Diez dólares y bajó del taxi. Mi cuerpo temblaba de manera extraña y no sabía si era porque, un hombre sabía de mí o porque me había dado un magnífico beso. <<¡Por Dios que estoy pensando!>>
Lo primero que encontré entrando al cuarto de hotel, fue la cara furiosa de papá.
—¡Dónde habías estado metida, Nirvana!
No contestó. Las palabras no salen de mi boca, estoy aún procesando la idea de que un hombre sabe de mi, y que acaba de acorralarme en el baño de un club.
—¡Nirvana estoy hablándote!. —volvió a gritar, llamando mi atención.
—Deja de gritar quieres. —contesté con serenidad, lo que al parecer lo molesto.
—¡Soy tu padre por lo que debes dónde demonios estabas a las dos de la mañana!. —estaba furioso.
Normalmente la que llegaba a esta hora era Kate, pero ella llegaba borracha. Pero yo no, no vengo tomada y quiero irme de aquí lo antes posible.
—¡Ese no es tú problema, Charles!. —grité haciendo énfasis en la palabra “tú”
—¡Soy tu padre, debes darme razones!. —esto estaba saliéndose de control.
Respire profundo y pude ver por el rabillo de mi ojo, que tanto Kate, Jay y Antonella llegaba al lugar dónde nos encontrábamos.
—Ahora resulta que eres mi padre. —reí amargamente —Pues eso no pensaste cuando empezaste a salir con esa mujer ¿No es así?. —pregunté señalando a la susodicha —Qué tal y yo salí a buscar algo que me hiciera olvidar que prefieres a las personas que trabajan para ti, y no a mí. —di un paso adelante —Que tal si salí con alguien a tener sexo, porque quería olvidarme que mi padre y hermana son narco…..
No terminé. No pude. Mi mirada ya no veía a mi padre, ahora veía el asombro en la cara de Antonella. Oía la respiración pesada de mi padre justamente en mi oído derecho, escuche el grito de sorpresa de Kate y probé el sabor metálico de la sangre. Justo de la mejilla, en la cual mi padre me golpeó.
—Hija, yo….—corte a mi padre antes de que terminara de hablar.
—Charles, no tienes porque disculparte ¿no? A fin de cuentas yo me lo gané. —hablé con odio —Lo que sí te voy a pedir, es que me compres un estúpido boleto de vuelta a Seattle. Quiero olvidarme que vine con ustedes a Nueva York, de que me presentaste a tu pareja y que conocí a su hijo. Pero sobre todo que un tipo, me acorralo en los baños de mujeres del club. ¡Ahora pide mi jodido boleto!
La mirada de mi padre se definía en dos sentimientos. Furia y sorpresa. Sus puños se hicieron blancos de tanta presión que ejercía en ellos, miré a Kate y ella está igual a papá. Ambos hacían lo que podía para mantenerme oculta pero con el parecido hacia Kate era imposible.
—¿Qué estás diciendo?. —preguntó mi padre más sereno
—Que quiero mi boleto de vuelta a Seattle, olvídate de lo demás. —hablé mientras me dirigía a Kate —¿Mis maletas las hicieron?. —pregunté y ella negó.
Cuándo iba de camino a hacer mis maletas, los brazos cálidos de Kate a mi alrededor me detuvieron. Besó mi cabeza y apretó su agarre, mis manos viajaron hasta la cintura de Kate y un sollozo involuntario salió de mi garganta.
—Necesito que me digas cómo era ése tipo, Anna. —pidió ella.
Negué con la cabeza aún abrazadas, no tenía ánimos para recordar al tipo que me había besado en los baños de un club. Sólo quería volver a Seattle, a mi escuela, con mis amigos. Como antes, dónde nadie me buscaba para besarme de una manera sumamente loca.
—Quiero irme de aquí, Kate. —pedí con suplica.
Al separarme de ella pude ver el desacuerdo en su mirada, pero sabía que ella me entendía, cuando decía no, es no. Me separé completamente de ella y me dirigí hasta la habitación para empezar a hacer mi maleta, e irme lo más antes posible de aquí.
Prenda tras prenda metía lo más rápido posible a mi maleta. Oí el ruido de la puerta sonó a mis espaldas, pero no me moleste en voltear a ver de quién se trataba. Mientras más rápido mejor.
—Así ¿Qué te vas?. —preguntó Jay a mis espaldas, asentí sin voltear a verlo —¿Porqué?
—Todos son unos mentirosos aquí, hasta tú. –hablé recordando que él también formaba parte de esto.
—¿Yo?. —preguntó con notable sorpresa.
—Mentiste. Dijiste que venías con un amigo de negocios, ahora lo entiendo. —hablé mientras cerraba la maleta y la ponía en el suelo.
Pasé por su lado, sin siquiera volverlo a mirarlo. Llegue a la sala dónde, Kate junto a mi padre monitoreaban las computadoras. Blanqueo los ojos ante dicho enfado, tan rápido y seguramente ya tienen las cintas de las cámara de seguridad del club.
—¡Imposible!. —gritó mi padre
—¿Ya tengo mi boleto?. —pregunté y después tomé una manzana del frutero.
—Tu vuelo sale en una hora, pero necesito que me digas quien…..—corte a mi progenitor.
—He dicho que lo olvides.
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Ven Conmigo
RomanceNo sé, si te odio o te quiero... Todo había empezado en el baño de un Club en el que ambos se encontraba, se conocieron pero como era de esperarse ella huyó de él, sin saber que después de dos días él se metería a su casa y tiempo después lo encontr...