Capítulo 44

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Después de que el Juez diera el veredicto, Josúe consiguió que les diera permiso de pasar a las personas que estaban en la sala a despedirse de mí. Cómo eran tantos y eso no estaba permitido, el Juez decidió que lo mejor sería si todos nos reuníamos en una sala completamente íntima—enserio no mentía—la sala de las visitas conyugales. 

Cuando el oficial me dejó en la entrada de la sala, miré—sin poder evitarlo—las sábanas y colchas con asquerosidad. <Qué asco>. El ruido de la cerradura siendo abierta llamó mi atención, y cuando volteé para verificar quien era, unos flacos brazos se abrazaron a mí cuello y apretándome fuertemente, sin siquiera dejarme respirar.        

—¡Dios mujer, vas a matarme!.—balbuceé sin casi ya aire en mis pulmones. 

Amanda se separó rápidamente de mí con lágrimas en los ojos, ahora la que la estrechaba en sus brazos era yo, claro está que sin dejarla sin oxigeno.  

—Deja de llorar mujer, que no he muerto.—dije bromeando, lo cual ella no lo tomó así por lo que golpeó mi pecho —Auch.—me quejé exageradamente.

—¿Porqué hiciste semejante estupidez?.—reprocho elevando tan solo un poco su tono de voz—Sólo para no saber en que contado estarás hiciste eso, ¿Porqué?.—preguntó haciendo un tremendo puchero para después ponerse—de nueva cuenta—a llorar. 

Antes de siquiera decir alguna palabra, la puerta fue abierta nuevamente y por ella entró mi peor y mejor pesadilla, Dominic James. 

—Solamente les dieron treinta minutos, aprovéchenlos bien.—dijo con su voz extremadamente fría, trague en seco cuando su mirada se posiciono en mí pero rápidamente la apartó—Los dejaré solos, sólo unos minutos.—dijo, se dio media vuelta con dirección a la puerta y antes de salir lo detuve.

—Dominic.—le hablé, él detuvo su andar y lentamente se giró hacia a mí, levantó una de sus cejas y ese aspecto me dio a entender que esperaba a que hablara —¿P-Podría hablar contigo, después?.—tartamudeé al principio pero me recompuse a los segundos.

Tenía que mantenerme de alguna forma fuerte delante de él, y no sólo de él si no también de todos los demás. Que solamente se dedicaban a mirarnos simultáneamente sin inmutarse de su lugar, cosa que agradecía. 

—Veré si puedo hablar con usted, tengo una agenda ocupada.—el sarcasmo en su oración me partió el corazón —A parte no cree que sería una estupidez si hablo con una presa, Señorita Valentine.—lo que tenía que ser una pregunta, no es más que una afirmación por parte de él. 

Sin más que decir, se da la vuelta y dando un fuerte golpe cierra la puerta. Dejo escapar el aire que estaba conteniendo—y no me había percatado de eso—y todos voltea a verme, sin excepción alguna todos lo hacen.

—Perdona a mí hijo....—empieza a hablar Josúe, pero con un movimiento de mano lo hago callar.

—No se preocupe, Josúe. Sé de antemano los temperamentos de Dominic.—le sonrió tranquilizadoramente y el me devuelve la sonrisa —Antes de que se retire y a mí se me olvide, quería pedirle un favor.—comento.

—¿En que consiste?.—me pregunta.

—En los separos conocí a una mujer, Roberta Benavides fue capturada una semana antes que yo, su familia no tiene el suficiente dinero para contratar un abogado y el estado no puede darle uno por el delito del que se  le acusa.......—Josúe me interrumpe.

—Supongo que el caso de la señora Roberta se trata de trafico de droga, ¿No es así?.—pregunta y asiento —Haré todo lo que esté a mi alcance Nirvana, trataré de sacarle de ahí si en el caso de ella es inocente.—finalizó sonriendo nuevamente. 

<Dios este hombre ¿No se cansa de sonreír?> Digo, tampoco es que Dominic no lo hiciera, pero me era imposible recordar cuando Dominic había sonreído tanto como en él, en el tiempo que conviví con él.

—Se le pagarán todos los servi.....

—Oh, no, no, no.—negó rápidamente —Pronto me sustituirán de mi cargo, lo último que quiero es dinero, pronto seré rico sin necesidad de trabajar.—dijo bromeando y todo reímos. 

