Cap 13

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Entramos a la cafetería todavía con las manos entrelazadas y comenzamos a buscar a Dinah con la mirada. Una vez la encontramos en la mesa de la esquina caminamos hacia ella que estaba ya con su almuerzo. Lauren se había calmado un poco, lo que era muy bueno. Temía que en cualquier momento se lanzara sobre alguien, pero ahora estaba más relajada.

–¿Quieres algo de comer?– pregunté una vez que llegamos a la mesa en la que estaba nuestra amiga.

Ella simplemente negó sentándose, colocó sus brazos en la mesa y apoyó su cabeza en ellos. Dinah veía la escena atentamente mientras comía en silencio. Levantó la cabeza y con sus ojos puestos en mí hizo una pregunta silenciosa. Moví mis labios contestando un "ahora te cuento" igualmente en silencio. Dinah asintió mirando a Lauren de nuevo.

–Hey Lauren ¿no quieres un poco de mis papas?–preguntó Dinah acercando su plato con papas a la ojiverde. Ella no le hizo caso y siguió con la misma postura. Eso sorprendió a la chica más alta ya que la ojiverde siempre le robaba las papas.

–Vamos Lolo tienes que comer algo–dije tratando de convencerla. Suspiré cuando no me prestó atención–mira te traeré algo para comer luego hablaremos de tu problema.

Sin esperar respuesta de su parte fui a buscar algo para su almuerzo. Regresé a la mesa con una bandeja en mis manos la cual tenía dos hamburguesas, una lata de refresco y una manzana. Sin mirar a ninguna de las dos dejé la bandeja sobre la mesa y la empujé frente a Lauren.

–Aquí tienes–dije seria para que me mirará.

Ella levantó la cabeza y me miró. Tenía algunos mechones de pelo en su cara y me fue imposible no quitárselos. Pasé mi mano por su mejilla acariciando la zona suavemente. Ella sonrió con el gesto e inclinó su cabeza para tener más contacto con mi mano. Nuevamente alguien nos sacó de nuestra pequeña burbuja al aclararse la garganta.

–Odio interrumpir lo que sea que estén haciendo–dijo Dinah apuntándonos con la papa que tenía en su mano–pero creo que tienen que decirme algo–terminó de decir mientras se llevaba la papa a la boca.

Lauren suspiró. Tomó una de las hamburguesas dándole una gran mordida. Tomé la manzana que había traído para mí, no tenía mucha hambre ese día así que sólo comería eso. En cambio Lauren era otra cosa, sabía que ella comía mucho por eso las dos hamburguesas.

–Bueno...me quitaron el examen–dijo la ojiverde una vez terminó de tragar encogiéndose de hombros para restarle importancia al asunto. Pero yo sabía que estaba mal por la forma en la que actuó antes de venir aquí.

–¿Cómo que te quitaron el examen?–preguntó Dinah incrédula–¿Laurenza que hiciste?.

–¡Yo no hice nada!–espetó Lauren enojada.

–Pero si me acabas de decir que te quitaron el examen–contestó la rubia confundida.

–A lo que Lauren se refería es que la han acusado de copiar. Le pasaron un papel con respuestas y le dijeron a la profesora que eran suyas–intenté explicarle a mi amiga.

–Tienes que decirle a la profesora, esto no se puede quedar así–dijo Dinah dirigiéndose a Lauren.

–Ya lo hice, no me creyó, nadie del salón lo hizo–habló con amargura.

–Vaya imbéciles–habló Dinah en un susurro que fue escuchado.

Dejamos el tema de lado por petición de Lauren. Hablamos de cosas sin importancia hasta que sonó la campaña. Ellas dos se irían juntas a la próxima clase y yo iría sola a la mía, sería bastante aburrido sin ese par conmigo pero tendría que aguantármelas hasta la salida. Escuchar a tu profesor hablar de quien sabe que cosas siempre era aburrido así que me distraje haciendo dibujos al final de mi cuaderno. La hoja estaba llena de rayones de clases anteriores por lo que me tocó dibujar en otra.

Cuando terminaron las clases me dirigí a la salida para esperar a Dinah y a Lauren. Siempre nos íbamos juntas a casa, luego Lauren desaparecía cerca de la playa, nosotras seguíamos hasta llegar a casa de Dinah, todo normal dentro de lo que cabía. Pero siempre me llamó la atención ese misterio que traía envuelto la ojiverde y este mismo día estaba dispuesta a matar mi curiosidad.
Vi a Dinah esperando en la entrada mirando su celular, decidí acercarme para llevar a cabo el plan que pensé durante la última clase.

Nadie se metía con mi ojiverde.

–¿Hey estás sola?–pregunté viendo a los lados para asegurarme de que nadie estuviera cerca.

–Ehm sí–contestó mirándome como si fuera un bicho raro. Tomé su brazo y caminé hacia una zona más apartada donde no habían estudiantes–Oye espera...¿Qué haces?–terminó de decir.

–¿Dónde está Lauren?–fue lo único que dije.

–Ella se fue, dijo que tenía algo que hacer–se encogió de hombros.

–¿Y eso no te parece extraño?–pregunté mirándola fijamente.

–Camila, la pobre chica tuvo un mal día. Probablemente se fue rápido a casa a para descansar o no sé, tal vez si tenía algo que hacer–dijo con un suspiro para luego continuar–Deja de acosarla tanto...¿O está vez si le ibas a pedir una cita?–sonrió burlona.

–Ya cállate–dije sonrojada por lo último–Necesito tu ayuda–continué seria.

–Me estás asustando Cabello, habla.

Le expliqué mi plan para ayudar a Lauren y la emoción se apoderó de ella. Aunque su emoción no iba a durar mucho ya que había un pequeño detalle que todavía no le contaba.

–Es una idea muy buena Mila pero hay un problema... ¿cómo hacemos para que el tipo confiese?–preguntó algo pensativa.

–Sobre eso....bueno yo....–bajé la cabeza nerviosa para mirar mis zapatos que parecían mucho más interesantes en ese momento.

–Ya dime–habló exasperada.

–Yopensabaquetúpodríasseduciralidiotaese–dije rápidamente jugando ahora con mis manos.

–Más despacio Camila–dijo confundida al no entender lo que dije.

–Yo pensaba que tú podrías seducir al idiota ese–levanté mi cabeza sólo para ver su expresión. Y no era nada bonita.

–¡¿Qué?! ¡¿Estás loca?!–Dinah comenzó a caminar de un lado a otro moviendo sus manos mientras lanzaba todo tipo de insultos contra mí. Una vez que se cansó de insultarme comenzó a enumerar las consecuencias si el plan salía mal. La conocía tan bien que sabía que iba a ayudar de todos modos y que sólo estaba exagerando todo. Al final suspiró.

–Muy bien, te ayudaré sólo por que Lauren es mi amiga y la quiero mucho–dijo con una sonrisa–¿Quién es el chico?–preguntó con un brillo en los ojos. A veces Dinah podía dar verdadero miedo.

La Dama y Jauregui (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora