ÁNGEL
La noticia sobre todo lo que había pasado se divulgó rápidamente por todo Chicago y gran parte del país. Al parecer, el hombre que me había criado, resultó ser un criminal buscado desde hace muchos años por su traición a la patria. Ronald Woodsen —Damián Mackenzie— se ha declarado culpable de todos sus crímenes y se le ha otorgado cadena perpetua sin derecho a fianza.
Lo mismo pasó con Kellan Fitz, y en cuanto a Patricia, no hemos sabido nada. No hubo poder sobre esta tierra que le hiciera hablar a Mackenzie. No revelaría el paradero de una de las dos personas que siempre le habían sido fieles.
—Este me agrada— el movimiento del periódico que sostiene Esteban, logra sacarme de mi ensimismamiento. Hemos estado buscando un lugar para vivir desde hace dos meses. Galia nos había estado dando asilo, pero su departamento no es lo suficientemente grande como para que vivan cuatro personas y dos perros —. A Teo también le gustó. Tiene suficiente espacio en el jardín. Titán y Toby podrán estar sin problemas.
—Me parece bonita— digo refiriéndome a la casa de dos pisos que Esteban señala en el pedazo de papel grisáceo —. Y queda cerca de la universidad, pero tendríamos que cambiar a Teo de escuela.
—Mis maestros son un asco— mi hermano menor irrumpe en la conversación—. Por mí no se preocupen. Me adapto fácil.
— ¿Qué dice tu madre sobre esto?— le pregunto a Esteban, quien no deja de sonreír al anuncio.
—Mi madre nunca dejará de insistir en que vivamos con ella— baja el periódico, cuidando marcar el anuncio con un marcador amarillo fluorescente—, pero eso ni loco. Amo a mi madre, en serio, pero es muy controladora, y lo último que necesitamos ahora es un conflicto con ella.
Había tenido la oportunidad de conocer a la viuda de Maxfield hace poco más de un mes, cuando nos ofreció asilo en su casa. Esteban, Teo y yo habíamos intentado adaptarnos a las constantes normas y llamadas de atención por parte de ella, pero bastaron dos semanas para saber que no podíamos permanecer ahí por mucho más. Ahí fue cuando Galia nos ofreció su departamento mientras encontrábamos algo fijo.
—Tienes razón— admito—. No necesito más conflictos parentales— rio con desgane.
— ¿Cuándo piensas llamar?— pregunta Teo, salvándonos del silencio incómodo que estaba por instalarse entre nosotros.
—Tiene que ser cuanto antes— Esteban toma el periódico una vez más para guardar el número en su celular—. Tu entras a la preparatoria en dos semanas— señala a Teo, quien pone los ojos en blanco al recordar su regreso a clases—, y tu— me señala a mi ahora—, comienzas la universidad en un mes.
— ¿Qué hay de ti?— pregunto, notando como se tensa de pronto — ¿No comenzarías a buscar empleo este lunes que viene? Tus cursos terminan el viernes, ¿no?— pregunto al recordar el curso intensivo de administración de empresas que Esteban había comenzado poco antes de instalarnos con Galia.
Veo como Esteban se relaja un poco.
—Sí, el lunes comenzaré a buscar algo— dice mientras presiona la opción de marcar en la pantalla de su teléfono—, pero antes, necesitamos arreglar esto.
~*~
—Los pagos son accesibles, y efectivamente, queda cerca de tu universidad. Además, hay una preparatoria bastante decente a no más de quince minutos de ahí.
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El Guardaespaldas ©
RomanceEsteban Maxfield es un teniente de la marina estadounidense. Su servicio acabó y ahora él ya no sabe qué hacer de vuelta como civil. Su vida y su mentalidad han cambiado. Evita dormir para no sufrir de sus perturbantes pesadillas y no puede bajar la...