Josúe se despidió de nosotros y salió de la habitación, suspire cuando observé una pequeña parte del cuerpo de Dominic en la entrada de la habitación. 

—¿Cómo te sientes?.—fruncí mi ceño confundida ante la pregunta de Ángela —Ya sé, no nos llevamos bien, pero eso no quita que tenga corazón ¡No soy una insensible!.—dijo ofendida y todos reímos.

—Gracias a todos.—dije —Lamento lo de su padre, su hermano, lamento de todo sufrimiento que yo les hice pasar.—me sinceré con todos y cada uno de los que se encontraban en la sala. 

Estuve un tiempo más con ellos y platicando sobre lo que haría de ahora en adelante después de la tormenta que nos arrastro a varios, al final el arcoiris había salido a alumbrar con un resplandeciente sol. Ángela se iría junto con su tía Lorena, a London donde terminaría sus estudios y se graduaría de igual forma. Los hermanos McCain se iría un tiempo con unos parientes a Rio de Jainero, pero el contacto seguiría por cual quiera cosa. 

En pequeños susurros le había pedido a Jayson que llevara a Amanda a una ciudad lejos de está y que utilizara mi dinero para que ella pudiera terminar sus estudios, y de igual forma él me aconsejo que lo hiciera yo también dentro de aquí. Sasha se quedaría al lado de su magnifico marido que se trataba de Derek, <le debo mucho a ése doctorsito>. 

Los chicos entre bromas, risas y lágrimas—por parte de Amanda y Laura—nos despedimos. A los pocos minutos de que ellos se fueran, Dominic entro un par de prendas en su mano color azu las cuáles me tendió para yo poder cambiar el uniforme naranja, por el azul.

—Dominic. —lo llamé cuando observé que su intención era salir de la habitación, él se mantuvo de espaldas a mí —Quisiera hablar contigo unos min...
—No tengo tiempo Nirvana. —y sin más salió de la habitación.

Me cambie lo más rápido que mis lágrimas y sollozos me permitian. Me dolía qué el me tratará de ésa forma, pero de alguna forma eso yo me lo habia ganado. <¿Estúpida boda? Claro que no, sólo quería que se apartara de mí>.

—¿Está lista señorita Valentine?. —la voz de una persona totalmente desconocida para mí, resono por laa afueras de la habitación para luego ingresar a ella.
—Sí. —contesté —¿Y el oficial James?. —pregunté confundida al no verlo ingresar a la habitación.
—Se fue a casa. —dijo mientras me mostraba nuevamente las esposas que me habían quitado y yo hacía el mismo procedimiento para que me las pusieran —Al parecer pesco un resfriado, lo vi antes de irse y se encontraba con las mejillas sonrojadas y los ojos rojos. —habló mientras cerraba la habitación —Pero me es raro, porque ése hombre nunca se enferma. —finalizó de hablar mientras me encaminaba a sabe dios donde.

Caminamos por un par de pasillos que se encontraba totalmente en silencio y lo único que resonaba eran nuestras pisadas. El sonido de las cadenas chocar entre sí junto a las botas militar que me habían dado, hacían que el pasillo se volviera más escalofriante.

<Paranoias mías> Seguimos caminando hasta que al final de.esto se observaba una pequeña puerta que se encontraba abierta y la luz del día se apreciaba por ahí.

Estuve tanto tiempo sin ver la luz de día, que cuando salimos tuve que tapar con mis manos mis ojos para que no me molestará. Para cuando por fin la luz cegadora, dejó de ser cegadora, tuve oportunidad de observar bien el exterior dónde un jet con el nombre de la comisaría se apreciaba a pocos metros de nosostros, pero conforme avanzabamos la teníamos más cerca. Por encima de nosotros un helicóptero pasaba.

—Bienvenidos a bordo. —dijo un hombre trajeado de mediana edad.
—Gracias. —contestó el chico a mi lado, por mi parte solo asentí.

Esté era el final del comienzo, ¿O cómo era eso? Estaba en otro mundo, dónde no existía Drogas, muertes, narcotráfico, sangre, peleas, sexo, amor y sobre todo Dominic James.

No había venganzas, ni rencores, pero tampoco paz ni amor.

El final de un capítulo y el inicio de un nuevo comienzo. Una nueva historia. 

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