Epílogo

7.1K 247 4
                                        

—¿No deberías estar arreglandote?. —la voz de mi futuro marido, se hizo presente en la misma sala que yo.

Voltee mi mirada color miel hacia él y después estire la mano en su dirección.

—Ven, siéntate un segundo. —le dije.

Dominic no tardó en tomar mi mano, entrelazarla y sentarse a mis espaldas con sus piernas a cada lado. Sentí como apoyaba su cara entre mi hombro y cuello, aspiraba mi aroma y después dejó un beso en mi coronilla.

—¿Sabes algo?. —le pregunté.
—¿Qué pasa?. —quiso saber.
—Hoy hace muchos años, una señora llamada Clemencia trajo al mundo a un niño, un niño llamado Charles Valentine. —dije suspirando —Era un hombre verdaderamente genial, veía lo cuán enamorado estaba de mamá y como ella lo estaba de él. Kate y yo solíamos competir para saber quién era la consentida de él, pedíamos demasiadas cosas para que él las comprara y a quién le comprara más esa era la consentida. Nunca lo ví llorar, ni siquiera cuando mamá murió. Era un hombre muy amoroso, le tenía cariño a todo mundo. Lo único malo fue que él pertenecía a una banda delictiva en la cuál moriría. —dije llorando —La ilusión de papá era poder conocer a un nieto, llenarlo de juguetes, ir al parque con él, jugar con él y ahora que no está. No podrá hacerlo. —lloré aún más —Si no me calmo ahora, llegaré como un sapo a mi boda.
—Uno muy hermosa para la persona que esté esperando junto al padre. —dijo en mi oído —¿No estás embarazada, verdad?. —preguntó de repente.
Inmediatamente mi cuerpo sé tensó ante su pregunta, aunque la última vez que nos habíamos acostado no habíamos utilizado protección. Sabía qué no estaba embarazada.

—No tonto. ¿Porqué lo preguntas?. —cuestione con curiosidad.

Dominic río a mis espaldas, y pude sentir su cuerpo vibrar a las espaldas. Su ronca risa se escuchó melodiosamente en mí oído y deseé que eso siempre pasará y yo pudiera disfrutarlo por mucho más tiempo.

—No sé, pero últimamente estás muy sensible. —dijo.
—Algo está pasandome, no sé en realidad que sea pero tengo miedo. En pocas horas voy a casarme, seré una señora de casa. Tengo miedo de no ser lo que buscas. —solté por fin.

Dejé de sentir las manos de Dominic en mi cintura y su cabeza apoyada en mi hombro, inmediatamente me di media vuelta para ver que pasaba y encontré a Dom de pie y una mano estirada a mí que no dude en tomar.

—Escúchame muy bien, Nirvana Valentine porque sólo lo repetiré una vez. —respiró profundo para seguir hablando —Hemos pasado por muchas, muchísimas cosas. Te he mentido en casi todo conforme a mi vida, pasaste más de un año prófuga de la justicia y fui yo quién dió contigo. Un día te estoy deteniendo cuándo unas personas llegan y te quitan de mis manos, pasas más tiempo fuera de mi alcance, entonces todo sucese demasiado rápido. Tú trás las rejas durante dos años, y ¿Sabes que es lo mejor?. —pregunta y niego —Qué este inmeso amor que siento hacía a ti, siempre estuvo, está y prevalecerá por el resto de mis días.
—¿Aún cuándo yo muera?. —susurre.
—Aún cuando tú mueras, aunque para eso falta mucho. —dijo riendo y después se separó de mí —Vamos que tienes una boda a la cuál asistir.
—Te alcanzó en unos minutos. —le dije, observé su caminata y antes de verlo desaparecer lo llamé —Dominic, yo seré la de blanco.

Él sonrió y dijo;

—Estaré ansioso de verte.

(......)

«Dios míos, voy a casarme».

Ahora entendía lo que todas esas mujeres decían sobre los nervios de novia. Mí respiración estaba acelerada, mis manos empezaron a sudar y temía a caerme enfrente de todos.

Ven ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora