varias veces las últimas dos horas, su cabello está ligeramente despeinado y caen mechones rebeldes en su cara, que rápidamente son quitados por sus manos o las mías, sonrió.

—No querrás saberlo. —contesto, parece causarle gracia a ella porque ríe sonoramente.
—No me digas que te crees Christian Grey y es un cuarto de juegos. —comenta riendo aún, pero su risa censan cuando ve que no obtiene respuesta de mi parte —No es un cuarto de juegos, ¿Verdad Dominic?. —preguntó asustada a lo que simplemente sonreí.

Me levanté de la cama y estiré una mano a su dirección.

Ven conmigo. —con mi mano tendida hacia ella, sonrío.

Ambos desnudos nos apresurados a llegar a la habitación de la puerta negra, la única que estaba bajo llave. Con la mano entrelazada junto a la de Nirvana, me puse de cuclillas, tomé la esquina del tapete que estaba en la entrada de la puerta y saqué la llave que abría la puerta.

—Cuando quieras irte, sólo dilo. —sentencie y gire la llave.

La puerta se abrió lentamente a nuestro paso, dejando a la vista una gran cantidad de accesorios para practicar cualquier tipo de sexo, bajo la merced de un <<Señor>> y la <<Sumisa>>. Cuando la calidez que emanaba la mano de Nirvana desapareció, desvíe la mirada hacia ella.

—¿Has practicado el sado?. —pregunto confundida, asentí solamente.

Ella caminó lentamente hasta pararse frente a la cama color rojo, con sábanas rojas pasión. Los barrotes eran color negro a contraste con el rojo, con su dedo índice ella empezó un recorrido desde la punta de la cama por los pies y se detuvo a mitad de ésta cuando notó la pequeña apertura en el inicio de ésta.

—¿Qué….¿Para qué es?. —preguntó volteando hacía a mi. Caminé a paso decidió hasta la mesa de noche que se encontraba en el lado izquierdo de la cama, abrí el primer cajón y saqué unas esposas de ahí. Pude notar como ella tragaba en seco.

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¡Por Dios! En unos cuantos capítulos más empezará el desorden en esta novela 😂.

¿Le ha sonado éso de "No te vayas nunca" y la historia relatada por Dominic? ¿Quién será la familia encargada de la muerte de la madre de Dom? 

Ven ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora